El escenario internacional no ha vuelto a ser el mismo desde el acontecer de la pandemia. Pareciera que el sistema internacional liberal se ha convertido en un hombre enfermo, como gustaba llamar al ya extinto Imperio Otomano. Luego de la caída del Muro de Berlín y sus implicancias para el reordenamiento del balance de poder, donde la victoria caía en el lado occidental, pareciera que han pasado miles de años.
Es bien sabido que Estados Unidos, garante internacional de la democracia y del sistema liberal, autoproclamado líder indiscutido de la defensa de los Derechos Humanos (DDHH), se ha llevado en los noventa todos los laureles. Un título que ha sabido defender al menos hasta entrado el siglo XXI, donde el mesianismo de su presidente ha minado -como un daño colateral- al multilateralismo y sembrando el germen para su propia caída.
¿Nos encontramos en el principio del fin?
Este breve epílogo viene a colación de lo que realmente nos interesa discutir en este apartado: ¿están los DDHH en jaque?. Y aquí nos tentamos con la posibilidad de preguntarnos: ¿ese líder indiscutido vencedor de la Guerra Fría, está jugando una nueva estrategia para cambiar las reglas del orden? ¿Querrá patear el tablero hacia el autoritarismo, viendo el avance de sus homólogos en Oriente?
La cuestión aquí es más profunda. Si achicamos el foco, podríamos decir que esta discusión se encuentra atravesada por varias líneas a las cuales debemos prestar suma atención, pero que nos es imposible abordar de manera integral en un solo artículo.
Por ello, sin divagar, haremos referencia principalmente a lo que ocurrió estas últimas semanas donde la Corte Suprema de los Estados Unidos derogó Roe vs. Wade, eliminando el derecho constitucional a la interrupción legal del embarazo en todo el país. Esto nos confirma las primeras conjeturas sobre el efecto dominó que causó el año pasado Texas, el primer Estado de la Federación en condenar el aborto, desencadenando lo presumiblemente irremediable: el desbaratamiento en todos el país del andamiaje institucional salvaguarda de los derechos de las mujeres.
Hay quienes dicen que los imperios han visto la luz y su ocaso en menos de 250 años. Estados Unidos cumplirá su bicentésimo cuadragésimo sexto (246) el próximo 4 de Julio. Si bien no son datos más que conspiranoicos, como analistas internacionales, nos gusta crear escenarios posibles y coquetear con la posibilidad de estar a las puertas de un Nuevo Orden. Y todo parece indicar que desde el país del Norte están haciendo méritos para que ello ocurra.
Con la nueva decisión de la Corte Suprema, se permite a los Estados decidir deliberativamente si penalizar o no la interrupción del embarazo con el riego de dejar alrededor de 36 millones de mujeres en edad reproductiva privadas del derecho al aborto.
Pero… ¿cómo llegamos hasta acá?
Hace casi cinco décadas, en 1973, la Corte Suprema de los EEUU dictaminó que la Constitución protege la libertad de una mujer embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones gubernamentales. Esto generó un debate a nivel nacional en que se pusieron en juego varias cuestiones importantes como si debe ser legal o no el aborto, quién debe decidir la legalidad del aborto y cuál es el rol de las opiniones religiosas y morales en la esfera política.
La Corte en aquel entonces sentenció que una mujer amparada en el derecho a la privacidad, podía elegir si continuar o no con el embarazo1. A partir de entonces, el aborto fue legal (con sus tintes según cada Estado) en todo el territorio norteamericano.
El caso Roe vs. Wade marcó un antecedente que hoy la Corte Suprema derogó. Cincuenta años de conquistas en un suplicio. Para estos jueces (la mayoría designados por el ex Presidente, Donald Trump) han dictaminado el pasado viernes que dicho caso no es constitucional según la Constitución Nacional -en pleno contexto de descontento de los “perdedores de la globalización”- dejando desamparadas a miles de mujeres al acceso a un aborto legal y seguro.
¿El feminismo tendría que haberlo visto venir?
La académica feminista, Nancy Fraser, distingue dos fases en la lucha feminista: una de lucha por la distribución y otra por el reconocimiento. En la actualidad, nos encontramos en una fase superadora -la transnacional- en la que el feminismo corporativo es funcional a un sistema capitalista que trata muy mal a las mujeres trabajadoras, a las más pobres, a las cuidadoras, a las desplazadas y a las de color.
Este nuevo feminismo corporativo funcional al capitalismo responde a los intereses del neoliberalismo progresista, representado en su máximo esplendor en la figura del Presidente Joe Biden, un neoliberalismo voraz que se auto proclama socialista o socialdemócrata, adjudicándose la lucha y la defensa de las minorías en contraposición a la retórica republicana, utilizando dicho estandarte para diferenciarse, pero que en la práctica, reproduce las asimetrías existentes acrecentando la brecha entre los poseedores y los desposeídos.
En definitiva, lo que ocurrió con esta nueva interpretación de la histórica sentencia de un aborto legal y seguro en los EEUU es una muestra de la represión implícita de estos bloques políticos que en la práctica no son tan diferentes.
Panorama incierto…
El faro de la democracia y la defensa de los DDHH se encuentra a la deriva. La pregunta que debemos hacernos es ¿qué nos queda al resto?
Argentina logró la legalización de la Intervención Legal del Embarazo hace apenas poco más de un año. Las sociedades de Chile y México siguen en plena lucha. Lo mismo ocurre con el resto del contingente de mujeres de Latinoamérica, donde miles mueren a diario por prácticas insalubres de un procedimiento que podría recaer al cuidado del Estado.
Si en el Norte desarrollado están atravesando por un pleno atropello de sus propios ideales, la defensa de la propiedad privada y la autonomía sobre los cuerpos, ¿cómo podría afectarnos a nosotras, ciudadanas del 3er Mundo?
Como dijo Simone de Beauvoir “No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debes permanecer vigilante toda tu vida”.