La renuncia de la premier británica; ¿fracaso del parlamentarismo inglés?
El viernes 24 de mayo occidente amaneció con la noticia de la renuncia de la mandataria inglesa, efectiva a partir del 7 de junio. El anuncio fue a horas del fin de los comicios para la elección de los miembros del parlamento europeo que representarán al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por un lapso que, aunque fijado para el último día de octubre, por ahora es incierto.
Los gritos de orden de “Míster Speaker” en la cámara de los comunes no parecen haber logrado su cometido. Luego de semanas y meses de mucha tensión en el parlamento, con incontables pedidos por parte del líder opositor, el laborista Jeremy Corbyn, para que la premier ceda su lugar, May claudicó a las demandas y anunció su paso al costado.
La crisis de mando había alcanzado su punto más álgido esta misma semana con la renuncia de Andrea Leadsom, la ministra y líder conservadora en la cámara de los comunes, que hizo alusión a la incapacidad de la mandataria y reafirmó su negativa a la posibilidad de que se realice un nuevo referéndum. La crisis de legitimidad de la premier tuvo como causa y síntoma, el alejamiento de muchos referentes conservadores que, previendo la próxima necesidad de un nuevo liderazgo, optaron por alejarse antes que quedar pegados al fracaso del gobierno.
Con su dimisión, pasa a ser la segunda premier cuya salida está directamente causada por las consecuencias del referéndum. May era parte del gabinete de Cameron cuando, en el 2016, este renunció a su cargo luego de que la opción que él apoyaba, permanecer en la UE, perdiera en la consulta. La por entonces ministra del interior, que también apoyaba la permanencia, fue nombrada como flamante Primer Ministro para, en primer lugar, comenzar el proceso de negociación que lleve al Reino Unido a un acuerdo sobre su salida de la Unión Europea.
La abrumadora victoria del Partido del Brexit en las elecciones para eurodiputados denota la realidad latente de un electorado cuyas preferencias permanecen ocultas bajo el sistema parlamentario “Westminster”. La inclusión del método proporcional para la elección de representantes europeos abrió en el Reino Unido un sinfín de contradicciones.
Como es sabido, históricamente el sistema de partidos inglés se las ha arreglado, mediante la asignación de bancas por distrito uninominal y una marcada disciplina partidaria, para mantener el bipartidismo; lo que significó la existencia casi permanente de una mayoría monocolor que logra nombrar un gobierno fuerte, sin necesidad de colisionar. Estas características del parlamentarismo británico y sus consecuencias políticas, fue lo que permitió a muchos politólogos compararlo con un sistema presidencial, por los importantes atributos que termina poseyendo el premier al controlar una mayoría parlamentaria disciplinada, siendo el líder del partido y del gobierno.
El desenlace de May ya fue anticipado, resta que el tiempo devele que pasará con la tarea inicial y fundamental que la recientemente desempleada tenía a su cargo.
El tipo de parlamentarismo inglés permite hacer algunos paralelismos teóricos con el presidencialismo, y más que nada con la teorización sobre las crisis democráticas en América Latina. Comprendiendo las abismales diferencias, se propone migrar algunos conceptos teóricos para tratar de entender el cambio del sistema político inglés, del tan alabado sistema que muchos pensaban podía adaptarse perfectamente a los cambios sociales, a la situación actual donde parece que, sea quien sea el nuevo habitante de Downing Street, se encontrará con un problema catalogable como un caso de ingobernabilidad democrática.
El referéndum del 2016, en especial la campaña manipuladora y hasta falaz de quienes defendían la salida de la Unión, abrió en términos politológicos, un clivaje entre quienes se sienten parte de la comunidad europea y los que enfatizan en los posibles beneficios de una retirada. Este clivaje se traza dentro de los partidos políticos tradicionales creando diferencias internas anormales para el caso en cuestión.
La clase política comprometida con la estabilidad y gobernabilidad hoy sufre las consecuencias de esta creación, donde la demanda ciudadana por el Brexit encuentra enorme representación en las elecciones a eurodiputados por la plurinominalidad del distrito mientras que, por el sesgo mayoritario de la elección de los parlamentarios, en la cámara de los comunes no encuentra el mismo eco.
El concepto de choque de poderes al que se hace referencia en el caso de un presidencialismo (un gobierno con una mayoría legislativa opositora), tiene grandes similitudes con la consecuencia práctica del caso inglés, sea que lo que se piense como el choque entre la representación británica en el parlamento europeo y el gobierno del reino, o hasta entre este último y la cámara de los comunes.
Por más extraña que parezca esta comparación por el hecho de que es la misma cámara quien nombra al gobierno, la situación actual, con las divisiones intra partidarias, complica estructuralmente la relación entre los parlamentarios y el gobierno que también debe rendir cuentas a la ciudadanía.
El sentimiento nacionalista y anti político creciente en los países europeos toma en el caso británico un tono diferente, al agregarle el rechazo por parte de la ciudadanía a una clase política aparentemente incapaz de dar una respuesta al mandato de una mayoría popular.
La flexibilidad del mandato del premier podría considerarse una ventaja institucional para enfrentar estas crisis, dado que mantiene la crisis en el sistema democrático, y puede prevenir que devenga en una crisis del sistema democrático, tal como expone Morlino.
Hoy la suerte no está echada, el destino del Reino Unido dentro de Europa no está decidido. Depende del interés y de la capacidad del próximo premier para mantener esta crisis dentro de los márgenes democráticos e institucionales del parlamentarismo inglés.
Gran parte del futuro tendrá que ver con el compromiso de los comunes, sea cual sea su inclinación, por evitar un crisis que no solo se lleve puesta gobiernos, sino que amenace con una crisis de legitimidad más profunda de su histórico parlamentarismo.
Estimados, suplico por favor que puedan facilitarme más fundamentos sobre el supuesto titubeo del parlamentarismo Inglés. Así mismo, me cabe recordarles que este es la cuna del parlamentarismo mundial.
Perdón si les ofendo, sepan entender posturas diferentes como la mía y la de Edmund Burke. (A propósito, recomiendo lectura de “Reflexiones sobre la revolución francesa” del mismo). Sin más, saludos y muchas gracias!
Estimado John, no es ninguna ofensa, todo lo contrario. Considero que el parlamentarismo ingles puede fallarle a sus representados en la medida que no logre dar respuesta a una demanda ciudadana expresada en las urnas tres años atrás. El espectacular crecimiento del Partido del Brexit es consecuencia directa de esto y abre la posibilidad de un deshielo del sistema de partidos tradicionales (en términos de Dietz y Myers). Pero como afirma el artículo el futuro es incierto, de nada serviría atarse a un sistema, por más histórico que sea, frente a la evidencia de un cambio en las condiciones estructurales que hasta hoy lo mantiene. ¡Saludos! y gracias a usted.
Excelentes reflexiones acerca del parlamentarismo y presidencialismo, y de lo difícil que aún resulta encontrar sistemas más éticos y representativos de la voluntad nacional y popular, sin los vicios del populismo. ¿Podrá la democracia evolucionar en sintonía con los desafíos de nuestra época?
¡Gracias por tu pregunta! Creo que la experiencia británica nos muestra que, más allá las formas de gobierno, ya sea presidencial o parlamentaria, la calidad de la democracia no debería ser medida por la estabilidad de los gobiernos ni el método de elección de los miembros del poder legislativo, sino por el incentivo franco del poder político para la participación activa de la ciudadanía. En la medida en que la clase política este a la altura de las necesidades para la mejora democrática que se presentan en la actualidad es que nos podemos esperanzar con la posibilidad de una evolución democrática.
Muy buen artículo. Buen análisis. Solo un crítica o un aporte como se lo quiera llamar. Es imposible analizar el brexit sin insertarlo en un contexto más general de disolución de los bloques económicos y más general de la crisis capitalista mundial que no logro sobreponerse cuando en el 2008 estallaron las subprime. Un abrazo.