Alerta que camina…

Este martes 28 se presentó una nueva vez en el Congreso de la Nación, el Proyecto de ley por la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Una vez más les pibes copan las calles y de nuevo se tiñen de verde y el reclamo por un derecho básico como lo es la autonomía sobre el cuerpo propio, se vive como una fiesta.

Esta nueva presentación del proyecto posee algunos cambios con respecto al anterior. Se busca sea legal, seguro y gratuito hasta la semana 14, que se brinde en los tres sectores del sistema de salud (el público, el privado y la seguridad social) y que se incorpore al Plan Médico Obligatorio. A su vez, se eliminó la objeción de conciencia por parte de los profesionales, ya que se tiene en cuenta que la posibilidad de elegir, al ser un derecho, debe ser asegurado en todas las instituciones y que las religiones o las filosofías no sean un impedimento para ello.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito nace en el contexto del XVIII Encuentro Nacional de Mujeres en el 2003. El proyecto de ley se presenta desde entonces, pero siempre lo “cajonearon”, es decir, lo recibían, pero nunca lo trataban. El año pasado fue histórico para esta campaña, ya que por primera vez se trató y obtuvo la media sanción. Recién el año pasado, el movimiento por el aborto legal se hizo masivo y es justamente por esto que mucha gente pensó erróneamente que el proyecto se presentaba por primera vez.

¿Por qué el movimiento feminista y la lucha por el aborto legal se viralizó (para bien) entre los jóvenes y el resto de la población en el último año? No solo pasó en Argentina, sino alrededor del mundo.

El contexto internacional es clave para entender dicha masificación. Las primeras burbujas de esta efervescencia feminista aparecen en octubre de 2017, cuando surge el movimiento MeToo en respuesta a las denuncias de que varias actrices de Hollywood sufrieron abusos sexuales por parte de Harvey Weinstein en Estados Unidos. Estas denuncias generaron lo que se catalogó como “efecto Weinstein”, que produjo una ola de confesiones de personas que habían sufrido abuso sexual alrededor del mundo.

El empoderamiento se contagió en todo el globo, y grupos que históricamente fueron suprimidos por el patriarcado perdieron el miedo de reclamar sus derechos y la igualdad de género. Así es como surgieron nuevos movimientos y se visibilizaron algunos otros que ya existían.

Por ejemplo, en Corea del Sur, Francia, Japón entre muchos otros, se llevaron a cabo masivas movilizaciones reclamando justicia por casos de abuso sexual que cometieron altos funcionarios en poder. En España, las mujeres salieron a la calle luego de que la Corte Suprema de este país absolviera a 5 muchachos que habían violado a una mujer. En Arabia Saudita, las mujeres siguen conquistando derechos que les otorgan mayor autonomía, como lo es poder conducir un auto sin la compañía de un hombre.

En 2012, en India surgen los primeros movimientos feministas tras el femicidio de una mujer que volvía a su hogar luego de una jornada laboral. Hoy estos movimientos siguen luchando por la erradicación de tradiciones que ponen en peligro la vida de la mujer como lo es el rito Satí, que obliga a las mujeres viudas morir quemadas junto con el cuerpo de su marido. A su vez, en este país se sigue luchando contra el aborto selectivo por sexo, ya que tener una hija mujer es visto como una carga y a su vez también buscan erradicar la dote (patrimonio que la futura esposa o su familia entregan al novio), que si bien ya es ilegal en su país en muchas regiones se sigue utilizando.

En Irán, en 2014, las mujeres dieron inicio al movimiento “Mi Libertad Sigilosa” que cuestionaba al régimen del país que las perseguía sacándose fotos sin el hijab en la vía pública. Cruzándose de continente, en Nigeria ese mismo año, surge la campaña “Bring Back our Girls” en pedido de que aparezcan 200 niñas que habían sido secuestradas por el grupo extremista Boko Haram. Esta campaña iluminó el grave problema que sufre este país: la trata de personas, sobre todo niñas.

Estos son solo algunos casos que demuestran el empoderamiento que las mujeres y las disidencias están viviendo alrededor del mundo.

Es gracias a este empoderamiento global que les chiques llenaron las calles argentinas de verde, sin miedo, cansades de la desigualdad, reclamando por su autonomía comenzando por sus propios cuerpos.

Están aquellos que dicen que este proyecto es muy probable que no se apruebe este año, considerando que les diputades que lo aprobaron son les mismes, pero les senadores que intentaron hacer desaparecer una realidad que está instaurada en nuestra sociedad hace mucho con la negativa de sus votos, siguen siendo les mismes y es muy poco probable que hayan cambiado de parecer en un año.

Volver a presentar el proyecto en estas condiciones muestra la fuerza de un movimiento gigante que no está dispuesto a retroceder y mucho menos a callar. Por sobre todo, presentar el proyecto nuevamente es un claro mensaje tanto para las clases conservadoras como para les funcionaries y dirigentes políticos.

El mensaje para les primeres es claro y conciso: Estamos acá, no nos callamos más, no nos pueden esconder. Estamos cansadas de morir porque nos niegan un derecho y vamos a seguir estando acá hasta que lo consigamos.

El mensaje para la clase política es un poco más complejo. El estar en las calles, el perder el miedo a denunciar los abusos sexuales y el cansancio hacia los recurrentes femicidios, es el establecimiento de un nuevo tema en la agenda política que no puede ser obviado. Como es sabido, el feminismo es un movimiento transversal y multipartidario. Quien niegue tener en cuenta al feminismo y considerar la perspectiva de género a la hora de planear las estrategias políticas, tarde o temprano se quedará obsoleto. Esto es así porque las generaciones más jóvenes son las que protagonizan este cambio cultural y este cambio de paradigma. Son les nueves votantes les que reclaman un cambio en las políticas públicas. Y aunque si bien no son les úniques, son el futuro.

Está claro lo que el futuro desea y es igualdad entre todos los géneros, pero no esta igualdad virtual en la que se está viviendo, sino una real, en donde todes tengan las mismas oportunidades laborales, en donde no exista un piso pegajoso o un techo de cristal que evite progresar en las carreras profesionales, en donde todes tengan la oportunidad de decidir cuándo ser madre o padre.

Que sea ley.

Escrito por

Fundadora de Politólogos al Whisky. Argentina, siempre del lado de la justicia social. Analista política y Lic. en Gobierno y Relaciones Internacionales. Chaqueña de nacimiento.

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