A contrarreloj se dejan huellas: Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

La Pirámide de Mayo, protagonista y testigo de la presencia de un grupo de mujeres cada jueves. Las rondas ininterrumpidas desde el ‘77. Desde arriba, la cámara captura unos pañuelos blancos caminando con un movimiento particular al revés de las agujas del reloj. La presencia de herramientas para exigir la aparición con vida de lxs desaparecidxs. La consolidación firme y permanente a través del tiempo de una consigna innegociable: “Memoria, Verdad y Justicia”.

A 45 años del último golpe cívico-militar, las voces que recuerdan uno de los períodos más atroces y ríspidos en la historia de Argentina siguen intactas. El presente artículo tiene dos ejes centrales: en primer lugar, hacer un breve desarrollo sobre los trayectos de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S; y en segundo, describir los logros hasta el presente y cómo fue que la consigna “Memoria, Verdad y Justicia” se convirtió en política de Estado.

Madres, Abuelas e H.I.J.O.S: más allá de los vínculos sanguíneos

Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo nacen en 1977, rasgando las estructuras patriarcales donde las mujeres estaban relegadas solamente al ámbito privado. Con el derecho al sufragio conquistado un par de décadas atrás y el incremento del protagonismo de las mujeres en los ámbitos políticos, las Madres y Abuelas en plena década de los ’70 dan un salto y hacen temblar lo instalado. De su lazo sanguíneo, de la maternidad y la relación social que se construye con ésta, hacen de la misma su espacio de militancia y su identidad. 

Nombrar con mayúscula a “Madres” y “Abuelas” es un acto de autodefinirse como tal, las instala dentro de la historia como un colectivo, como la suma de las singularidades que devienen en un actor político, y por consiguiente, en un grupo de presión.

Por su parte, H.I.J.O.S (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) es una agrupación conformada en 1995, es decir, nace en un contexto democrático, diferente al que se erigen Madres y Abuelas. Sin embargo, el surgimiento coexistió con las medidas políticas vinculadas al goce de la impunidad por parte de quienes fueran los responsables del golpe de Estado. Esta situación de impunidad no pasará más allá de la década de los dos mil, cuando se comienzan a comprender a los crímenes y delitos de Lesa Humanidad ocurridos durante la dictadura como un asunto de Estado.

H.I.J.O.S establece una nueva forma de manifestarse políticamente en el espacio público quebrantando las maneras clásicas y tradicionales, utilizando el “escrache” como herramienta y decisión política que luego caracterizará a la agrupación. Bravo (2012) manifiesta que el escrache hace referencia al señalamiento y descubrimiento de los implicados en violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura militar. Bravo también cita a una entrevistada que pertenece a la agrupación, quien expresa: “Con el escrache queremos lograr la condena social. Que los vecinos y todo el mundo sepan quién fue este tipo, qué hizo, dónde vive. Que la gente sepa que tiene a un asesino viviendo en su barrio […]”.

El hecho de que el espacio público se vea atravesado y ocupado por nuevos movimientos sociales reconfigura el escenario político, la agenda gubernamental y por supuesto, se instala como un importante tema de estudio dentro de la Ciencia Política en particular y las Ciencias Sociales en general. El fenómeno de Madres y Abuelas es conocido mundialmente por múltiples razones, entre ellas la búsqueda de la justicia, la defensa de los Derechos Humanos y su lucha en contra de la impunidad.

Este reconocimiento, entonces, se instala como una condición propicia para repensar la confiabilidad en las instituciones democráticas por parte de Madres y Abuelas, y también reflexionar acerca del consenso social que se estableció respecto al “Nunca Más”, además de reivindicar esta fecha como un momento para darle valor trascendental a la democracia.

Lo conquistado y lo que queda por conquistar

El reconocimiento mismo del 24 de marzo como el día de la Memoria por la Verdad y la Justicia es una decisión política. A través de la Ley Nº 25.633 promulgada y sancionada en el año 2002 se llama a la reflexión de la sociedad argentina en su totalidad sobre lo ocurrido durante la última dictadura militar argentina y sus consecuencias. No se trata de una política aislada, sino que está vinculada a las demandas y exigencias de los organismos y asociaciones de familiares de desaparecidxs. 

En el sitio web de Abuelas de Plaza de Mayo, un escrito titulado “Logros y esperanzas en un nuevo aniversario de nuestra lucha” menciona como logros a “[…] la formulación de un método de identificación genético; la sanción de leyes y normativas nacionales e internacionales de amparo a la niñez; múltiples avances en materia de abordajes psicoterapéuticos; un mayor acompañamiento del Estado en la búsqueda; el juicio y castigo a los responsables del plan sistemático de apropiación de menores; el reconocimiento a nivel mundial, entre tantos otros”. A esta lista de victorias se le suman los 130 nietos y nietas recuperadxs hasta el momento.

Abuelas de Plaza de Mayo presentan cada año una propuesta nueva para que los pilares fundamentales que sostienen desde su inicio no queden en el olvido. En el presente año la consigna es “Plantamos memoria”, con el fin de plantar 30.000 árboles, el número de la cantidad de desaparecidxs. Desde la organización de este proyecto se señaló:

“La Memoria, al igual que la semilla, viene cargada de futuro. Contiene toda la información genética para poder llegar a ser el árbol que late en su destino. En tiempos de incendios, deforestación y cambio climático, invitamos a plantar vida como un acto de memoria y futuro. Porque el recuerdo de cada compañerx detenidx desaparecidx trae consigo el legado de lucha por un país más justo y solidario”.

Por su parte, Madres realiza actividades virtuales con frecuencia y en varias oportunidades han tenido invitados a sus conferencias. Este año la propuesta reside en un concurso de poesía nacional e internacional, sumando el proyecto “Memoria Fértil: a 45 años del golpe de Estado”: la creación de un archivo que recopila acciones, declaraciones y actividades políticas de repudio a los genocidas realizadas por Madres entre los años 1981 y 2020. En su sitio web se localiza una pluralidad de material educativo como así también un fácil acceso al material audiovisual de las marchas de cada jueves.

A su vez, H.I.J.O.S también organizó actividades para la jornada del 24M, siguió manteniendo los escraches vía virtual y persistieron los seguimientos de los juicios, denuncias y sentencias relativos a estos casos.

El surco creado por las organizaciones mencionadas anteriormente devino en medidas estatales: la creación de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y lo vinculado a la labor de recuperación de archivos y espacios que fueron utilizados como CCD (Centros Clandestinos de Detención). En relación a esto último, Torras, et. al. (2016) mencionan que hay dos modalidades en donde se dio este proceso: por un lado, en “los espacios de memoria” donde se desafectan de su uso policial o militar y se transforman en centros de investigación y educación; y por otro, la existencia de las “señalizaciones”, quienes se instalan en dependencias que mantienen su pertenencia a las Fuerzas Armadas y no se modifica su funcionamiento. 

Además, hubo medidas importantes como la implementación de políticas de depuración, la aprobación por unanimidad de la declaración donde se establece que los juicios por crímenes de lesa humanidad son una política de Estado en 2010, los Archivos Nacional de la Memoria y la creación de la Unidad Especializada para causas de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. Y la lista continúa.

¿Qué queda pendiente? Torras, et. al. (2016) expresan sobre los grandes desafíos que tiene por delante el Poder Judicial, tanto por la cantidad de víctimas y victimarios como por el tipo de delitos denunciados. También añaden que en materia de verdad aún “[…] se desconoce el destino final de miles de desaparecidos, y de cientos de niños y niñas nacidos/as en el cautiverio de sus madres o secuestrados junto con sus padres” y señalan sobre lo dispersa que se encuentra la documentación y el arduo trabajo que implicaría ordenarla, entre otros pendientes más.

Si bien el recorrido que queda por delante es largo, donde aún faltan identidades por restituir y testimonios por saber, es menester mencionar que el camino trazado hasta el momento no estuvo libre de obstáculos externos y de contextos desfavorables, por eso mismo y a contraviento, Argentina tiene muchos ejemplos de quienes transforman el dolor en lucha incesable. Esto mismo parece ser el motor de quienes se rehúsan a olvidar.

Referencias bibliográficas

Bravo, N. (2012). H.I.J.O.S. en Argentina: La emergencia de prácticas y discursos en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Sociológica (México), 27(76), pp. 231-248. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-01732012000200007&lng=es&tlng=es.

Torras, V., et. al. (2016). Memoria, verdad y justicia como política de Estado. Análisis de políticas públicas implementadas durante los gobiernos kirchneristas (2003-2015) respecto de los delitos de lesa humanidad ocurridos en la última dictadura argentina. Análisis Nº 11.

Cuchivague, K. (2012) Las Madres de la Plaza de Mayo y su legado por la defensa de los derechos humanos. Trabajo Social N.º 14 (Bogotá), pp. 165-177. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4384481

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