Artículo en conjunto de Valentina Borghi Ponti y Alejo Sanchez Piccat
Con el derrocamiento y la posterior muerte de Gadafi, Libia evidencia y es protagonista de uno de los conflictos actuales entre dos facciones que buscan hacerse del poder y de la legitimidad de su mandato. Una comunidad internacional ineficiente y el apoyo directo de potencias extranjeras por sus propios intereses, transformaron a Libia en un escenario de proyecciones externas y una guerra indirecta entre los actores involucrados. Con el paso de los años y el recrudecimiento de las hostilidades se logró un Alto al Fuego. Pero aunque el primer paso está hecho, ¿podrá el sistema internacional no olvidarse Libia?
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