A lo largo de la historia podemos percibir distintos tipos de machismos y los medios de comunicación no son la salvedad. Acostumbrados a la violencia simbólica materializada en las sexualidades naturalizadas, la violencia mediática es otro de los tipos que, a partir de la difusión de mensajes e imágenes estereotipadas a través de cualquier medio masivo de comunicación que de manera directa o indirecta, promueve la explotación de las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries discriminando o atentando contra su dignidad y legitimando la desigualdad de trato. En este artículo invitamos a reflexionar sobre las distintas violencias visibles en los medios de comunicación en el día a día, que por falta de conciencia y perspectiva de género, muchas veces se termina naturalizando.
En todos los medios de comunicación (Tv, radio, revistas, periódicos, etc.) se puede percibir la constante violencia machista. Se observa que muchas veces a la hora de nombrar a una mujer se nombra simplemente como “una mujer”, muchas veces sin nombre ni apellido, quitándole identidad a la nombrada en cuestión. También se utilizan repetitivamente frases hechas estereotipadas, como se puede ver en la revista ISTOE (2016) la cita “Dilma Rousseff, histérica y nerviosa”. Muchas veces se utiliza también la sexualización y centralidad en el aspecto físico como por ejemplo “Katherine Miranda, la congresista más sexi de Colombia”, “El proyecto de la concejal más sexi del país que generó polémica”.

Sin ir más lejos, hace unas semanas en Argentina, el diputado nacional Fernando Iglesias describió, sin saber el motivo, la visita a la quinta de Olivos de la actriz Florencia Peña como un “escándalo sexual”. Mientras explicaba que el motivo de la visita fue una audiencia con el Presidente en representación de lxs actricxs argentinxs y sus inquietudes frente a la pandemia, Florencia se manifestó “¿Por qué esta misoginia que hace seis o siete días nos bancamos las mujeres que fuimos a la Quinta de Olivos cada una por una u otra razón?” expresando también el cansancio que sienten muchas mujeres cosificadas por distintos actores presentes en los medios de comunicación en el día a día.
Retomando los típicos machismos en los medios, también se realiza la infantilización de las mujeres, las cuales constantemente son nombradas como “las chicas” o como diminutivas, siendo así infantilizadas las mismas.
Además, mayormente en los medios de comunicación, las mujeres protagonistas del relato son nombradas como “la hija/esposa/madre de…”, citando como ejemplo el titular de noticia “Esposa de Messi tras salida del Barcelona: “lo que no mata te fortalece” siendo así perpetuados los roles de género, en donde la mujer cobra fuerza y se muestra como “realizada” a la hora de ser madre o esposa, siendo así mostrada como dependiente de un hombre y dejando sus características de vida propias que probablemente tengan mucha más fuerza e importancia.
Muchos periodistas a la hora de relatar una situación de violencia de género, insisten en hacer revivir experiencias o muchas veces también hacen responsable a la víctima de lo sucedido por cómo iba vestida, por estar alcoholizada, y demás. También se suele justificar muchas veces al victimario como “enfermo”, “loco de celos”, o titulando femicidios como “crímenes pasionales”, justificando así el hecho.
En síntesis, en Argentina así como en todo Latinoamérica y el Caribe, la información suele ser tratada como un show. “El gran desafío es cómo informar sin espectacular, sin que la violencia se transforme en espectáculo, que es lo que hacen los medios. Y lo hacen porque la noticia se vende. Si producís un espectáculo con un caso de violencia, vos tenes muchos compradores, una gran audiencia. Se transforma en mercancía. No se puede evitar espectacularizar porque perdés público. Eso debe ser revisado, qué vamos a poner en primer lugar: el valor de la vida o el valor de la mercancía – espacio mediático” (Rita Segato – 2020).
Para realizar buenas prácticas mediáticas, se aconseja evitar detalles que generen morbo y realizar una cobertura responsable con perspectiva feminista. No se deben difundir imágenes/videos/audios sin consentimiento. Las imágenes son claves para la construcción de la memoria, se recomienda seleccionar una imagen que no reproduzca estereotipos o violente a quien representa o recibe el mensaje. Debemos prescindir de abordajes que estigmatizan o culpabilizan a la víctima. Siempre se deben multiplicar las fuentes y no tener únicamente la versión policial. Se deben nombrar a los agresores como sujetos promotores de la violencia. Contextualizar la situación, concientizando también a las mujeres oyentes del relato de cuándo estamos frente a un agresor y qué se debe hacer, a partir de información útil (Iniciación a la comunicación feminista – UNFPA).
Las mujeres que aparecen en los medios de comunicación como expertas representan un 9% del total de lxs especialistas consultadxs (Global Monitoring Proyect – 2015), ya que mayormente varones cis heterosexuales de clase alta ocupan la visibilidad mediática. Estas mujeres hacen columnas realizadas a partir de consultas sobre opiniones y experiencias personales. Poco es el cupo que tienen las mujeres expertas en los medios de comunicación en temas como política, economía, deportes, ciencia y tecnología. Se necesita entonces mayor responsabilidad de realizar una cobertura con perspectiva feminista, informativa y fuera del “show mediático”.
Para el periodismo feminista hay noticia allí donde se lee una injusticia, se debe nombrar la disparidad o violencias, señalándolas vinculando el género, sexo, etnia y clase. La neutralidad se deja de lado, se realiza a partir de un sujeto en constante construcción, se valora la subjetividad, la diferencia y la construcción colectiva. Tener el privilegio de tener poder de decisión en los medios de comunicación para alzar ciertas voces, debe ir acompañado de un periodismo con perspectiva de derechos humanos. Siendo una sociedad en plena construcción, se debe concientizar a la hora de informar. Como respuesta a esto, el periodismo feminista busca integrar al periodismo el activismo feminista. En otras palabras, ver la realidad usando los lentes violetas de la perspectiva de género. El show se acaba cuando se está cosificando a una mujer.

Un comentario en “El show de la violencia mediática: por una comunicación con perspectiva feminista”