India: violencia de género y cultura de la violación

India es un país que se destaca por su gran diversidad cultural y religiosa. Una característica clave para entender cómo está organizada su división social es el sistema de castas que actualmente continúa imperando en la región. Dicho tipo de estratificación social ordena  a la población según una estructura jerárquica basada en la polaridad entre pureza e impureza. Según el estrato al que pertenezca, una persona va a tener normas concretas de comportamiento y diferentes privilegios o la carencia de los mismos. 

Los textos sagrados de la religión Hindú identifican cuatro castas dentro de la sociedad india. La casta más privilegiada es la de los Brahmanes, sacerdotes de los dioses, encargados de enseñar e interpretar los textos sagrados. Luego se encuentran los Chatrias, son los gobernantes, guerreros y nobles. Personas con mucha capacidad de decisión y poder. Por debajo de estos están presentes los Vaishyas, trabajadores por cuenta propia como mercaderes, artesanos, comerciantes o ganaderos. Por último se pueden mencionar los Shudras, que son los siervos, su labor es servir a las demás castas. Se ocupan principalmente de las labores agrícolas. Quienes quedan excluidos de esta jerarquía son los grupos tribales y la comunidad dálit (esta palabra significa “oprimido”). Este colectivo ha sido considerado como “impuro” en el máximo grado. A las personas dálit no se les reconoce ningún derecho. 

Esta antigua estratificación social también genera ciertas dinámicas misóginas que someten a las mujeres indias a constantes vulneraciones de sus derechos. En este sentido, las estadísticas muestran datos preocupantes que exponen los aumentos paulatinos de los delitos de género con el paso de los años. La violencia sexual contra mujeres no deja de conmocionar a la sociedad India, que registra 100 casos de este tipo diariamente según los datos de la Oficina Nacional de Registro Criminal (1). 

La violación en grupo es una más entre las muchas formas de agresión que se cometen rutinariamente contra las mujeres en India. Este tipo de delito se ha empleado también como una táctica de control social, en un paisaje político de transformación, donde las castas inferiores se han movilizado contra la histórica opresión que sufren desde los estratos superiores de la sociedad.(2).

Un caso resonante de la violencia machista, es el de Jyoti Singh, una joven estudiante de 23 años que regresaba de una noche de fiesta en Nueva Delhi en diciembre de 2012. Ella fue violada de manera colectiva y murió dos semanas después de lo sucedido (3). Dicho suceso tan estremecedor marcó un antes y un después en la vida de las mujeres indias, sobre todo en las zonas del norte del país. Cuando se conocieron los hechos del caso, miles de mujeres salieron a protestar a las calles para exigir un cambio en la sociedad que ponga fin a la falta de seguridad con la que deben lidiar rutinariamente. 

Otro acontecimiento que causó gran conmoción ocurrió en 2018 en la ciudad de Kathua. Una niña de apenas 8 años fue violada, torturada y asesinada por un grupo de hombres y su cuerpo fue encontrado en un bosque. La niña desapareció a principios de ese año y su cuerpo golpeado fue descubierto casi tres semanas después. Según los investigadores, fue confinada en un templo local durante varios días, donde le proporcionaron sedantes para mantenerla inconsciente. El escrito de acusación policial alegó que fue “violada durante días, torturada y finalmente asesinada” (4). Este incidente también dio lugar a protestas masivas por la gravedad del caso. Por otro lado, dos ministros se vieron obligados a renunciar después de que surgiera que habían participado en manifestaciones en apoyo a algunos de los acusados. Tras el caso, el gobierno introdujo nuevas leyes que alargaban las penas de prisión e introducían la pena de muerte para las violaciones de niñas menores de 12 años.

Una aclaración importante es que la violencia contra las mujeres sigue teniendo lugar principalmente en las zonas rurales. Esto se debe a que en dichas zonas moran las castas de menor jerarquía y los dálit. Como se nombró anteriormente, estos grupos de personas se ven discriminados y violentados por las otras castas debido a que se los considera como “impuros”. Si bien esta discriminación la sufren ambos géneros, las mujeres se ven doblemente afectadas, teniendo en cuenta que en estas regiones la religión y el sistema de castas tiene mucho más peso.

Al mismo tiempo, un punto muy importante a destacar se relaciona a las dificultades que encuentran las mujeres al momento de denunciar cuando son víctimas de este tipo de delitos. Dicha situación se da como resultado de la connivencia institucional que logran hacer que las mujeres no se sientan contenidas para llevar a sus a sus agresores a la justicia. Las víctimas tienen que negociar con familias, encontrar testigos, probar las acusaciones y además lidiar con una policía que muchas veces está de parte del victimario (6). 

Esta dinámica sexista se ve agravada como resultado de un sistema de castas que estratifica a la sociedad de manera muy rígida, haciendo que las castas más bajas del país se encuentren segregadas, generando constantes situaciones de racismo y violencia hacia estos sectores. Como también, profundizando día tras día una clara diferenciación entre géneros que pone a la mujer en un lugar de inferioridad, haciendo que sus derechos sean vulnerados, para continuar perpetuando ciertos privilegios de las castas superiores.

En el caso tan particular de India donde las mujeres continúan padeciendo vulneraciones a sus derechos más básicos, los cambios aún son incipientes y queda mucho por hacer. En tiempos donde se comienza a considerar las voces de las mujeres en el mundo, donde los movimientos feministas han hecho escuchar su voz, es necesario que estos cambios en el paradigma social impacten en todas las regiones y en especial en aquellas donde las mujeres continúan siendo muy oprimidas por el sistema patriarcal.

Referencias: 

(1) Cantera, A. L. (2018, 26 junio). India, el país del mundo más peligroso para la mujer. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://elpais.com/internacional/2018/06/26/actualidad/1530028225_836118.html

(2) Desai, M. (2016). VIOLENCIA DE GÉNERO Y EL CUERPO POLÍTICO DE INDIA. New Left review, , 71–90. Recuperado de https://newleftreview.es/issues/99/articles/manali-desai-violencia-de-genero-y-el-cuerpo-politico-en-india.pdf

(3) Wolfe, L. (2015, 9 marzo). Not Monsters, but Men. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://foreignpolicy.com/2015/03/06/not-monsters-but-men-indias-daughter-women/

(4) BBC. (2019, 10 junio). El brutal caso de violación y asesinato de una niña musulmana de 8 años que expuso las tensiones religiosas dentro de Cachemira. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48582827

(5) Banco Mundial. (s.f.). Población rural (% de la población total) – India. Recuperado 17 diciembre, 2019, de Población rural (% de la población total) – India

(6) Chamy, C. H. (2012, 31 diciembre). 2013 llega a India con rabia e impotencia por violación. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/12/121231_violacion_delhi_rabia_india_ano_nuevo_ch

(7) Amnistía Internacional. (s.f.). India 2017/2018. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://www.amnesty.org/es/countries/asia-and-the-pacific/india/report-india/

(8) Human Rights Watch. (2018, 11 abril). Access to Justice for Women and Girls with Disabilities in India. Recuperado 17 diciembre, 2019, de https://www.hrw.org/report/2018/04/03/invisible-victims-sexual-violence/access-justice-women-and-girls-disabilities

Escrito por

Estudiante de cuarto año de la Licenciatura de Gobierno y Relaciones Internacionales en UADE.

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