Las puertas del conflicto se abren con la generación que funda las bases del Estado Argentino luego de la independencia de la Corona Española. La élite política construye una Argentina de inmigrantes europeos (debido a la escasa población) y le da, como expresaba el historiador Tulio Halperin Donghi, una Nación al desierto argentino.
‘Desierto argentino’ era la denominación para las tierras ocupadas por nativos. La Conquista del Desierto (1820-1900) es reconocida histórica y políticamente como la estrategia que daría inicio a la estructura social y política que conocemos hasta hoy.
“Sin indios” era la clave del trazado de fronteras y de la constitución de la ciudadanía. “Civilización o barbarie” era el título para marcar los ideales de progreso en la sociedad argentina. Con una interesante y concreta cultura fronteriza, la Argentina cobraba una identidad europeísta que desplaza al nativo y deja una marca imborrable perpetuada en el tiempo con repercusiones constantes.
Los Mapuches, originariamente Araucanos (de La Araucanía, Chile), han ocupado históricamente una posición geográfica que no reconoce las fronteras arbitrarias trazadas por los Estados. Ubicados en la zona Patagónica y reducidos a la colonia de Cushamén (Chubut), la cultura Mapuche ha quedado dividida por una frontera política y natural (la cordillera). El ejercicio de la soberanía argentina sobre los territorios anteriormente mapuches ha generado constantes conflictos para los cuales no se han propuesto soluciones efectivas.
En 2013 parte del Pueblo Mapuche decide manifestar los reclamos territoriales de otra manera: la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) acciona y, no solo pone en agenda la cuestión de los Pueblos Originarios, sino que genera un problema de seguridad y soberanía para el Estado. No se debe dejar de mencionar que quienes años anteriores ocuparon lugar en la agenda fueron los QOM.
¿Por qué es importante atender el conflicto?
Según el Censo Nacional del año 2010 (INDEC), la población originaria de Chubut representa un 8,5% de la población total de la provincia,mientras que a nivel nacional, la población indígena patagónica es del 2,5%. 31.771 habitantes de Chubut son Mapuches. Lo que indica, entonces que las políticas multiculturales llevadas a cabo desde 2006 identifican al mapuche como habitante (sin la categoría de ciudadano) de tierras argentinas por lo que se debe garantizar la convivencia y respeto. Si bien gran parte de la población a decidido vivir bajo la institucionalidad argentina, hay quienes no dan tregua con el sistema. Alrededor de 300 personas, según estiman fuentes informales debido a su carácter clandestino, forman parte de la RAM que se encuentra ligada a los Órganos de Resistencia Territorial (ORT) comandados desde Chile. El accionar fue investigado como un problema de seguridad por el Ministerio de Seguridad de la Nación y se conformó un trabajo conjunto con el Gobierno de Chile y de las provincias afectadas (determinadas por la cantidad de conflictos en cada provincia- 71% de los hechos en Chubut, 20% en Río Negro, 3% en Neuquén y 6% en CABA-). La RAM se ha manifestado a partir de atentados en distintos lugares públicos y propiedad privada de empresas extranjeras instaladas en la Patagonia. Los tipos de atentados van desde daños generales a instalaciones, robo de ganado, incendios, hasta la interrupción de servicios.
Mapa de la ubicación histórica y actual de Los Mapuches
Desde el 2017 no se registraron más datos significativos en torno a este conflicto y las manifestaciones han perdido su intensidad, aunque la justicia continúe llevando a juicio a los lof o líderes de las tomas de terrenos en la Argentina. Mientras que las industrias del petróleo, textil y mineras siguen utilizando los recursos Patagónicos y desalojando las zonas en donde necesitan trabajar, algunos manifestantes de la comunidad cortan caminos, toman terrenos y demuestran su descontento con la contaminación y apropiación de sus tierras. Según fuentes periodísticas (infobae, perfil) los últimos conflictos no escalaron la violencia y represión como el desalojo en Villa Mascardi en noviembre de 2017 que resultó en una víctima fatal: Rafael Nahuel de 27 años.
En cuestiones discursivas, las fuentes oficiales han optado por una estrategia ya nombrada y analizada por el Dr. Sergio Eissa: la construcción enemigo externo. La instalación de la idea del mapuche como extranjero (chileno), enemigo y disgregado en el ‘malandra que roba tierras’ remite a los inicios del Estado Argentino. Las mismas concepciones y simbolizaciones en torno a los nativos culminan en el perpetuo desacuerdo con los Pueblos Originarios. Si bien las políticas de diversidad cultural en torno a la educación son implementadas, el problema de la representación está latente. Las instituciones no están pensadas desde la cosmovisión de los pueblos, no son agentes decisores ni participan activamente en la política estatal. Desde la democracia tal cual la presentaba Sartori, hasta lo que hoy se visualiza en términos de esa pluralidad que posee la Argentina y tanto le cuesta traducir en pluralismo… No mejorar los mecanismos de participación para que incluya a todos los sectores, ¿Representa un verdadero problema? ¿Afecta al funcionamiento de las instituciones democráticas?
Sí y sí. A partir de la conformación de grupos alternativos al sistema democrático y de resistencia para expresar su descontento con las políticas aplicadas porque no son representativas, se está frente a un problema.
Para seguir pensando, abrir puertas al diálogo y a la participación en algunas tomas de decisiones sería el puntapié inicial para entender y atender las demandas.
Ciudadanos y humanos, todos, todas los y las que habitan el suelo argentino. Representados y respetados por la democracia de este país, construir más oportunidades es el único horizonte posible para evitar conflictos irresueltos y reforzar las prácticas de la institucionalidad.
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