10 de noviembre de 2019, España celebra su cuarta elección general en 4 años. Una convocatoria electoral marcada por el bloqueo, por la ausencia de pactos y por la falta entendimiento entre las distintas formaciones políticas. El desentendimiento que llamó más la atención fue entre los partidos del bloque de la izquierda, dado que eran los grupos políticos que más posibilidades tenían de gobernar en coalición (PSOE y Unidas Podemos) tras los resultados obtenidos en convocatoria electoral anterior del 28 de abril de este mismo año.
En cuanto a los resultados obtenidos en estas elecciones del 10 de noviembre, hay que destacar que aunque la volatilidad entrebloques no han variado drásticamente con respecto a los resultados obtenidos el 28 de abril, la volatilidad intrabloques sí que ha incrementando y se ha visto reflejada, especialmente, en el bloque de la derecha. En primer lugar, si se observan los resultados del bloque de la izquierda, hay que decir que, por un lado, el PSOE, liderado por el presidente en funciones Pedro Sánchez, ha sido el partido más votado con unos 120 escaños, menos que en las anteriores elecciones en las que obtuvo 123. Mientras que el partido Unidas Podemos, liderado por Pablo Iglesias, ha obtenido 35 escaños, menos que en la convocatoria electoral del 28 de abril donde obtuvo 42 escaños, posicionándose, tanto en las anteriores elecciones como en estas últimas, como la cuarta fuerza política. En cambio, el partido de Más País (una escisión de Unidas Podemos que se presenta en coalición con los partidos de Equo y Compromís) liderado por Iñigo Errejón, se estrena en estas elecciones obteniendo 3 escaños. Por lo tanto, no hay grandes cambios ni grandes diferencias en este bloque de la izquierda con respecto a lo ocurrido en la anterior convocatoria electoral, salvo la pérdida de 3 escaños por parte del PSOE y de 7 por parte de Unidas Podemos.
En segundo lugar, poniendo foco en el bloque de la derecha, se puede comprobar cómo la volatilidad es mucho mayor que en el bloque de la izquierda en comparación a las pasadas elecciones. El PP, segunda fuerza política del arco parlamentario liderado por Pablo Casado, mejora sus resultados, pasando de 66 escaños en las anteriores elecciones a 88 escaños en estas últimas. Mientras que VOX, partido de extrema derecha liderado por Santiago Abascal, también incrementa sus resultados, pasando de 24 escaños en las elecciones anteriores, a 52 escaños y la tercera posición en estas últimas elecciones. En cambio, Ciudadanos, partido liderado por Albert Rivera, sufre la peor pérdida de escaños de hasta el momento, pasando de 57 escaños en las elecciones del 28 de abril, a 10 escaños en estas últimas elecciones, pasando a ser la sexta formación política en número de escaños.
En cuanto al resto de partidos, lo más destacable sería el repunte y el ascenso de los partidos independentistas, regionalistas y nacionalistas. En primer lugar, observando los resultados electorales de los partidos independistas, se debe destacar que ERC es el único que disminuye en escaños, ya que pasa de 15 escaños en abril a 13 en estas últimas elecciones, mientras que JxCat, que pasa de 7 escaños a 8 escaños, y la CUP, que entra por primera vez en el Congreso de los Diputados consiguiendo 2 escaños, mejoran sus resultados, logrando que el bloque independentista (ERC, JxCat y la CUP) consiga un escaño más que en las elecciones anteriores. Por otro lado, el nacionalismo vasco aumenta su presencia electoral, el PNV pasa de 6 escaños en las anteriores elecciones a 7 escaños en estas últimas elecciones (consolidándose como la primera fuerza política en el País Vasco) y EH-Bildu logra pasar de 4 escaños en abril a 5 escaños en estas últimas elecciones. Todo ello, en detrimento de una caída de los partidos nacionales de derechas, en especial del PP. Y, por último, hay que destacar que en líneas generales los partidos regionalistas se han mantenido en los mismos resultados que en las anteriores elecciones (NA+ 1 escaño, Coalición Canaria 2 escaños y el PRC 1 escaño), pero con la diferencia de que el partido llamado Teruel Existe ha conseguido entrar en el Congreso, por primera vez, con 1 escaño, y el partido gallego BNG ha logrado volver a entrar en el arco parlamentario al obtener, también, 1 escaño.

Ante este paradigma electoral, que da lugar a un Congreso de los Diputados fragmentado y polarizado, la gobernabilidad y la estabilidad se presenta bastante complicada, pero no imposible.
El PSOE del presidente en funciones Pedro Sánchez se enfrenta a dos posibles escenarios a la hora de conformar un nuevo gobierno. Por un lado, estaría la denominada vía de “la gran coalición”, que consistiría en un gobierno formado por ministros y ministras de los partidos más votados, PSOE y PP, al estilo de las coaliciones alemanas que se llevan produciendo en el país germano desde 2005. Y, por otro lado, estaría la denominada “coalición de izquierdas o progresista”, que estaría formada por un gobierno del PSOE y Unidas Podemos, con el apoyo del PNV, Más País, Coalición Canaria, PRC, BNG y Teruel. Existe, además de un sí por parte de todos los diputados de Ciudadanos en la primera votación (investidura por mayoría absoluta), o de una abstención de Ciudadanos o de los grupos independistas en una segunda votación (investidura por mayoría simple). Como era de esperar, la opción que ha sido elegida es la del gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos con el apoyo de los nacionalistas y regionalistas, que, aunque sea la opción menos estable en un principio, dado que esta coalición de izquierdas necesita el apoyo de muchos más partidos minoritarios, es la más lógica y razonable, ya que hay mayores sinergias ideológicas y programáticas entre PSOE y Unidas Podemos que entre PSOE y PP.
En cuanto a las conclusiones o claves que se pueden sacar en claro de estas últimas elecciones son las siguientes:
- La gobernabilidad será complicada, dado la polarización y fragmentación del parlamento.
- El PSOE sigue siendo la formación política más votada, pero no puede gobernar en solitario, por lo que los dos principales partidos del bloque de la izquierda, PSOE y Unidas Podemos, deberán dejar a un lado sus diferencias y pactar la conformación de un gobierno, con el apoyo parlamentario de los grupos nacionalistas y regionalistas, que permita llevar a cabo las grandes reformas que necesita España en estos momentos.
- La debacle de Ciudadanos provocada por su cambio de discurso hacia una derecha más radical, abandonando el “centro” ideológico, por su negativa a conformar un gobierno con el PSOE y por la crisis territorial en Cataluña.
- Y el ascenso de la extrema derecha (VOX), al lograr acaparar gran parte de los votos de Ciudadanos, debido, principalmente, a su discurso antiglobalización, euroescéptico, antiestablishment y muy reaccionario con el conflicto territorial catalán; discurso que ha ido calando en una serie de sectores de la sociedad española, al igual que está ocurriendo en el resto de Europa con el auge de los populismos de derechas.
En definitiva, estas últimas elecciones convocadas el 10 de noviembre de 2019, reflejan una volatilidad de intrabloques, una polarización acentuada, una mayor abstención en el bloque de la izquierda y una fragmentación del Congreso de los Diputados como nunca antes se había visto en toda la historia de la democracia reciente de España. Un nuevo periodo legislativo, en el que la izquierda, ante el ascenso de extrema derecha, se ha visto en la necesidad de llegar a acordar la conformación de un gobierno de coalición, ya que sino España se vería abocada a unas terceras elecciones, donde, seguramente, la derecha (PP) y la extrema derecha (VOX) mejorarían considerablemente sus resultados, y, por lo tanto, conseguirían obtener los escaños suficientes para gobernar y conformar un ejecutivo de derechas bastante polarizado y reaccionario.
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