El claroscuro de Gramsci tiene bandera china

El planeamiento de escenarios es una de las herramientas clave en el análisis de Seguridad Internacional. Ésta, implica posicionar aquella organización, Estado o individuo a analizar en un futuro teniendo en cuenta factores clave y contexto que intervengan en ese futuro posible. Como tal, en el presente artículo se presentarán, particularmente dos riesgos del Estado argentino que, al interrelacionarse podrían devenir en una amenaza, la cual será China en el desenlace del escenario.

Primeramente, útil es analizar el contexto, en este caso internacional. El mundo está inmerso en un sistema internacional no polar, por ende, es necesario comprender las posibilidades relativas que posee la Argentina frente al resto de países, teniendo en cuenta que las lógicas de polos de poder en el sistema no son tan simples como: “poseo capacidades militares, sumado a economía fuerte, tengo el control y la capacidad de maniobra”. En un mundo no polar, los polos son tantos y por tan diversas razones que la idea de polo en sí misma deja de tener un sentido real de centro de poder para pasar a ser un polo que no atrae.

Argentina, en estricta mirada de capacidades, y en conocimiento de su situación, posee recursos que la vuelven un Estado atractivo más allá del turismo, potencial económico, ideología, etc. Uno de los más importantes, el cual se tomará en cuenta para comprender el riesgo en el que se transforma, es el yacimiento petrolífero vaca muerta que, quiérase o no, genera disputas más en el mundo que en la Argentina misma por su explotación y extracción de recursos. Esto, más allá de abrirle las puertas le genera un problema diplomático, económico y de seguridad a un país que, ante un descenso claro de la posición relativa de Estados Unidos en el mundo, queda al descubierto para la rapiña de Estados buitres que vayan a usar las herramientas posibles por controlar un yacimiento de tal magnitud (esto claramente no obvia la posibilidad de Estados Unidos ser uno de esos países, pero hoy en día el “menú” es más variado). 

Ante esto, es necesario traer el segundo riesgo que se pondrá en foco para analizar el dilema de seguridad que se viene a futuro: esta es, la deuda externa argentina. ¿Cómo? Es la pregunta quizá. A lo que se responde que, teniendo en cuenta la debilidad material clara de un país como la Argentina, donde la defensa nacional es un tema de tipo marginal (ante otros como la estabilidad económica, la pobreza, la salud) y las estimaciones económicas no parecen dar respiro a su situación financiera, un Estado con sagacidad suficiente puede considerarse dispuesto a colaborar en la agenda de pagos argentina por un pedazo de vaca muerta.

Reuniendo estos dos riesgos, hay que entender que el mundo se maneja, nuevamente, con lógicas no polares. En estas lógicas, domina la incertidumbre, y es también semejante (y necesario agregar) a la idea de entropía de Schweller: este concepto comprende que el mundo está desordenado, la naturaleza del sistema es caótica y la idea de crecimiento del poder de los Estados prima para rebajar la incertidumbre. Es decir que no hay mejor estrategia para un Estado que adquirir poder por la mayoría de medios posibles y así tener mayor capacidad de maniobra en un mundo cada vez más incierto. 

Esto nos lleva a reconocer amenazas y, tomando palabras de otro autor como Haass, la no polaridad dificulta la diplomacia: es difícil estructurar, calificar Estados como “amigos” o “enemigos”: a veces cooperarán en cuestiones particulares y otras veces esto no se dará. 

Entonces, en un mundo donde, como cantaría la banda Genesis en su momento, “Super Man where are you now?” la amenaza identificada, por sus capacidades efectivas de afectar el segundo riesgo (deuda) para tomar el primero (Vaca Muerta) será China. ¿Por Qué? Porque, además de poseer tradición de estar inmiscuida en asuntos de todo el mundo (más que nada en términos económicos) ya sea por inversión o por bases o por intercambio, hay que tener en cuenta que sin “Super Man” dando cierta labor de último garante, donde la mayor diferencia competitiva, Estados Unidos la hace en materia militar en un mundo donde es costosa la idea de guerra (no sólo en términos monetarios), China, tiene un status ambiguo para con la Argentina ya que, como se ha dicho antes, por más que se presente como un “amigo”, un aliado de intercambio, estas lógicas no son las reinantes, sino todo lo contrario, sus capacidades representan mayores peligros que posibilidades de comercio. No explayaré su accionar posible aquí ya que eso se presentará en la disposición del escenario:

Para presentar un escenario, útil es comenzar con una pregunta: ¿Qué capacidad tiene Argentina de controlar el yacimiento Vaca Muerta y su territorio de aquí a 5 años en el futuro, ante una China que se asemeja a un gigante difícil de parar? Ese será el punto clave a hacer foco. Para ello deben identificarse incertidumbres críticas que afecten esa pregunta planteada, las cuales son las que se han presentado anteriormente como riesgos y amenazas.

El escenario resultante que se narrará resulta de las altas necesidades de control por el yacimiento por parte de China, por un lado, y de la deuda como factor principal o no de chantaje por el otro.

“El claroscuro de Gramsci tiene bandera china”

Antonio Gramsci una vez dijo: «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».

En este sistema internacional se vive hoy, en el mundo del claroscuro, la no polaridad, la entropía, no necesariamente la anomia, pero sí uno en donde la anarquía del sistema juega papeles cada vez más importantes en el desempeño de Estados en detrimento de otros. En este gris, en este purgatorio, los monstruos existen y poseen lógicas de Estado-Nación y para ello, es necesario reconocerlos como tales y ser prudentes.

Avanzando cinco años en el futuro, Argentina sufre nuevamente recambio de gobierno de un extremo a otro, el gasto público ha crecido revirtiendo la idea de gobiernos anteriores de bajarlo, la pandemia no ha ayudado en este punto. Ante una cesación de pagos del Estado argentino en 2022 a los acreedores del Fondo Monetario Internacional, el gobierno argentino no encuentra colaboración posible en el occidente del mundo, pero decide acudir al endeudamiento externo nuevamente. Ante esta necesidad, en un mundo renovado donde la caída del poder relativo estadounidense es ya una realidad más que sobrepasada, donde los estragos de la crisis pandémica lo han dejado con miras a su propio ombligo y las ideas de policía mundial ya no corren, China aparece como un salvador financiero. Claramente, salvador y financiero no son palabras que juntas hagan buen juego. Efectivamente, así será. Un país indefenso por todo flanco posible, hasta desde su control político del territorio, como Argentina, es un simple bambi que se esfuerza por sobrevivir, el otro, Godzilla. Y Godzilla tiene bien claro que sus posibilidades son mayores: hasta fue el primer país en salir airoso de una pandemia que comenzó dentro de sí mismo. Entonces, el Estado chino es prudente y utiliza su arma más poderosa: su capacidad económica. A través de un nuevo fondo prestatario internacional, de orígenes asiáticos, decide prestarle al país un total de 300 mil millones de yuanes (equivalentes a 50 mil millones de dólares de ese momento) en varios desembolsos de 2025 a 2030. Pero aquí no termina el trato, además de condonar a la Argentina de su carácter de cesador de pagos internacional, China le propone hacerse cargo de 210 mil millones de yuanes de esa deuda (70%) a cambio de que el Estado argentino le otorgue la libre explotación, concesiones, producción y extracción del yacimiento Vaca Muerta solamente a empresas nacionales chinas.

Recomendaciones

Entonces retomando, ante la pregunta sobre las capacidades que posee la Argentina, al menos de aquí en cinco años en el futuro, es necesario plantear estrategias posibles desde el ya más cercano para mitigar la posibilidad de que el escenario presentado se acerque a ocurrir. Y así como Maquiavelo en su príncipe compara la prudencia y la iguala al apuntar de un arquero (siendo éste más alto que el objetivo buscado para que la flecha llegue al mismo) es necesario proponer una estrategia, no utópica, pero si ambiciosa. 

Y así también, parafraseando a Betts y su texto ¿Es la estrategia una Ilusión?, el costo de la estrategia debe ser aceptable, al cual se propone, primeramente: primordial es el intento de estabilizar la agenda de pagos del país al punto en el que la deuda, si bien va a seguir existiendo como un factor, no sea determinante en la economía argentina. Mejor es el riesgo y costo de promover políticas austeras en los momentos necesarios, que sufrir peores consecuencias en momentos de mayor necesidad. La estrategia a plantear propone esfuerzo, propone la asignación de medios a fines, medios que no esperaba previamente utilizar, pero que, si se notan necesarios para cumplir mi objetivo, deben usarse.

Otro punto clave de la estrategia que se debe usar para mitigar el impacto del escenario, es el error de creer que no se tiene recursos para afrontar la realidad que se ha planteado: Argentina no poseerá los recursos materiales para defender su posición (razones que llevaron a la creación del escenario), sin embargo, el soft power, tanto como el poder de relacionamiento y alineación internacional para con otros estados, debe ser primordial en el desenvolvimiento del país en los próximos 5 años. Es necesario, en un mundo cada vez más anárquico, que el Estado Argentino utilice, mediante su comunicación, su cultura, el comercio, estas herramientas de no materiales para redirigir su política exterior de alianzas a 2 tipos de Estados: Estados más lejanos y menos inmersos en el continente (Europa, Estados Unidos, el intercambio comercial con el segundo no es tan grande con respecto al gigante asiático u otros socios comerciales). Y segundamente estados más cercanos y posibles aliados (Sudamérica como efectivos aliados, no solo grandes socios comerciales).

¿Por qué se plantea esto? ¿Estos Estados? ¿Y no China? Si bien no hay que desestimar ni evitar el acercamiento socio, económico y cultural con China, ante una imposibilidad (por los medios anteriores) de dar vuelta la situación y acercarse a un escenario como el planteado, útil es contar con aliados verdaderos y preparados para desestimar (primero desde el discurso y luego más hostil y efectivamente) los intentos chinos de ocupar el territorio y controlar el yacimiento argentino. Necesario es hacer que China dé cuenta (cuando el escenario esté cerca de aproximarse) que será costoso lograr su estrategia, por más dinero que posea.

Además, bueno es, y con esto finalizan las propuestas y análisis, jugar con la psicología de nuestros posibles aliados ya que, en una posible consecución del escenario, a nadie le conviene que haya (prácticamente) un territorio exclusivamente chino al lado o cerca del suyo y lo ideal sería batallar en el hoy más cercano para evitar nuevas hipótesis de conflicto en el continente en el futuro.

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