Con el regreso del universo fantástico de George R. R. Martin a las pantallas televisivas luego del estreno de la serie House of the Dragon, los dragones volvieron al centro de la escena todos los domingos por la noche. Estas criaturas contienen en sí mismas tanta belleza como potencial destructivo, lo que ha generado un debate acerca de la similitud de los dragones con las armas nucleares con las que contamos en la vida real.
En este mismo espacio se publicó hace unos años un análisis que sostenía que si bien los dragones tienen un gran potencial de bombardeo y apoyo táctico aéreo, ciertas características de los mismos hacen que no puedan ser equiparados con armamentos nucleares. Las mismas incluyen su limitado poder de destrucción, su incapacidad para disuadir adversarios y su debilidad. Sin embargo, considerando los sucesos de la última temporada de Game of Thrones y algunos elementos esbozados en la primera temporada de House of the Dragon, estos argumentos pueden ser rebatidos.
Los dragones del universo fantástico creado por Martin pueden ser equiparados a las armas nucleares creadas hace más de 70 años por los humanos. A continuación, los argumentos que lo sostienen.
“Los dragones cuentan con un poder de destrucción muy limitado en comparación al de una bomba atómica”.
Esta afirmación, sostenida por autores como Horowitz y Fuhrmann o Sanchez Piccat, compara a los dragones con fuerzas de poder aéreo convencionales. En esta lógica, poseer un dragón es equivalente a tener un bombardero, y poseer varios es equiparable a tener una flota de estas aeronaves. De este modo, para generar un nivel de destrucción comparable al de una bomba atómica, un actor necesitaría contar con muchos dragones para, en un tiempo prolongado, ocasionar semejante daño.
El curso de acción tomado por Daenerys Targaryen en el final de temporada de Game of Thrones, quien con un solo dragón fue capaz de destruir King’s Landing hasta sus cenizas, demuestra que la afirmación es totalmente errónea. El problema no es que los dragones carezcan de capacidad de destrucción masiva, sino que solo fueron utilizados por Daenerys y a lo largo de la historia de su familia mayormente como apoyo táctico aéreo convencional.

Daenerys usó sus dragones a lo largo de siete temporadas de tres principales formas convencionales. Como apoyo aéreo cercano (sobrevolando campos de batalla y quemando todo a su alrededor), como fuerzas de bombardeo estratégico (prendiendo fuego puntos clave de la defensa de sus adversarios) y, una vez, en la Batalla de Winterfell (S8xE3) generando combate aéreo cercano (haciendo que sus dragones luchen contra otro). Sin embargo, esta no es la única forma en que los dragones pueden ser empleados.
En la batalla de King’s Landing (S8xE5), Daenerys pone en manifiesto toda la capacidad destructiva de sus hijos. Con solo un dragón en su arsenal, fue capaz de destruir en cuestión de minutos a una ciudad entera, prendiendo fuego primero las capacidades defensivas de la misma y, una vez deshabilitadas, quemando castillos y personas sin miramientos. Al igual que con un arsenal nuclear, generó daño extensivo sin estar verdaderamente en el suelo de combate. Para generar esa magnitud de daño con bombarderos, se necesita una flota verdaderamente extensa, algo que Daenerys pudo solucionar con un solo dragón grande.
Existe otro ejemplo interesante si se retoma la historia del universo de Martin que no es representada en las series. En su camino hacia el oeste, Aegon “el conquistador” Targaryen, logró doblegar a todo Westeros con un ejército modesto y tres dragones grandes a disposición. Los mismos fueron utilizados con todo su potencial para destruir Harrenhal hasta los cimientos, hogar del rey de aquella época. Luego de semejante demostración de poder, los siete reinos quedaron bajo el mando de la familia Targaryen por siglos, pasando por los eventos narrados en House of the Dragon hasta unos años antes del inicio de Game of Thrones.
La familia Targaryen, únicos actores con poder nuclear (dragones), fueron capaces de sostener un dominio de casi 200 años, lo perdieron años después de la muerte de las últimas de estas criaturas y lo recuperaron (aunque momentáneamente) solo cuando pudieron volver a engendrarlos. El diferencial que este poder confiere es indiscutible, al igual que el del poder nuclear de actores con capacidad de usarlo precisamente.
La diferencia de los dragones con los armamentos nucleares actuales es que concentran en una misma unidad lo que hoy conocemos como poder aéreo convencional (y uno muy fuerte) con todo el potencial de destrucción nuclear. Es decir, pueden ser equiparados a las armas nucleares por su poder destructivo, sumando además capacidad ofensiva aérea convencional.

“Los dragones no constituyen un verdadero elemento disuasorio porque no garantizan la destrucción mutua asegurada”.
Un punto central que define a los armamentos nucleares es su capacidad de disuasión, el solo hecho de poseerlos genera una amenaza de destrucción que va a disuadir a los adversarios de atacar. Según este argumento, los dragones no serían equiparables al armamento nuclear porque no han logrado disuadir ningún ataque. Este fenómeno fue así durante las primeras temporadas de Game of Thrones por dos motivos. Primero, porque la reticencia de usar todo el potencial de los dragones en una sociedad que no conocía a estas criaturas más allá de los mitos, generó que los ciudadanos de Westeros y Essos no supieran el potencial destructivo al que se enfrentaban hasta que lo tuvieron enfrente. Segundo, y estrechamente relacionado, Daenerys no utilizó la capacidad total de sus dragones hasta el final de la última temporada. Inicialmente, porque no quería. Luego, porque la convencieron de no hacerlo al ver de lo que los mismos eran capaces.
Si bien existen ejemplos de falta de capacidad disuasoria de los dragones de Game of Thrones, la misma siempre vino asociada a los dos motivos explicados anteriormente, el desconocimiento y la falta de una verdadera demostración de poder. Existen numerosos ejemplos de que los dragones sí logran disuadir adversarios cuando éstos conocen la extensión de sus capacidades, como lo fueron los intentos de Tyrion y Jaime Lannister de convencer a Cersei de frenar el ataque contra los Targaryen en la batalla de King’s Landing (S8xE4 y S8xE5). Ambos eran conscientes de la capacidad destructiva de los dragones por haberla presenciado en batallas anteriores y trataron de disuadir a la reina (quien consideraba que eran criaturas grandes relativamente fáciles de asesinar) de llevar a cabo un ataque que sabían era un movimiento suicida.
Tener armas nucleares no necesariamente permite disuadir. Es necesario usarlas adecuadamente, es decir, poder transportarlas, lanzarlas, detonarlas en el momento adecuado y de efectuar una amenaza efectiva de su uso. En Game of Thrones, Daenerys falló en la mayoría de estos aspectos con sus dragones, lo que no significa que no montaba un arma nuclear contenida.
House of the Dragon también ofrece ejemplos de la capacidad disuasoria de los dragones. Por ejemplo, cuando Daemon Targaryen se rebela ante su hermano, el rey Viserys, robando un huevo de dragón, las palabras de Otto Hightower no fueron suficientes para frenarlo (S1xE2). Es más, el príncipe estuvo a punto de prender fuego a la Mano del Rey con su dragón, accionar que solo pudo ser frenado cuando Rhaenyra apareció con el suyo y ambos se dieron cuenta de que un combate dragón versus dragón no iba a ser factible, por lo que Daemon terminó rindiéndose.
Este también es un ejemplo de que los dragones pueden ofrecer disuasión a través de la capacidad de destrucción mutua asegurada, es decir, que si dos actores son poseedores de esta capacidad y conscientes de que el solo hecho de usarla será perjudicial para los dos por los daños que generaría, los mismos se contendrían de efectuar su uso. Esta es una característica esencial de las bombas atómicas, replicable a los dragones del universo fantástico de Martin.

La primera objeción que puede hacerse a este postulado es el hecho de que, en Game of Thrones, el Rey de la Noche no se vio disuadido de atacar Winterfell a pesar de que el ejército de los vivos contaba con dos dragones cuando él tenía solo uno. Sin embargo, esto puede responder al hecho de que los dragones de ambos ejércitos no fueron utilizados con toda su capacidad. Retomando lo mencionado anteriormente, en ambos casos los mismos sirvieron al ejército de los vivos y de los muertos como un apoyo aéreo convencional, y en ninguno de los dos casos se buscó demostrar su verdadera capacidad de destrucción. Si lo hubieran hecho, ningún ejército hubiera sobrevivido la batalla.
Después de ver la destrucción que los dragones son capaces de causar, el único motivo por el que no existe la destrucción mutua asegurada en Westeros es que no hay otros actores poseedores de dragones y que la única persona capaz de montarlos y usarlos con todo su potencial destructivo está muerta.
“Los dragones son criaturas débiles y pueden ser inhabilitadas, a diferencia de una bomba nuclear”.
Sí, es cierto que los dragones son más débiles que las bombas nucleares. No se trata de máquinas programadas sino de seres vivos. No están hechos de metal infranqueable, sino de carne, hueso y escamas. No se trata de una única detonación, sino de numerosos sobrevuelos que requieren alguien que los monte. No se trata de explosiones de radiación, sino de llamaradas de fuego. Los dragones son distintos en su naturaleza al armamento nuclear, lo que no los hace menos poderosos. Es más, si bien Daenerys perdió dos dragones durante la serie, una vez que logró perfeccionar su técnica al montarlos y tomó noción de los objetivos que debía destruir primero, no hubo nada que pudiera frenar que volcaran la totalidad de su potencial destructivo sobre King’s Landing.
Según algunos autores, al igual que las bombas atómicas, los dragones no pueden ganar guerras por sí solos, necesitan ejércitos o flotas que los acompañen para asegurar el territorio, y muchas veces requieren de habilidades humanas sin las cuales no serían efectivos. Por ejemplo, en House of the Dragon, al enfrentarse con Craghas Drahar en los Peldaños, Daemon y Lord Corlys Velaryon no podían usar el dragón que tenían a disposición porque el ejército de Drahar se escondía en cuevas inaccesibles para estas criaturas (S1xE3). De este modo, fue necesario que Daemon se acercara personalmente para tratar de que salgan de su escondite. Equiparable a esta situación fantástica es la situación de los búnkeres nucleares en la realidad, de nada sirve detonar una bomba atómica si el oponente se encuentra inaccesible, las mismas deben ser acompañadas de apoyo convencional.
Otro ejemplo de esto se ve en Game of Thrones luego de que Daenerys tomara Mereen recurriendo a su poder de fuego. Si bien el mismo fue de gran utilidad para tomar la ciudad, los dragones no fueron adecuados para luchar contra los Hijos de la Arpía que comenzaron a rebelarse en favor de los amos. Otra vez, el poder nuclear (dragones) requirió apoyo convencional (poder terrestre y negociación).
Por todo lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que los dragones presentados por Martin en su universo fantástico son equiparables a los armamentos nucleares del mundo real. El mismo autor lo sostiene. Existen diferencias con las bombas atómicas, es relativamente más sencillo atacarlos y existen mecanismos de defensa contra los mismos. Sin embargo, al igual que las bombas atómicas, los dragones pueden destruir masivamente y disuadir. A los efectos del universo fantástico presentado y con los avances tecnológicos de los que se disponía, el poder de los dragones es equiparable a lo que la introducción de la tecnología nuclear hizo en el mundo real en 1945.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a los colaboradores y/o invitados y no necesariamente representan a Politólogos al Whisky
Un comentario en “Mitológicos, mágicos y también nucleares”