Sobre todo desde el siglo XIX, la ficción a menudo se ha nutrido del campo de las ciencias para crear relatos que se convirtieron en clásicos como Julio Verne y H.G. Wells. Si las artes están la mayoría de las veces influenciadas por el contexto histórico en el cual se produjeron, no es de sorprenderse que desde mitad del siglo XIX la ciencia haya sido una fuente aparentemente inagotable de inspiración para la ficción (al punto de dar forma a un género propio), dada la aceleración que se dio en los últimos 150 años en materia de descubrimientos científicos y avances tecnológicos.
Las cabezas, sin embargo, suelen avanzar más rápido que la realidad – o las investigaciones científicas – y así escritores y más tarde cineastas plasmaron en sus obras aquello que proyectaban para el futuro, a veces como entusiastas de la ciencia que dejaban volar su imaginación pensando lo próximo, otras como testigos preocupados por las implicancias ético-morales que los avances que empezaban a vislumbrar podrían traer al materializarse.
Las proyecciones de la ficción popular sobre el futuro fueron algunas veces desacertadas (para decepción de muchos, el 2015 llegó sin autos ni skates voladores), pero en algunos casos se han acercado llamativamente a la realidad.
En esta crítica, se analizará 2001, Odisea en el Espacio (2001: A Space Odissey) de 1968, un film definitorio de uno de los directores más renombrados y controversiales del siglo XX: el norteamericano Stanley Kubrik (1928-1999). La época de producción de la película juega un rol crucial en el presente análisis. Una década convulsionada con varios hechos bisagra pueden haber actuado como disparador de varios señalamientos que el director hace a lo largo de la película.
“2001, Odisea en el Espacio” comenzó a gestarse a mitad de la década y vio la luz en 1968, una época atravesada por varios sucesos de relevancia como fueron el auge del cientificismo, la carrera espacial, las revueltas sociales por los derechos civiles de los afroamericanos, derechos de las mujeres, y un hecho crucial: la guerra en Vietnam. La segunda mitad de la década de 1960 marca el inicio de la segunda etapa de la guerra, la más problemática para EEUU puesto que ya no cuenta con el apoyo mayoritario de la sociedad, los jóvenes de bajos recursos que no podían eludir la conscripción vuelven a casa envueltos en banderas (y a veces convertidos en fervientes militantes anti-bélicos) y la oposición a la Guerra funciona de amalgama para varios segmentos de la sociedad que desde inicio de la década reclamaban por diversos motivos (no solo los antes mencionados afroamericanos y mujeres pero también otras minorías, estudiantes). La mentalidad de “mi país, esté en lo correcto o equivocado” (“My country, right or wrong”) ya no era la imperante, y los reportes de las atrocidades cometidas por soldados norteamericanos contra civiles en aldeas vietnamitas comenzaban a ser expuestas en forma de horrorosas imágenes y desgarradoras crónicas por parte de corresponsales de guerra de todo el mundo, las cuales contradecían los relatos oficiales sobre cuáles eran las condiciones en el frente; esto no hace más que acrecentar el descontento, los cuestionamientos: la confianza ciega total en el país por parte de toda la población, es cosa del pasado, se afianza la creencia de que “el gobierno oculta cosas”1.
Por empezar, un breve resumen del argumento: en el segmento inicial El amanecer del Hombre (The Dawn of Man), vemos a un grupo de homínidos sumidos en sus conductas primitivas.Luego del contacto con un extraño monolito aparecido de la nada, sufren una alteración en su comportamiento: descubren que pueden usar huesos como armas y con eso procurarse el alimento mediante la caza de animales, así también como la defensa de homínidos rivales, llegando a darles muerte. Millones de años más tarde, el Dr. Heywood se dirige a la luna a investigar el hallazgo de una misteriosa formación “enterrada adrede” bajo la superficie. Cuando los astronautas se acercan a la piedra en cuestión – que no es otro más que el mismo monolito que encontraron los simios – ésta emite una aguda señal que ensordece a todo el equipo. En el segundo segmento Misión Júpiter (Jupiter Mission), han pasado 18 meses del suceso en la luna y los astronautas David Bowman y Frank Poole junto a otros tres tripulantes en estado de hibernación se dirigen a Júpiter a bordo de XXXX, una nave controlada en su totalidad por HAL 9000, una computadora super inteligente con personalidad humana para cumplir una misión cuyos objetivos no son revelados. Luego de alertar sobre un error a producirse en 72 hs. Bowman y Poole revisan la fuente donde el mal funcionamiento habría de suceder. Cuando corroboran que todo está funcionando de manera acorde, consultan con la base, desde donde les responden que la computadora gemela de HAL no reportó ningún error.
Los astronautas entonces deducen que el error tiene que haber sido de HAL, pero éste al ser confrontado con la información responde que la discrepancia sólo puede atribuirse a un error humano. Advertidos de que la computadora puede estar equivocándose o actuando de forma autónoma, Bowman y Poole deciden que no les queda otra alternativa que desconectarla, pero esto prueba no ser tarea sencilla dado que HAL tiene sus propios designios: salvar la misión, y para eso comienza a eliminar sistemáticamente a la tripulación. Bowman, el único sobreviviente logra trabajosamente retornar a la nave y desconectar la computadora; luego encuentra un video pregrabado que revela la verdadera naturaleza de la misión.
Ahora bien, con Kubrik nunca nada es tan literal, y vaya si eso queda claro en el último segmento del film A Júpiter y más allá (To Jupiter and beyond), con pasajes muy a tono con la estética lisérgica de la época y con una escena más que intrigante que de pronto nos saca del ámbito espacial, de seguro la parte más difícil de digerir de toda la película y esto permite intentar una lectura más sutil, partiendo de los dos elementos señalados anteriormente: el clima de época y la temática recurrente del director:
¿Qué representa HAL? ¿Una proyección a futuro de a dónde podría dirigirse el avance tecnológico o es una metáfora de la deshumanización del hombre?
El temor a que la inteligencia artificial tome conciencia de sí misma, adquiera mayor autonomía y se vuelva un peligro para los humanos (exactamente lo que hace HAL) ha cobrado mucha fuerza en las últimas décadas y este film a menudo se menciona como ejemplo. Las posibilidades de que esto pase en la realidad tal como se ve en la película son por ejemplo según Christopher Coker, no tan certeras: para este autor, ese temor es infundado ya que por un lado, la inteligencia desarrollada por las computadoras si bien asombrosa en velocidad y capacidad de volumen de información procesada, sigue siendo del tipo matemático y muestra signos escasos de lo que se puede definir como comportamiento inteligente; y por otro, se parte de la premisa que la inteligencia artificial, de tomar conciencia de sí misma, caería en las mismas lógicas de pensamiento que los humanos, y precisamente porque no lo son, no se puede asegurar que desarrollarían la voluntad de dominar impulsados por el deseo de supervivencia (Coker, 2013). Entonces, la posibilidad de que en un futuro computadoras y robots se propongan aniquilar a la raza humana, parecería ser lejana.
Sin embargo, eso no cierra el debate, ya que hay campos en donde la inteligencia artificial representa amenazas mucho más tangibles: el campo militar y el campo laboral. En este último, la existencia de supercomputadoras capaces de hacer un mejor trabajo (más eficiente, rápido y sobre todo más barato) que los humanos es un peligro muy real: la automatización en sectores como finanzas, atención al cliente, medicina, transporte e incluso periodismo gracias a softwares de última generación como Eureka o como Quill significa una expulsión de una enorme masa de trabajadores del mercado que no podrán reinsertarse en la economía digital (Ford, 2016).
En el campo militar, el desarrollo de armas completamente autónomas significa una posible exclusión de la intervención humana en operaciones militares, lo cual implicaría que los robots tendrían la capacidad de buscar, detectar y atacar objetivos por sí mismos guiados solamente por algoritmos sin siempre distinguir entre militares y civiles (verdadero problema en las guerras híbridas de la actualidad, donde ese límite es cada vez más difuso, la distinción entre combatientes y no combatientes puede resultar demasiado sutil para un dron o robot). Según Elinor Sloan, si bien los robots tendrían a favor el hecho de estar libres de emociones como miedo, ira o deseos de venganza lo cual disminuiría los crímenes de guerra, también tendrían la capacidad de buscar la mejor solución para un problema que se presente (de la misma forma que Deep Blue podía analizar miles de movimientos posibles antes de hacer una jugada) sin evaluar la discriminación y la proporcionalidad (Sloan, 2015).
Pero volvamos a 2001: ¿el temor a estas realidades actuales es lo que pudo haber guiado a Kubrik en su concepción del personaje de HAL? Tal vez, pero puede tener otros significados: puede ser una crítica a la creciente dependencia del hombre a la tecnología, en el film se enfatiza varias veces que HAL controla todo: lo más importante, es que es el encargado de monitorear las funciones vitales de los tres personajes que se encuentran en estado de hibernación, la vida de la tripulación está literalmente en sus manos: hoy en día se puede hacer lugar de sobra para esa preocupación acerca de la dependencia a la tecnología, la penetración de internet es tal que prácticamente no hay aspecto de la vida cotidiana que no involucre la conexión a algún tipo de dispositivo vinculado a la red (Greengard, 2015).
También podría ser una crítica a un gobierno que siempre está vigilando: la escena en que Bowman y Poole se aíslan en un Pod para poder discutir la situación sin ser escuchados por HAL porque sospechan de las intenciones de la computadora, pero no lo logran ya que aunque no puede oírlos, el sistema lee sus labios y advierte que el plan de los dos astronautas es desconectarlo. Teniendo en cuenta que EEUU contaba con el antecedente del plan sistemático de vigilancia y elaboración de perfiles que fue el macartismo, HAL también podría representar a ese sistema que todo lo ve y todo lo registra; hoy en día ese sistema se ha ampliado para ser un verdadero panóptico global: si en los 60s la vigilancia y recopilación de datos estaba monopolizada por el Estado, en la actualidad gracias a internet es posible que la nube recopile todos los pequeños datos que inadvertida y voluntariamente le proveemos creyendo que se trata de detalles insignificantes, pero que sumados y procesados de acuerdo a algoritmos matemáticos forman ADNs digitales, verdaderos perfiles que condicionan toda nuestra existencia desde lo más obvio que es conducir los patrones de consumo hasta limitar las posibilidades de obtener un empleo porque se toma un reporte de comportamiento crediticio como reflejo del carácter de una persona (O´Neill, 2016).
Pero todavía queda más para ver en HAL. El primer rasgo que llama la atención de la supercomputadora es su marcado carácter humano: tal elección difícilmente haya sido azarosa. La maleabilidad del comportamiento ha sido un tópico que Kubrik ha abordado a lo largo de su filmografía, La Naranja Mecánica y La Chaqueta Metálica son buenos ejemplos, dicho esto, HAL representaría a un humano vaciado de contenido en pos de alcanzar un nivel mayor de eficiencia; en varias ocasiones se recuerda que la computadora es infalible, que posee un antecedente limpio de cualquier error, y teniendo en cuenta el contexto de fondo de Vietnam (una guerra diferente, una de las primeras guerras asimétricas donde los métodos tradicionales estaban arrojando resultados negativos) es posible que sea una crítica al proceso mediante el cual los soldados eran preparados para alcanzar un nivel infalible de letalidad (a esto volvió en La Chaqueta Metálica), lo cual sólo se puede lograr con la frialdad de una máquina, de la misma manera que HAL sin ningún titubeo desconecta una por una las funciones vitales de los tripulantes en estado de hibernación (en una escena que sólo muestra unas líneas, pero que logra ser realmente espeluznante). También cabe preguntarse cuál es el problema con HAL: ¿funciona mal porque sigue sus propios designios y se vuelve contra la tripulación? ¿o acaso funciona bien, perfecto incluso, porque ejecuta el objetivo de proteger la misión a toda costa?
Para continuar con la vinculación con el clima de época, y respecto al tema mencionado anteriormente de la pérdida de confianza de la población en el gobierno y del ocultamiento de información por parte de éste, es de destacar la escena de la conferencia: en esta el Dr. Heywood Floyd se dirige a un grupo informándoles la necesidad de mantener absoluto secreto acerca de la situación en la base Clavius enfatizando que debe entenderse “el grave potencial de shock cultural y desorientación social” que tendría la divulgación de la verdad, uno de los asistentes le pregunta hasta cuándo van a tener que mantener la tapadera, a lo que el Dr. Floyd responde “todo el tiempo que sea necesario”. Teniendo en cuenta lo delicado de la situación en EEUU para la época es posible que esta escena sea una alegoría de cómo las autoridades norteamericanas ocultaban la verdad acerca de cómo avanzaba el conflicto en Vietnam para evitar aumentar el descontento general de la población, el cual, como ya se mencionó anteriormente, era más que considerable. “2001, Odisea en el espacio” es un film ante el cual difícilmente se pueda ser indiferente. Una genialidad para algunos, un viaje indescifrable para otros. Una obra que a priori parece tratar principalmente sobre tecnología e inteligencia artificial, pero que invita a reflexionar sobre cuestiones como la naturaleza humana y la evolución.
Esas piezas que no encajan son las mismas que hacen volver al film una y otra vez para tratar de descifrar qué es exactamente lo que quiso decir Kubrik: ¿nace un nuevo hombre? ¿el hombre muere y vuelve a nacer, es el eterno retorno? ¿los aliens vinieron y van a volver? Tal vez nunca se llegue a comprenderlo del todo pero es en ese punto en el cual radica su particular encanto, en estimular el cuestionamiento, sobre todo el interno.
Notas al pie
1 Este tipo de información desde el frente, es indeseable para un gobierno que se encuentre atravesando una contienda y precise mantener un relato. Años después, en la década de 1980, surgió una forma de contener las crónicas alternativas nocivas con la técnica de transmisión continua en vivo y en directo: el bombardeo de imágenes en tiempo real y sin editar que no dan tiempo a procesar la información, apelan a movilizar emociones del público para que éste se forme una opinión arraigada en lo afectivo que después es muy difícil de modificar, por más que se la quiera refutar con información basada en investigación y corroboración de datos. La cobertura de la Guerra contra el Terrorismo desplegada por la administración de George W. Bush post 11 de septiembre se valió mucho de esta herramienta.
Referencias
Cocker, Cristopher (2013): Warrior Geeks: How 21st Century Technology is Changing the Way we Fight and Think about War, Cap. 1. Oxford University Press.
Ford, Martin (2016); El Auge de los Robots: La tecnología y la amenaza de un mundo sin trabajo, Cap. 3, 4, 7. Ed. Paidos.
Greengard, Samuel (2015): The Internet of Things, Cap. 1, 2. The MIT Press Essential Knowledge Series, MIT Press.
O´Neill, Cathy (2016): Weapons of Math Destruction: How Big Data Increases Inequality and Threatens Democracy.Sloan, Elinor: Robotics at War, Survival, Vol. 57 (2), International Institute for Strategic Studies.
Un comentario en “2001, Odisea del Espacio: ¿Proyección del futuro o crítica del presente de los 1960s?”