En simultáneo a la redacción de estas líneas, la página de carga de resultados generales del Consejo Nacional Electoral de Ecuador acusa el 100% de sus actas procesadas, con el 99,71% de las mismas efectivamente corroboradas y un 0,29% componiendo las actas con novedad, estas son, aquellas en dónde el mencionado CNE deberá chequear la existencia o no de errores en su conteo durante el proceso de escrutinio.
Los ojos de un país recrudecen sobre el accionar de la entidad electoral debido a no solo la delgadísima frontera que separa al segundo -Guillermo Lasso- del tercer candidato -Yaku Pérez- según cómo de momento quedaron posicionados en el conteo general, permitiéndole en este caso a Lasso acceder a segunda vuelta, sino también por otros hechos que han ensombrecido el proceso de votación ecuatoriano: la remontada de Lasso por sobre Pérez en tiempo récord, las acusaciones de pésima comunicación de los resultados por parte del CNE y las especulaciones sobre un supuesto fraude .
Más aún, la reducción de una contienda de dieciséis aspirantes a la presidencia en una cuarta parte ellos -con un poseedor del primer lugar que sin embargo no logró el porcentaje para ganar en primera vuelta, y un dúo opositor a él con un significativo caudal de votos- aceleró el dinamismo del polo antagonista a Rafael Correa (ergo, a su delfín en los comicios) para alivianar diferencias, remarcar sintonías y unificar fuerzas, y así desterrar chance alguna de regreso del correísmo al liderazgo de Ecuador, aún cuando a simple vista las ideologías de los involucrados parezcan incompatibles, y con los votos aún siendo monitoreados y verificados a fin de conocer quién acompañará al balotaje a Andrés Arauz.
A una semana de las elecciones presidenciales en Ecuador, los roles en el posteriori a dicho suceso parecen estar bien definidos: si en algún momento fue catalogado como la gran sorpresa del evento, hoy Yaku Pérez se mueve como el político opositor al correísmo con más muñeca para coordinar a la oposición, movilizar a la ciudadanía y condensar denuncias públicas con tacticismo, siempre nivelándose según la ocasión con un constante pragmatismo que demostró en eventos del pasado.
Pérez encabeza Pachakutik, un movimiento social cuyos motores son la percepción de un Ecuador plurinacional, el ecologismo, la buena sintonía con diferentes ONGs socioambientalistas locales e internacionales, y la reivindicación y sostenimiento de los derechos de la mujer, incluyendo la promoción del debate por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. En este último factor, cabe mencionar un fuerte cruce que el ex presidente Correa le achacó al mencionado candidato en Twitter, ante un video en dónde Pérez menciona que eliminaría el delito del aborto: Para terminar con la mendicidad infantil hay que acabar con la vida de los niños antes de nacer: “Yaku Pérez Guartambel. ¡Qué vergüenza!” tecleó Correa.
Movilizado y reprimido en protestas en dónde protestó contra la administración correísta y, posteriormente y con mayor notoriedad, en oposición a las políticas de Lenin Moreno, ganó fuerte notoriedad en 2019, año en que la BBC lo entrevistó fugazmente en su rol de líder indigenista, perfilando a Pérez como un propulsor de un “Parlamento popular” en el propio recinto de la Asamblea Nacional de Quito. Y aquí cabe mencionar, que dicho Yaku en feroz oposición y activismo contra las medidas antipopulares, represivas y de extrema austeridad del presidente Moreno, es el mismo que en 2017, durante la segunda vuelta que enfrentó a Lenin y a Guillermo Lasso -este último, un liberal conservador de largo historial electoral-, extendió su apoyo a Lasso: “Es preferible un banquero a una dictadura que nos ha declarado el estado de excepción, que nos ha encerrado en la cárcel”. En aquel entonces, y como presidente del Movimiento de los Indígenas del Ecuador, Yaku se mostró en vigilia con simpatizantes del luego derrotado en segunda vuelta a manos de Moreno.
Hubo otros episodios en donde Pérez marcó distancia para con la corriente progresista a la cual adhirió Rafael Correa, Lenin Moreno (solo en campaña, por supuesto) y el hoy candidato Andrés Arauz. Por mencionar ítems de política internacional, mostrándose como crítico acérrimo al gobierno que encabeza Nicolás Maduro en Venezuela, deslizó que “la corrupción en Bolivia se cae” poco tiempo después a la salida de Evo Morales del poder, y en 2016 dedicó un tweet a las en aquel entonces salidas de Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff: “La corrupción acabó con el gobierno de Dilma y Cristina, ahora solo faltan que caigan Correa y Maduro. Solo es cuestión de tiempo”.
De repente, se puede imaginar un relajamiento en las fronteras ideológicas que separan a Guillermo Lasso del mencionado Yaku. Podría parecer contradictorio ponderar tanto la figura del candidato de Pachakutik cuando, de momento, es Lasso quien por poco menos del 0,40% de los votos accede a segunda vuelta. Sin embargo, la figura del candidato conservador se ha mostrado devaluada en su tercera elección consecutiva en la que busca, sin éxito, alcanzar el poder. En 2013, quedó a casi 35 puntos del triunfante Correa. Cuatro años más tarde, con un 28% en primera vuelta y a diez de distancia de Moreno, accedió al balotaje. Menos de tres puntos fueron los que le separaron del hoy presidente de Ecuador. Hoy, su porcentaje es el menor obtenido en sus tres campañas por la presidencia, en un escenario en donde se lo asimila con el establishment político, medidas antipáticas para la población y en un plató de retroceso de las derechas en América Latina.
Yaku Pérez convocó en la última semana a una serie de movilizaciones de su fuerza, una de ellas denunciando un pacto oligárquico entre Lasso, Correa y Jaime Nebot, este último, ex alcalde e histórico dirigente de Guayaquil, capital de la Provincia de Guayas, lugar en dónde más actas con novedades se identificaron durante la elección, obligando a un engorroso escrutinio que no tardó en percibirse como potencialmente adulterado desde los cuarteles de Pachakutik. En Guayas, si bien el primer lugar por amplia diferencia fue para Arauz, Lasso estaba segundo con más del 25%, y Pérez, alejado, naufragaba en poco más del 8,5%. La justificación para la denuncia del pacto anteriormente mencionado fue que los resultados a nivel presidencial no tenían lógica en comparación con los resultados para la Asamblea Nacional, en dónde Pachakutik doblegaba en puntos a la fuerza de Lasso. Posteriormente, cuestionó la política comunicacional del CNE, en donde el conteo rápido y parcial lo mostró como segundo hasta la recta final del proceso, y en el cual Lasso logró una significativa remontada.
Hay puntos en donde la acusación de Pérez entra en conflicto, y es específicamente al observar que el Consejo Nacional Electoral ecuatoriano se encuentra presidido por Diana Atamaint, una integrante de Pachakutik desde hace décadas, divorciada políticamente de aquel movimiento en los albores de asumir la presidencia de la mencionada entidad. Adherentes a Yaku marcaron distancia con la dirigente, que, sin embargo, hace horas, avaló la realización de un nuevo conteo que abarca a 17 de provincias, entre ellas Guayas, en dónde el proceso incluirá el 100% de los votos. El CNE explícitamente comunicó que dicha decisión cuenta con el auspicio de la Organización de Estados Americanos y que partió de la concordancia que Pérez y Lasso lograron reunidos en el transcurso del último viernes en la propia sede del Consejo en Quito. En este caso, el referente de Pachakutik no mencionó al pacto entre el concurrente, Correa y Nebot que había denunciado públicamente días atrás.
En dicho encuentro, cabe mencionar, Pérez y Lasso reafirmaron constantemente estar en sintonía con sus deseos y con el debate ideológico pausado, en nombre de lo que identificaron como búsqueda de transparencia electoral. El propio Lasso mencionó una frase sumamente significativa de las intensas jornadas que vive el Ecuador: “Yaku Pérez y Guillermo Lasso están mucho más cercanos de lo que se pueden imaginar aquellos analistas y pensadores políticos”.
Andrés Arauz ahora debe combinar sus aspiraciones presidenciales en segunda vuelta con la exigencia de un garantismo de transparencia que exige el propio correísmo ante la reconversión opositora que avanza en el objetivo de un nuevo conteo de los votos tras asertivamente lograr establecer en la opinión pública un fuerte cuestionamiento ante los resultados finales. El conflicto aparecerá no solo en la posible modificación de porcentajes de Pérez o Lasso, sino en el caudal obtenido por el propio Arauz. Modificar el curso de la elección no se discute, porque eso sucede: el proceso de un nuevo conteo está en marcha y dos candidatos que a ojo simple parecían antagónicos, hoy parecen próximos y sincronizados, ensanchando simultáneamente (aún más) su distancia con Arauz y craneando una posible coalición en segunda vuelta, independientemente de si fuese el dirigente indígena o el banquero el que arribe al balotaje.
Quién se hizo con el primer lugar el último domingo, también es consciente de la disputa por los votos en juego en balotaje lo encontrará más cómodo de seducir a votantes de izquierda y centroizquierda, que a los afines a la centroderecha y derecha. En este cuadro, Arauz moderó cualquier crítica hacia Yaku: cuando el líder indígena acusó en redes sociales de inventar números para justificar irregularidades a Rafael Correa, e invitándolo a “competir con alguien del pueblo”, el mencionado candidato le respondió de manera sobria: “Si es así, bienvenido Yaku Pérez a la segunda vuelta. Sin miedo y sin violencia. Intercambiemos propuestas”.
Yaku Pérez no respondió a la invitación. Sí mencionó en su Twitter al candidato Xavier Hervas, otra gran revelación electoral, logrando con su plataforma de corte socialdemócrata y empleando TikTok como motor difusor de sus propuestas, un significativo 15,6%. Esto cuando muchas encuestas lo daban como colista. “La política debe ser alegre, no tóxica. Mi respeto siempre a nuestros electores que saben elegir con inteligencia. Es nuestra labor prevenir y asegurar que no regrese el modelo obsoleto de la dictadura correista. Por eso no podemos seguir haciendo la política de siempre” tuiteó Hervas, adjuntando un video en donde, en lo que parece ser el tercer tiempo de una entrevista en un set de televisión, aprende unos pasos de baile junto con Yaku Pérez, todo esto acompañado de una música festiva.
“Ya bailaste conmigo el Juyayay, vamos a segunda vuelta para vencer al autoritarismo de 14 años. ¡Atrévete!” le respondió el referente de Pachakutik, también vía la red social del pajarito.
El proceso electoral ecuatoriano se encuentra bajo la lupa por iniciativa de dos de sus participantes, en las antípodas (aparentemente) ideológicamente, pero cercanos al calor de lo cerrado de la votación y su consabida oposición al correísmo.
La elección de un nuevo presidente está en suspenso. Los partícipes de este episodio aceitan su pragmatismo en horas de definiciones y promueven la incógnita no solo sobre que sucederá una vez decantado el dúo que participará del balotaje; pero, también, genera interés el cómo han de funcionar las coaliciones de poder tejidas en tiempo relámpago en caso de alcanzar al poder, de igual forma que un escenario con la presencia de la primera oposición con peso electoral y abierta a incorporar consignas progresistas y de izquierda, que deberá enfrentar el correísmo desde su arribo al poder.
Un comentario en “Yo sí me sentaría en tu mesa: Sinceramientos y acuerdos relámpago de la oposición ecuatoriana rumbo a segunda vuelta”