La muerte del ex-primer ministro Shinzō Abe el pasado 8 de julio tiene la capacidad de marcar un antes y un después en la política japonesa. No sólo es el mandatario nipón que más tiempo ha estado en el cargo sino que es el más conocido internacionalmente, así como el más influyente dentro del Partido Liberal Democrático (PLD). En este artículo se explorará su trayectoria política, las posibles consecuencias de su muerte y qué vinculación tiene todo ésto con la Iglesia de la Unificación.
El primer ministro por excelencia
La primera vez que Abe Shinzō entra en política es en el año 1993 como congresista por la prefectura de Yamaguchi, al sur de Japón, tras heredar el puesto de su padre y ganar las elecciones con un resultado contundente. En el 2006 llega por primera vez al cargo de primer ministro, pero en esta ocasión permanece en él por tan solo un año, debido a diversos escándalos políticos y a la falta de números del PLD. Es en el año 2012 cuando, tras ganar unas elecciones con casi un 28% del voto y 294 escaños, se asienta como el primer ministro japonés que más tiempo ha estado en el cargo (2.887 días) (Nemoto, 2020), siendo en el año 2020 cuando, por motivos de salud, cede su puesto a Yoshihide Suga.
Abe fue un político que dotó de estabilidad al puesto de primer ministro, sobre todo tras una época donde era habitual que quienes estaban en el cargo dimitiesen tras unos meses o un año en el cargo. Además, su presidencia coincidió con una época de relativa estabilidad económica y de crecimiento a nivel global, lo que contribuyó a afianzar su imagen de líder y a validar las medidas políticas que llevó a cabo. Entre estas están las conocidas como abenomics, una serie de propuestas de carácter económico que se dividían en tres “puntas de lanza” (Gil & Camacho, 2015): política fiscal, política monetaria y reforma estructural.
Con todo y a pesar de los buenos números y estabilidad del primer ministro, también hubo elementos que le granjearon polémicas, sobre todo con sus vecinos asiáticos. Su revisionismo histórico es bien conocido y aunque ya se exploró en este artículo más pormenorizadamente, es bueno recordar que Abe fue un gran crítico de la Constitución de 1947, del pacifismo impuesto por EEUU y que se negó a aceptar los crímenes de guerra y el imperialismo del ejército japonés en el siglo XX. De hecho, llegó a realizar visitas al santuario de Yasukuni, donde están enterrados criminales de guerra de clase A, algo que afectó negativamente de cara a las relaciones con Corea del Sur y otros países afectados por el imperialismo nipón.
Como ya se mencionaba, en el año 2020, el ex mandatario dejó su puesto en favor de Suga pero siguió activo en política, concretamente como líder de la facción más grande del PLD (la Seiwaken). Esto le daba una influencia considerable en la línea ideológica del partido y también en el Gobierno, dado que varios miembros de la misma tienen puestos clave en el ejecutivo de Fumio Kishida. Es por este motivo que su muerte supone un vacío en la escala de poderes e influencias, sobre todo para el ala más conservadora.
La Iglesia de la Unificación
Al igual que algunos aspectos de su vida política, la muerte de Shinzō Abe también estuvo sujeta a polémica. A raíz de la detención de su atacante, la prensa comenzó a hacerse eco de los motivos que le llevaron a cometer el asesinato, surgiendo el nombre de la Iglesia de la Unificación (Tong-il-gyo) o como coloquialmente se conoce a sus miembros, moonies. El acusado estaba resentido con la organización dado que su madre había realizado cuantiosas donaciones de dinero a la misma, dejando a la familia en una mala situación económica. Este culto religioso tiene su origen en Corea y, entre otras cosas, es conocido por sus bodas en grupo y por el personalismo de su fundador, Sun Myung Moon. Pero, ¿qué tiene que ver esta organización religiosa con el asesinato de un político japonés?
El primer y principal motivo es que su fundador tenía una relación estrecha tanto con el padre de Abe, Shintaro Abe, como con su abuelo, el conocido Nobosuke Kishi, siendo este último quien se cree que abrió las puertas de Japón a esta organización. Además, el propio ex primer ministro apareció en diferentes eventos relacionados con la Iglesia, coincidiendo con Donald Trump en el llamado “Rally of Hope”. En su intervención alabó el papel de los fundadores en la lucha por la unificación de Corea y por su “incansable esfuerzo por resolver las disputas del mundo”.
Con todo, esta organización está sujeta a diferentes polémicas, siendo considerada antijaponesa por algunos políticos nipones, además de por sus métodos de captación y movimientos empresariales y económicos, siendo acusada de sacar provecho de sus miembros a base de donaciones bajo manipulación o engaño. Además de todo esto, históricamente su vinculación con políticos conservadores ha sido notable, entre los que estaba el propio Abe, lo que en parte se debe al marcado anticomunismo de la Iglesia, aspecto que también es fundamental dentro del PLD. Es por esto que las relaciones entre ambas organizaciones han sido objeto de especulación y crítica, sobre todo por parte de la oposición, en gran medida porque las relaciones entre la religión y el Estado no están permitidas en Japón, algo cuestionable en la práctica, como se exploró en este artículo.
Consecuencias políticas de su muerte
La figura e influencia política de Shinzō Abe es incontestable, sobre todo dentro del Partido Liberal. Esto se debe, no sólo a que era el líder de la facción más grande del mismo, sino a que tanto Suga como Kishida consultaban la opinión del ex-primer ministro para cuestiones de importancia, lo que pone de manifiesto lo central de su figura dentro de la formación conservadora. Pero las consecuencias de su muerte no se reducen solo a su partido, sino que se dejarán ver también en otros ámbitos.
Debido al resultado de la Segunda Guerra Mundial, Japón es un país pacifista de iure, es decir, su propia Constitución marca en el artículo 9 que no pueden poseer ejército, y parte de su legislación, que ya data de 1958, indica la prohibición de poseer armas, incluídas las de fuego y espadas. El asesinato de Abe supone una mancha en un sistema con un estricto control sobre las armas, que a pesar de ser efectivo, puede afectar a la percepción del peligro de la población, contribuyendo a su malestar general, algo que de ser así, podrá verse en las próximas encuestas que se realicen.
Por otro lado, a nivel político se podría traducir en un refuerzo del partido conservador, acompañado de una reacción de la oposición, quienes ya dicen que esto ha supuesto un fallo de la propia democracia japonesa (Morisato, 2012). Esto podría contribuir a la polarización entre bloques ideológicos, ya de por sí existente alrededor de la figura de Shinzō Abe. A esto se suma un auge del sentimiento antirreligioso entre la ciudadanía, donde aumenta la desconfianza hacia organizaciones y cultos de esta índole, como comentaba Levi McLaughlin en este hilo. Con todo, todavía es pronto para sacar conclusiones de ningún tipo aunque, sin duda, la muerte del mandatario marcará la historia política del país nipón a nivel presente y, sobre todo, de cara al futuro.
Nota: para más referencias especializadas, se recomiendan dos académicos, uno experto en Shinzō Abe, Tobias Harris, y otro especializado en religión, concretamente en el Soka Gakkai, Levi McLaughlin.
Fuentes:
Gil, A. & Camacho, A. (2015). Analysis and perspective of Abenomics, the economic proposal of Shinzō Abe.
Harris, Tobias. Shinzō Abe Will Be a Tough Act to Follow. Japan’s Next Leader Must Be Capable, But Also Lucky. Foreign Affairs.
Nemoto, Kuniaki (2020) Japan’s Liberal Democratic Party: Changes in Party Organization under Shinzō Abe. Oxford Handbook of Japanese Politics. Oxford.
Killing of Shinzō Abe shines a spotlight on politicians’ links with Moonies. Financial Times.
Yamaguchi, Mari. EXPLAINER: The Unification Church’s ties to Japan’s politics. AP