El análisis de los sujetos colectivos sigue siendo una discusión no saldada dentro de la academia de las Ciencias Sociales. La Sociología, Antropología, Ciencia Política, Relaciones Internacionales, Economía, Ciencias de la Comunicación, y especialmente con el afianzamiento de la Psicología Social, estas disciplinas continúan aportando nuevos nombres y perspectivas para el fenómeno.
Fernández Poncella (2012) divide los estudios en 2 tipos, con sus respectivos puntos intermedios: los que parten de que la masa es un ente diferente a los individuos y a su suma, una suerte de alma colectiva, a modo de conciencia o espíritu supraindividual; y los que señalan que las personas en la masa siguen con su comportamiento individual; sin embargo, más intenso y sin inhibición. El enfoque intermedio propone que no se pierde la identidad individual del todo, pero que sí hay más emotividad y sugestionalidad personal, y afloran impulsos reprimidos por el individuo toda vez que éstos se conjugan con determinadas condiciones socioculturales que han de estar presentes.
Es así que los trabajos sobre masas, multitudes, muchedumbres, públicos, etc. suelen poseer el mismo objeto de estudio, pero no las mismas implicancias.
Moscovici, por su parte, luego de recopilar la obra de autores clásicos como Le Bon y Freud aporta: “La psicología de las multitudes […] menosprecia deliberadamente la influencia de los factores económicos y sociales […]; tiene una tiene una tendencia a rebajar el valor intelectual y humano de las masas” (Moscovici, 2005: 475).
Aunque todos y cada uno implican un bagaje y supuestos propios, la mayoría de estos aportes siguen detentando una carga despectiva, hostil o al menos de desconfianza hacia los sujetos plurales. Una de las definiciones más difundidas de masa es:
“conjunto transitorio de individuos iguales, anónimos y semejantes, en el seno del cual las ideas y las emociones de cada uno tienden a expresarse espontáneamente”.
Moscovici, 2005 (13)
Y entre sus características se enfatiza la presencia o participación de personas anónimas, despersonalizadas, sustituibles, heterogéneas, incontables (Munné, 1987).
Las publicaciones de esta sección han intentado volver a poner en el ojo público a personajes borrados de la historia, pero esta busca hacer algo diferente: darle protagonismo a esos sujetos colectivos que aparecen repetidamente en los libros, pero son siempre anexo de una gran figura o simples receptores pasivos de una historia que parecía inevitable.
Humilladxs por la academia y círculos elitistas que los caratulan como irracionales, sugestionables, con limitada actividad intelectual. Menospreciados o al menos desconocidos al transformarlos en números o convertirlos en mera materia prima de los resultados de sus esfuerzos. Usados a placer, escondiéndolos tras las caras de los denominadxs líderes o en el frente a la hora de expiar culpas.
Los revolucionarios franceses, las sufragistas, los anarquistas, los eslavos anti-zaristas, los libertadores sudamericanos, los colectivos LGBTIQ+, los combatientes kurdos, todos formados por miles de nombres que pusieron el cuerpo a sus convicciones sin esperar otra cosa que un presente y futuro mejor. Pero el hecho trasciende archivos históricos.
El 2019 se ha caracterizado por tener a los sujetos colectivos como protagonistas: A los manifestantes que se han enfrentado a sus gobernantes en Francia, Cataluña, Bolivia, Líbano, Irak, Hong Kong, Irán, Argelia, Reino Unido, Argentina, Chile, Puerto Rico y Ecuador. Al movimiento de mujeres, que ha logrado hacer temblar los cimientos del patriarcado mundial. A los activistas por un medio ambiente saludable, que han puesto a la sustentabilidad como tema de agenda pública.
Probablemente no haya monumentos en su nombre, ni reciban medallas o premios. No podrán ver sus fotografías en materiales escolares ni en las portadas de los diarios. Nadie les pedirá su autógrafo ni les perseguirán paparazzi. Incluso puede que cumplan cárcel, hayan recibido golpes o amenazas, que hayan renunciado a muchas vivencias y recursos para luchar por lo que creían justo.
Y aunque les suene a poco, en un sistema ingrato que siempre necesita caras y protagonistas, sepan que son autorxs indiscutidos del cambio social, la historia y el presente. Y que este artículo está dedicado a ustedes.
Hoy, sacrificar la individuación sigue siendo condición necesaria para lograr transformaciones sistémicas. Y aunque el agradecimiento es plural, es un logro personal de cada unx. Este es un pequeño tributo a su entrega.
En noviembre de 1980, Dolly Parton lanzó “9 to 5 and Odd Jobs”; que incluía “Sing for the Common Man”. Y la forma de cerrar esta muestra de gratitud, es con otra:
You may not know me now/But I have been around/ You’ll never see my name on any pages
Puede que no me conozcas/ Pero he estado por acá/ No verás mi nombre en ninguna página
I’m just the common man /The fool who understands/The pain you go through/When life takes you under
Soy sólo el hombre común/ El tonto que entiende/ El dolor que sentís/Cuando la vida te tira para abajo
You may not know my mother/ My sisters or my brothers/Yet everyone has given for the other/ You know the working man/ He builds what others plan/So, everyone of us should sing his story
Puede que no conozcas a mi madre/Mis hermanas y hermanos/ Aún así, todos han sacrificado por lxs otrxs/ Vos conocés al hombre laburante/El que construye el plan ajeno/ Entonces, todos deberían cantar su historia
Dat after day/ He keeps working away/In offices, factories, and farms/ Year after year/ He sheds tear after tear/ He will provide, he will survive
Cuando termina el día/ Él sigue trabajando/ En oficinas, fábricas y granjas/ año tras año/ El vierte lágrima tras lágrima/ Él proveerá, él sobrevivirá
So, sing for the common man/A song for the common man/He paid for the song with the sweat of his brow/ He will survive, he will survive
Entonces canta para el hombre común/ Una canción para el hombre común/ El pagó por la canción con el sudor de su frente/ Él sobrevivirá, él sobrevivirá
2 comentarios en “Los sujetos plurales: darle nombre a los eventos anónimos”