Las derrotas del Partido Liberal en Japón: una lección política

Político japonés enojado

Los interesados en la realidad política de Japón son testigos de que una de sus principales características es la hegemonía del Partido Liberal Democrático (PLD). Este partido lleva en el poder desde el año 1955 de manera casi ininterrumpida. A esta predominancia sólo hubo dos excepciones: la del año 1993 y la del 2009, donde la oposición se hizo con el control del Gobierno. Pero a pesar de esto, el PLD recuperó el poder y de ambas derrotas salió reforzado. 

Las preguntas que surgen ante este fenómeno son las siguientes: ¿Cuál es el motivo de que un mismo partido gane sistemáticamente durante más de 50 años? ¿Se debe a la excesiva fortaleza del mismo? ¿O por el contrario se debe a la debilidad de la oposición? En este artículo se van a explorar ambas derrotas del Partido Liberal Democrático para comprender un poco mejor el sistema político nipón. 

La primera derrota: la importancia del habatsu 

Desde el año 1955 el Partido Liberal se había coronado como el rey del sistema político japonés, convirtiendo un aparente sistema multipartidista en uno de partido predominante. Para cualquier persona de Occidente esto puede ser síntoma de corrupción política o de falta de democracia, pero en realidad es una consecuencia directa del comportamiento político del electorado japonés. 

Los japoneses y las japonesas valoran de forma excepcional la estabilidad económica, por encima incluso de la igualdad y la libertad personal (Taniguchi, Miwa, 2015). Esto se ve reflejado en cómo votan, naturalmente, y en eso el PLD tiene una gran ventaja. Son un partido que prioriza la economía y la estabilidad por encima del resto de ámbitos políticos, lo que se ve en su adaptabilidad a la hora de llegar a acuerdos o en su dinámica de no hacer grandes cambios. A esto se suma que han sido el único partido que ha podido proporcionar liderazgos fuertes que resalten frente a los de la oposición (lo cual no significa que fuesen populares ni duraderos). 

Pero una cuestión clave del sistema de partidos japonés es la presencia del habatsu. El habatsu son facciones intra-partidistas que, entre otras cosas, se encargan de organizar el partido, sus cargos y el presupuesto (Köller, 2005). En general, se puede decir que son positivas ya que permiten canalizar diferentes visiones, debates y expectativas. Pero en el caso del PLD la presencia del habatsu los condujo a su primera derrota desde el año 1955. 

En el año 1993 el habatsu de Ozawa Ichiro abandonó el Partido Liberal dejando al Gobierno sin la fuerza suficiente para mantenerse en el poder. Por esta razón, una coalición

de siete partidos liderada por Hosokawa asumió el Gobierno durante los siguientes once meses. Gracias a este breve Gobierno se llevó a cabo la reforma del sistema electoral a la Cámara Baja, lo que se conoce como seiji kaikaku (Purnendra, 1993). Esto es muy importante ya no sólo por sus consecuencias a nivel electoral sino porque supuso un cambio. Puede sonar muy simple pero, como se mencionaba previamente, cualquier cambio de este calibre en Japón es sin duda muy importante, y en este caso, algo que no habría pasado si el PLD hubiese ganado esas elecciones. 

La segunda derrota: el auge de la oposición 

No fue hasta el año 2009 que el PLD volvió a sufrir una derrota. Si bien es cierto que desde la reforma electoral de 1994 tuvieron que hacer del Komeito su socio de Gobierno, sus victorias continuaban siendo férreas. Entonces, ¿qué fue lo que cambió para que ganase la oposición? 

El resultado electoral de 2009 fue aplastante: 308 escaños para el Partido Democrático (PDJ) frente a 119 del Partido Liberal. Esto supone una pérdida de 117 escaños para el Partido Liberal comparado con las anteriores elecciones de 2005. Los motivos de esta derrota son diversos y complejos pero se pueden resumir en dos bloques: la impopularidad de Taro Aso y el auge del Partido Democrático de Japón. 

El primer ministro Aso tenía una tasa de aprobación de tan solo un 16% (Maeda, 2010) ya que hizo cambios en un sector clave de la sociedad japonesa como es la tercera edad. Recortó pensiones y modificó su sistema sanitario lo que, junto con otras declaraciones y medidas, fue sentido entre su electorado como una falta de respeto. Eso sumado a la pérdida de la mayoría en las elecciones de 2007 a la Casa de Consejeros hizo que la transferencia de voto al PDJ fuese enorme. 

Por parte de la oposición no solo aprovecharon la debilidad del PLD sino que emplearon su fuerza electoral para pactar con el resto de la oposición y formar un Gobierno cómodo con mayoría también en la Cámara Alta. Fue gracias a un contexto favorable y una lectura inteligente del mismo que consiguieron superar la fragmentación que tantas derrotas les habían supuesto durante años.

Conservadurismo y continuidad 

La conclusión más sencilla sería decir que el sistema de partidos japonés está hecho a medida del Partido Liberal, pero en política nada es tan sencillo. Como se ha visto, el PLD puede perder y de hecho lo hizo en dos ocasiones, pero el hecho de que recupere su poder y se mantenga es algo que debe hacer reflexionar. 

El PLD comprende bien cómo funciona el electorado japonés: mantiene un discurso de estabilidad, prioriza la economía y no hace grandes cambios. Es sencillo pero efectivo. Si a esto se le suman los dos Gobiernos de la oposición, que ya de por sí son un cambio y que además no salieron bien, es otro argumento más para volver a lo conocido. Además, la oposición es débil y está fragmentada, lo que no contribuye a la confianza del electorado ni a las posibilidades de formar un Gobierno de coalición. 

Con todo, no se debería juzgar el sistema político japonés con los baremos de Occidente. Por muy extraño que resulte que un partido predomine por más de 50 años en un sistema, también es sabido que tiene una explicación y que los patrones de comportamiento electoral de una sociedad pueden justificar las dinámicas de los propios partidos, algo que pasa en cualquier democracia.

Para saber más del tema consultar:

Jain, P. (1993). A New Political Era in Japan: The 1993 Election. Asian Survey, 33(11), 1071-1082. doi:10.2307/2645000 

Köllner, P (2005). The origins, functions, and consequences of factions in dominant parties: The case of the Japanese LDP 

Maeda, K. (2010). Factors behind the Historic Defeat of Japan’s Liberal Democratic Party in 2009. Asian Survey, 50(5), 888-907. doi:10.1525/as.2010.50.5.888

Rehbenar, R. Nakamura, A (2015) Party Politics in Contemporary Japan. Routledge.

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Escrito por

Soy politóloga por la Universidad de Santiago de Compostela y divulgo en redes sociales (@polconciencia). Tengo un podcast llamado Política con-Ciencia donde acerco la política a la audiencia desde una perspectiva científica.

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