Brexit, Gibraltar y Malvinas ¿Una oportunidad de resolución?

La salida definitiva del Reino Unido de la Unión Europea trajo aparejada una oportunidad inédita para rediscutir la situación de sus territorios de ultramar pendientes de descolonización. España pudo aprovechar la situación estratégicamente, ¿podrá hacerlo Argentina?

El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte ha logrado evitar un “Brexit duro” es decir la salida no negociada de la Unión Europea, pero el acuerdo comercial firmado entre ambos no contempla a los territorios británicos de ultramar, entre ellos a Gibraltar (1) y Malvinas (2). Sin embargo, en el caso de Gibraltar se ha logrado un principio de acuerdo negociado de forma bilateral entre el RU y España que otorgará al peñón un status particular, mediante una especie de paraguas de soberanía.

Buenas noticias para el peñón

En el Caso de Gibraltar, cuyo status en la Unión Europea tenía características especiales al ser un territorio europeo cuyas relaciones exteriores estaban a cargo del Reino Unido, España logro que la cuestión se definiera de forma bilateral y que la UE no apoyara ningún acuerdo que no fuera consentido explícitamente por España.

De esta forma hace pocos días se anunció un acuerdo por el cual el peñón quedara dentro de la zona Schengen, y lo más importante de todo: se eliminara la frontera física situada en el istmo: la tristemente famosa “verja”.

Este acuerdo muestra un cambio notable en el tratamiento del tema por parte del gobierno de Pedro Sánchez, y su ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ya que no debemos olvidar que justamente el cierre de la verja fue la amenaza del ex ministro José Manuel García Margallo durante el gobierno de Mariano Rajoy al inicio de las negociaciones por el Brexit allá en el 2016.

En esos años España intento aprovechar la situación a través de la presentación de un acuerdo de co-soberanía, con el intento de seducir a los gibraltareños que deseaban permanecer en la UE. Ante el rechazo taxativo del mismo, se profirió la amenaza, apelando a los años en los cuales The Rock sufrió el aislacionismo producido por la política española de endurecimiento de limites, lo cual trajo aparejado, paradójicamente una britanización de sus pobladores.

Por ello es importante analizar este acuerdo en todas sus dimensiones, algo que no podremos hacer hasta que se conozca el texto completo, mientras tanto es válido considerarlo un éxito para España, ya que logro destrabar la cuestión luego de años de estancamiento (sin bien, al costo de poner en suspenso la negociación sobre la soberanía).

Sin embargo, que se logre caminar hacia una posible negociación dependerá y mucho, de como siga manejando España la situación a futuro, e incluye cuestiones sensibles de las que todavía no sabemos nada, como la pista de aterrizaje aéreo y la base militar británicas en el peñón. Todo lo cual no empaña que, en términos de estrategia hacia el estrecho y de cara al mediterráneo, haya sido una jugada estratégica que busca no solo proteger a los municipios de la línea y campo gibraltareños, sino especialmente fortalecer la apuesta portuaria de Algeciras, hoy en competencia con Tanger Med, (Marruecos), enmarcado en una competencia geopolítica más amplia, que incluye el ofrecimiento marroquí a EEUU de trasladar su base asentada en Rota (España) a la otra orilla del mediterráneo.

¿Cuál es la situación de Malvinas?

Las Islas Malvinas no cuentan con un acuerdo específico, como es el caso de Gibraltar, por lo que efectivamente se han quedado sin los beneficios que implicaba su pertenencia a la UE. Seguir siendo parte de la comunidad europea, y de la gran familia británica, (cuando esta ya no lo es), es un logro Gibraltareño al que no pueden aspirar.

El límite a los alcances del acuerdo comercial afectará fuertemente la economía de las islas cuya población vive en gran medida de la exportación ictícola a Europa, especialmente a través del puerto de Vigo en España. Además perderán la asistencia financiera que recibían a través de múltiples programas que abarcan desde infraestructura a cuidado del medio ambiente, todo lo cual recaerá sobre el RU, que no deja de ser la metrópoli de la cual dependen.

Ya afectada por la caída del precio internacional del petróleo que volvió inviables los desarrollos de las cuencas cercanas a las islas, los habitantes de Malvinas apuestan a que el RU pueda llegar a algún tipo de acuerdo especial en su nombre que “mantenga el statu quo”.

La diplomacia argentina, por su parte, había solicitado a las autoridades de la Unión Europea y a cada uno de los países que la integran que las islas fueran consideradas territorio en litigio en lugar de británico, y ahora tiene el desafío de la oportunidad.

La negociación española funciónó porque Gibraltar necesitaba algo, permanecer en la UE, que España podía ofrecer. Y sin embargo, la cuestión de la soberanía quedo por fuera de discusión. ¿Que posibilidades tiene entonces Argentina? ¿Qué herramientas podemos utilizar a nuestro favor en la negociación?

Disputas Territoriales Prolongadas y su irresolubilidad

Resulta indispensable incorporar al análisis que tanto Malvinas como Gibraltar son “Disputas Territoriales prolongadas” que pueden calificarse, con justicia, como Irresolubles, basados en su resistencia a los intentos de resolución lo largo del tiempo o incluso en la imposibilidad de avanzar en las negociaciones respecto de la soberanía. (Hassner, 2007)

Esta situación se explica, en gran medida, por el hecho de que el territorio tiene una alta valoración (3), tanto en términos tangibles – materiales, objetivos- como intangibles – simbólicos, subjetivos- que se vincula con la tasa de perdurabilidad de las disputas (Hensel & McLaughlin Mitchell, 2017) (Hensel P. R., 2001; 2000). Cuando el valor asignado al territorio (sea tangible o intangible) es más alto que su valor de cambio, la propensión a intercambiarlo y/o compartirlo (o dividirlo) es muy baja; si ambos Estados involucrados otorgan un alto valor al territorio en disputa la posibilidad de resolución tiende a ser baja y las disputas tienden a perdurar en el tiempo. (Wiegand K. , 2011)

Es plausible considerar que tanto Malvinas como Gibraltar, con sus particulares, son enclaves estratégicos para la armada británica. El peñón en la boca del ingreso al mediterráneo y las Malvinas en la puerta de entrada a la Antártida, ambas han servido como postas navales del extenso despliegue del RU en los mares. Es decir que su valor tangible no deja de ser una de las causas principales de las dificultades de resolución del conflicto, o más bien, de la poca inclinación británica hacia algún tipo de cambio en el status de las mismas.

A su vez, más allá de tener origines disimiles (4) aunque con rasgos comunes, ambas cuestiones comparten la singularidad de haber sido incluidas en el listado de territorios no-autónomos de las Naciones Unidas (5), siendo los únicos dos casos donde se reconoce la presencia de una potencia administradora del territorio, sin la existencia de un pueblo al que se le pueda reconocer el derecho a la libre determinación, debido a que en el origen de ambos casos la población autóctona, perteneciente al Estado actualmente reclamante de soberanía, fue expulsada por la potencia colonizadora, hoy Estado ocupante, que trasplantó población propia para crear la colonia.

Por ende, la soberanía que se ejerce está en disputa y es calificada de “ambigua”, por ser ambos casos presentados en el comité de descolonización de la Naciones Unidas, con un llamado a la negociación que implica el reconocimiento de la controversia de soberanía por parte de la comunidad internacional.

Seguidamente ambos Estados reclamantes de soberanía, Argentina y España, lo consideran una demanda de integridad territorial y le asignan un alto grado de valoración intangible. Por ende su devolución es prácticamente innegociable, porque es una causa nacional. Mientras que en el caso del Estado Ocupante, El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el valor intangible que se le otorga tanto a Malvinas como a Gibraltar se desprende de la existencia de población británica en ambos territorios.

En resumen, ambos Estados asignan una alta valoración al territorio, sea en términos tangibles como intangibles, lo cual dificulta las posibilidades de resolución del conflicto.

Según Martínez “España realiza una reivindicación propiamente descolonizadora a título de integridad territorial sobre la ciudad, el puerto y el peñón, cuya soberanía ostenta el Reino Unido, en virtud de un título controversial”. (Martínez, 2017, pág. 70) a su vez señala que  las resoluciones de la Asamblea General han tenido la virtud innegable de impulsar el proceso de negociaciones bilaterales entre España y Reino Unido, el cual ha pasado por diferentes etapas hasta la actualidad, durante la cuales han llegado a trascender algunas propuestas de resolución del conflicto tales como la “co-soberania”. Sin embargo ninguna de estas propuestas será factible, ni siquiera la presentada por España en función del contexto favorable del Brexit, mientras las partes continúen defendiendo a ultranza intereses basados en valoraciones históricas que son mutuamente excluyentes. Es decir que el acuerdo conseguido por España abre la puerta a una posibilidad y logra mejorar las condiciones de base, pero todavía no implica una negociación en términos de la soberanía, y no podrá hacerlo mientras la postura Española de recuperación territorial y la Británica de defensa de la libre determinación de los pueblos, considerando a los gibraltareños como un pueblo que ha decidido autodeterminarse británico, no se modifique.

Para argentina la situación es similar, ya que si bien se ha protestado firmemente contra la violación de sus derechos soberanos sobre Malvinas desde el mismo momento de la ocupación de las islas, el statu quo territorial tiende a favorecer al estado ocupante, y es nuestro desafío generar las condiciones para empujar una salida negociada.

Referencias en el texto:

  1.  Se entiende por “Cuestión Gibraltar” al diferendo de soberanía entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y el Reino de España por los territorios del peñón de Gibraltar. Gibraltar figura en la lista de Territorios No Autónomos de las Naciones Unidas desde 1946, a raíz de la transmisión de información por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en virtud del Artículo 73e de la Carta de las Naciones Unidas. Véase: Resolución 66 (I) de la Asamblea General de 14 de diciembre de 1946.
  2. Se entiende por “Cuestión Malvinas” al diferendo internacional acerca de la soberanía de las Islas Malvinas, Sándwich y Georgia del Sur y espacios marítimos circundantes entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Las Islas Malvinas figuran en la lista de Territorios No Autónomos de las Naciones Unidas desde 1946, a raíz de la transmisión por el Reino Unido de información en virtud del Artículo 73 e de la Carta de las Naciones Unidas. Véase: Resolución 66 (I) de la Asamblea General de 14 de diciembre de 1946.
  3. Además de su valor tangible e intangible, el territorio puede ser importante por razones de reputación (Hensel P. R., 2011), (Wiegand K. , 2011), (Wang, 2014). Si un Estado cede ante un adversario en temas territoriales, se podría alentar a otros adversarios a que presionen sus propias demandas territoriales, o sobre otros temas.
  4.  El más importante es que en el caso de Gibraltar existe un título de cesión valido de soberanía por parte de la Corona Española, a la Corona Británica, en el marco del Tratado de Utrecht, que puso fin a la guerra de sucesión española en 1714. Sin bien el litigio es mucho más complejo e incluye diferendos específicos, como el del terreno del Istmo, no cedió en el tratado, o el de las aguas circundantes.
  5. En el caso de Malvinas, El Comité Especial de Descolonización (conocido también como C-24), órgano subsidiario de la Asamblea General, examina la cuestión desde 1964, teniendo en cuenta la recomendación del C-24 de 1965, la Asamblea General aprobó la resolución 2065 (XX).

Escrito por

Directora Ejecutiva y Coordinadora de la Comisión de Geopolítica y Orden Mundial de Fundación Meridiano. Magister en Estrategia y Geopolítica de la Escuela Superior de Guerra - Universidad de la Defensa Nacional. Docente e Investigadora de la Carrera de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y titular de la Catedra de Estudios Geopolíticos Saavedra Lamas de la Universidad de San Isidro.

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