Desde la llegada de las vacunas para combatir el SARS-CoV-2, se ha podido observar una carencia de las mismas para la población de los diferentes países latinos. Esta deficiencia ha sembrado un efecto spill-over, de consecuencias negativas, en los países latinoamericanos. Además de un agonizante combate por el alcance de una inmunización de rebaño, que se visualiza cada vez más lejos en el tiempo, el cuello de botella se ha transformado incluso en uno más pequeño.
Alejandro Werner, director del Departamento Occidental del Fondo Monetario Internacional, ha estimado que la falta de vacunas para completar los respectivos planes de vacunación de los diferentes países latinos, provocaría un retraso de 10 años en cuanto al crecimiento económico. Aún así, existen diferentes situaciones que ‘ayudarían’, de cierta forma, a la región, a saber: las bajas tasas de interés a nivel internacional, los importantes incrementos de los precios de las materias primas, y la recuperación económica norteamericana y china. Esto ayudaría a los países latinoamericanos a crecer entre un 4,5% y 5%, según el director del D.O del FMI. Sin embargo, pese al presunto crecimiento que experimentaría la región, este sería menor que la caída sufrida en el primer trimestre del 2020.
Conociendo estas buenas noticias, se debe tener en cuenta que las mayores réplicas de la pandemia se sentirán aún más en el área social. Sabiendo de antemano que ambas esferas se encuentran atadas, es posible que la pobreza aumente. Aunque los gobiernos latinoamericanos han luchado contra la misma desde hace muchos años, las restricciones agudizarán aún más la desigualdad de ingresos en las comunidades, impactando en la educación. Según Werner, Latinoamérica ha sacrificado numerosos días de clases presenciales, lo cual se traduciría en un impacto sin precedentes en las generaciones más jóvenes. Al mismo tiempo, las restricciones en cuanto a los trabajos no esenciales, impactarían en la económica y en las comunidades latinas, impulsando a muchas familias a caer bajo la línea de la pobreza.
Apuntando a la desigualdad económica de la región y ante la posibilidad de que los ingresos per cápita del 2025 sean similares al 2015, Werner mencionó que Latinoamérica necesita normalizar las finanzas públicas a la par de la economía. Es decir, los diferentes gobiernos latinoamericanos deben tomar medidas en el ámbito fiscal y financiero, para fortalecer a dichas finanzas públicas, y suavizar el futuro social y económico de la región.
Algo que es sabido es que la pandemia ha agudizado y sacado a relucir muchas situaciones que antes eran desconocidas. El desafío de las comunidades latinoamericanas es disminuir los impactos de la pandemia y las restricciones que esta ha conllevado. Los planes de vacunación de la región deben impulsarse y llevarse a cabo con una mayor eficacia, para permitir una normalización más rápida evitando así mayores consecuencias socioeconómicas.