Las turbulencias de Lasso

El 24 de mayo de 2021 comenzó el mandato presidencial de Guillermo Lasso en Ecuador sucediendo a Lenín Moreno. A priori, Lasso quien derrotó en una reñida segunda vuelta a Javier Arauz, delfín de Rafael Correa por escasa diferencia de votos, asumía como un presidente débil. Los interrogantes acerca de la figura de Lasso, un banquero de 66 años, con varias derrotas electorales sobre su espalda y de cuestionada gestión legislativa crecían de acuerdo a esta debilidad presentada de antemano y sobretodo por ser el sucesor de Lenin Moreno, un presidente que entregó el poder absolutamente debilitado y cuestionado por propios y ajenos. ¿Cuáles serían las posibilidades de gobierno para un presidente que asume débil ante una sociedad absolutamente polarizada? ¿Existiría un giro en el modelo económico iniciado por Lenin Moreno o una profundización?.

En primer lugar, se debe comenzar entonces a repasar los interrogantes aquí planteados. Respecto de las posibilidades de gobierno, la supervivencia para un presidente que llegó al poder con poco márgen de votos podría se encuentra ligada a la capacidad para conformar alianzas que le permitan enhebrar sus proyectos políticos y económicos con un liderazgo estable para tomar fuerza a partir de ello. Sin embargo, a poco tiempo de asumir, la alianza de su partido Movimiento CREO con el Partido Social Cristiano demostró ser meramente electoral y se despedazó, perdiendo así un importante recurso de poder institucional que se arrastró también hacia la pérdida de apoyo de otros partidos y sectores que apoyaron a Lasso en la segunda vuelta electoral. Por otro lado, tampoco cuenta con apoyo parlamentario, un recurso de poder vital para lograr poner en marcha sus proyectos ya que su partido cuenta con una minoría de apenas 12 bancas. Esto último ha sido un freno importante a las expectativas en los primeros meses de mandato del presidente ecuatoriano: la Asamblea Nacional ha bloqueado sus propuestas de reforma tributaria, de reforma laboral y a la Ley de Creación de Oportunidades basada en inversiones extranjeras y privatizaciones.

En relación al segundo interrogante, Guillermo Lasso no solo representa una continuidad al proceso neoliberal iniciado por su antecesor Lenín Moreno sino más bien una profundización. Durante el primer período de Lasso ha mantenido  un cogobierno con el Fondo Monetario Internacional y los organismos multilaterales de crédito que le han impuesto las metas económicas y fiscales necesarias para poder llevar a cabo los préstamos. De esta manera, el presidente ecuatoriano afrontó el compromiso con el FMI de continuar aplicando las recetas indicadas por el organismo al gobierno anterior pero a su vez profundizó el pacto, llegando a percibir un total de $6.000 millones de dólares que incluyen 800 millones prestados en el 2021 y un desembolso estimado para 2022 de unos 700 millones de la divisa estadounidense.

No obstante, las expectativas de Lasso para implementar el plan económico propuesto por el FMI se han desvanecido paulatinamente, al haber encontrado resistencia en la Asamblea Nacional, lo que generó una crisis de gobernabilidad durante esta primera etapa. La pérdida absoluta del recurso de poder parlamentario ha significado para el presidente un bloqueo legislativo a sus medidas económicas, y esto por supuesto, trae consecuencias. Una de ellas afecta intrínsecamente las relaciones del presidente con el parlamento. En primer lugar, el mandatario llegó a amenazar con la utilización de la facultad de muerte cruzada, que similar al utilizado en Perú, lo dota de poderes para disolver el Parlamento si considera que conspiran en su contra y a partir de allí convocar a nuevas elecciones legislativas. A su vez, dicha amenaza de Lasso provocó una nueva tensión con la Asamblea Nacional, ya que la mayoría legislativa opositora respondió con una advertencia para la cabeza del ejecutivo: la posible destitución en caso de comprobar que Lasso violó la Ley Orgánica para la Aplicación de la Consulta Popular que impide que los políticos asuman con cuentas en paraísos fiscales. Es debido mencionar que el presidente ecuatoriano se ha visto implicado durante el segundo semestre de 2021 en los Pandora Papers que lo ligaría a la tenencia de cuentas offshore. Finalmente en diciembre, Lasso ha decidido no comparecer ante la Asamblea Nacional que así lo requería, presentando un simple escrito de defensa a la Contraloría General, alegando su inocencia.

 Este duelo cruzado entre ejecutivo y legislativo es el caldo de cultivo para el ingreso del país andino en un nuevo período de inestabilidad presidencial. Si bien Ecuador es un país acostumbrado a las salidas anticipadas de presidentes al igual que su país vecino Perú, en el caso iniciarse durante el mandato de Lasso un nuevo periodo de inestabilidad presidencial, se pondría en juego una estabilidad ininterrumpida de catorce años lograda por Rafael Correa, con diez años consecutivos en el poder divididos en tres mandatos, sumado al mandato cumplido por Lenín Moreno que asumió como oficialismo de Alianza País. 

La presidencia de Guillermo Lasso ha ido atravesando en tan solo siete meses de gobierno distintos obstáculos sin lograr tocar tierra firme en ningún momento. Hacia el fin del año en que comenzó su mandato, el bloqueo legislativo ha ido mermando ante el desacuerdo de la propia oposición en formalizar su negativa a las reformas de Lasso, de esta manera por omisión, ya que no han logrado expresarse ni a favor ni en contra, se ha dado vía libre a los proyectos del ejecutivo, algo que la ha dado un poco de aire fresco al presidente. 

Pero aún queda una pata más en el transitar turbulento de los primeros meses de Lasso en el poder: la falta del recurso de poder de apoyo social y ciudadano. Gran parte de la ciudadanía ecuatoriana se ha manifestado en las calles en el año 2019, encabezado por el movimiento indígena, el cual es el movimiento social más grande de Ecuador, como así también el movimiento sindical y el estudiantil. Dichas manifestaciones jaquearon de momento al presidente de aquel entonces, Lenín Moreno en épocas en que debía pactar con el FMI. Actualmente, Lasso encuentra la misma oposición en las calles que encontró Moreno y el descontento popular hacia las políticas de gobierno mantienen un conflicto latente que pueda iniciar nuevamente un caso de inestabilidad presidencial. De hecho, una encuesta realizada por Clima Social sobre los siete meses de gobierno ha arrojado datos sobre la popularidad de Guillermo Lasso: un 36,5% aprueba su gestión mientras que un 56,6% la desaprueba, cayendo así su imagen positiva un 24% que se ubicaba en 61% hace apenas dos meses. La pérdida de apoyo popular también desbarranca su posibilidad de aplicar el mecanismo de muerte cruzada para disolver el parlamento ya que ante dicha situación, unas nuevas elecciones le serían desfavorables.

¿Qué 2022 se espera para Guillermo Lasso como presidente de Ecuador?

Como se ha mencionado, el gobierno de Lasso se encuentra sitiado y con escasos recursos de poder. Posee la Asamblea Nacional en contra y no cuenta tampoco con apoyo popular, teniendo a los principales movimientos sociales del país al acecho. Por otro lado, los recursos de poder con los que cuenta son los financieros: tiene un apoyo total y absoluto del FMi y los organismos multilaterales de crédito que depositan en Lasso las expectativas para que pueda aplicar las reformas necesarias. Al mismo tiempo, goza del recurso de poder institucional al contar con las Fuerzas Armadas en las calles, en primer lugar algo que le ha permitido ganar el recurso de poder internacional de los Estados Unidos, al ejecutarse esta medida como combate contra el narcotráfico, pero a su vez, las FFAA en las calles son un mecanismo para disciplinar la protesta social. Es por ello que presentado estel panorama, si Lasso no ejerce un cambio de timón, un giro radical en sus proyectos políticas y sociales y planea continuar bajo la estrategia política de aplicar a toda costa su plan económico y las recetas del FMI, la debilidad y la soledad respecto de apoyos podría presentar un nuevo caso de inestabilidad presidencial en la región.

Escrito por

Licenciado en Ciencia Política (UBA), miembro del Grupo de Investigación Inestabilidad y Estabilidad Presidencial en Sudamérica en el Siglo XXI con el que publicó el libro Liderazgos en su Laberinto. Cómo ejercen el poder los presidentes sudamericanos del Siglo XXI. Hincha de Racing, fanático de Los Redondos y de Diego Maradona.

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