El Área de Género de Politólogos al Whisky junto al Área de Géneros del Centro de Estudios de Política Internacional (CEPI) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) dieron comienzo al “Ciclo género y poder” el día 20 de noviembre del 2020, cuyo objetivo es establecer intercambios académicos, analíticos y prácticos desde la perspectiva de género. En esta ocasión, las temáticas que se ponen sobre la mesa están vinculadas al poder y los ámbitos de éste. En este primer encuentro estuvieron presentes Dulce Cháves del Centro de Estudios en Género(s) y Relaciones Internacionales (CEGRI – IRI), Camila Russmann de Politólogos al Whisky y Yohana Solís del CEPI.
Quien abrió el Ciclo como primera expositora fue Dulce Daniela Cháves, activista, transfeminista y antirracista, profesora y Licenciada en Comunicación Social y doctoranda en Relaciones Internacionales con un panel vinculado al poder y correlatos entre el pasado y el presente. Luego continuó Camila Russmann, Licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales e integrante de Politólogos al Whisky con una ponencia sobre la violencia política a las mujeres. Por último, concluyó la Licenciada en Ciencia Política (UBA) Yohana Solís con un análisis de casos sobre mujeres en varios ámbitos del proceso de toma de decisiones.
Los paneles giraron en torno a un mismo tema general: la relación mujeres y ámbitos de poder y decisión, como goza el título del Ciclo. En un plano particular, las expositoras se focalizaron en una multiplicidad de concepciones teóricas y empíricas subyacentes a sus enunciados y comprobaciones empíricas propias a través de investigaciones desde diferentes enfoques. A raíz de lo expuesto durante este primer Ciclo, en el presente escrito se tomarán las principales reflexiones mencionadas por las conferencistas y argumentos teóricos no desplegados. Seguidamente para concluir, se crearán nuevas consideraciones finales desde la subjetividad de quien escribe.
El Ciclo fue una gran oportunidad para pensar y problematizar, nuevamente, el patriarcado y las acciones misóginas y machistas que ocurren dentro de esta estructura. Es de esta forma que es importante retomar como puntapié inicial y marco de esta cuestión un fragmento escrito por Rita Segato (2016) en su libro “La guerra contra las mujeres”;
“La historia de los hombres es audible, la historia de las mujeres ha sido cancelada, censurada y perdida en la transición del mundo-aldea a la colonial-modernidad”
Es importante pensar esta oración respecto a los casos de mujeres que pudieron ocupar espacios de poder y de decisión como los expresados y analizados durante el primer encuentro de los Ciclos. La doctoranda Cháves, mientras desarrollaba su panel, manifestó que actualmente coexisten dos poderes en tensión: por un lado, se encuentra el poder hegemónico, patriarcal en términos de dominación; y por otro, el poder que sostiene un proyecto de emancipación, que podría ser caracterizado como “poder sororo”.
De igual importancia, menciona que las diferencias construidas socioculturalmente llevaron a asumir roles de género que posteriormente se transformaron en desigualdades, sostenidas muchas veces por las propias instituciones. Estas desigualdades pueden visibilizarse en el acceso tardío de las mujeres a espacios ocupados históricamente por hombres y limitados a las mujeres, acceso a la educación superior, acceso al derecho a sufragar, entre otros múltiples ejemplos.
Las mujeres que han llegado a cargos de poder y las que han consolidado liderazgos se han cimentado como blanco de críticas, hostigamientos y acciones misóginas. La disrupción en la configuración del statu quo patriarcal y las reacciones ante actos de gran envergadura de carácter emancipatorio por parte de sectores relegados históricamente (leáse mujeres y disidencias) adquieren protagonismo en las investigaciones y estudios de género.
Teniendo en cuenta lo mencionado hasta el momento, es menester traer a colación el concepto de “violencia política a las mujeres” aludido en el panel de la Lic. Camila Russmann y empleado en su reciente artículo. Tomando la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer proclamada en 1993 manifiesta en su primer artículo que el término en cuestión hace referencia a cualquier acto de violencia de género que tenga como resultado el daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, incluyendo las amenazas de tales actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad en la vida pública o privada.
Concerniente a lo que se habló, se pueden profundizar e investigar otras líneas respecto a la misma temática, como por ejemplo sobre lo que hay detrás de una mujer que “rompe el techo de cristal” y logra posicionarse en ámbitos claves de poder y decisión gubernamental. En “Feminismo para el 99%. Un manifiesto” escrito por Arruza, Bhattacharya y Fraser (2019) se plantea, en la Tesis 2, que el feminismo liberal pregona en ámbitos profesionales y gerenciales el “ir adelante” y “romper el techo de cristal”, fomenta y también
“[…] permite que un puñado de mujeres privilegiadas puedan trepar sin culpas por la escalera corporativa o las jerarquías militares, y plantea una versión mercantil de la igualdad que encaja a la perfección con el entusiasmo por la diversidad que prevalece en la cultura empresarial actual”.
Si este enunciado es trasladado a las esferas de poder público, se podría pensar qué otras condiciones pueden darle sentido al adjetivo de “privilegiada” a una mujer que ocupa espacios de la política. Es así que se le pueden añadir factores como la clase social a la que pertenece, si es o no cisgénero, su color de piel y lugar de origen, religión, entre otras variables que el colectivo social le atribuye al significante de “privilegiada”.
Un punto clave que sigue el correlato de la narrativa está ligado a lo que Arruza, et. al.(2019) exponen sobre el feminismo neoliberal mencionando que el mismo
“[…] permite a las mujeres profesionales y gerentes puedan ascender precisamente porque les permite apoyarse en mujeres migrantes para delegar en ellas sus tareas domésticas y de cuidado a cambio de muy bajas remuneraciones. Sin sensibilidad de clase ni de raza, este feminismo ata nuestra causa al elitismo y al individualismo.”
Difícilmente se localizan discursos en la sociedad que cuestionen lo que se encuentra detrás de mujeres y hombres que acceden a cargos de poder. Lo cual es importante para problematizar la naturalización de trabajos precarizados, entre otras cuestiones.
Los temas que rondan sobre poder y género(s) son asuntos que deben ser fundamentales y deberían ocupar un lugar en la agenda pública. La importancia de mujeres feministas en lugares de toma de decisiones y el trabajo desde la perspectiva de género es sustancial para el sistema político argentino y para el resto de los países del mundo, tal y como vislumbra en el primer Ciclo de Género y Poder.
Para finalizar, es imprescindible mencionar que en las tres exposiciones subyacen concepciones teóricas muy importantes para consolidar precedentes al pensar la problemática de las violencias a las mujeres. Asimismo, ejemplos pragmáticos ayudan a visibilizar accionares misóginos y machistas que se dan en la cotidianidad de la vida de las mujeres y disidencias.
Es menester retomar puntos clave como el de la exposición de la Licenciada Camila Russmann cuando se afirma el enunciado contundente de que la violencia política que sufren las mujeres no son situaciones aleatorias y aisladas. Esto es imprescindible para problematizar que son acciones misóginas y machistas que se enmarcan dentro de un sistema estructural mayor: el patriarcado. Los ejemplos gráficos mostrados en su presentación, junto a los expuestos por Yohana, constituyen la visibilización de lo que se enfrentan continuamente la gran mayoría de mujeres que se encuentran en los lugares de poder.
Caer en la normalización de este tipo de violencia no hace más que retrasar un sistema político con perspectiva de género(s) y poner el foco de atención en acciones – como aquellas vinculadas a la situación civil de las mujeres, sus ideales políticos, entre otras – que se alejan de la problemática real.
Es vital tener en cuenta la ponencia de la Lic. Cháves para un arraigo de luchas emancipatorias que busquen un futuro con mayor igualdad y justicia, para que las mujeres y disidencias puedan alterar esta estructura que lxs condena a un lugar de subalternidad.
Se podría mencionar como línea para futuras investigaciones sobre el funcionamiento de la democracia añadiendo nuevas leyes y abordajes que piensen en clave de igualdad de género(s), mejora en el acceso a los puestos de poder y decisión, como así también el incremento de evaluaciones de escenarios de desigualdad. No se debe perder de vista ni pasar por alto lo que no se visibiliza; los trabajos no remunerados como corresponden, las situaciones de precarización laboral, las brechas de género y la feminización de la pobreza, ya que es fundamental un abordaje interseccional.
Las luchas feministas son luchas colectivas, con heterogeneidades que coexisten dentro de un significante vacío como “feminismo”, aunque decirlo en singular también le aporta sentidos subyacentes, sin embargo y dejando de lado esta cuestión cuyo desarrollo debería ocupar otro artículo, es menester mencionar que es momento de comprender que la disruptividad tiene cara de aquellas identidades feminizadas oprimidas durante siglos cuyas voces hoy, se escuchan más fuerte que nunca.
Referencias bibliográficas
Arruza, Cinzia. Bhattacharya, Tithi. Fraser, Nancy. (2019) Feminismo para el 99%. Un manifiesto. Rara Avis Editorial.
Segato, Rita. (2016) La guerra contra las mujeres. Buenos Aires: Prometeo Libros.
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