#ElEleccionario Nº12 – Homero está cansado

Hola, ¿cómo estás? Qué lindo reencontrarnos. Los tiempos de este newsletter se han vuelto extraños. Y como honestamente no me sale salir jugando con alguna formalidad o una suerte de chamuyo rápido, vamos con lo crudo de una: tuve un síncope (si, un síncope, pero estoy acá, vivo, todavía no me fui a hablar de gasoductos con San Pedro) producto del stress, antes de ello una mudanza y antes de todo, la clásica danza rutinaria dónde un día no es suficiente para perseguir todos esos sueños que pretendemos alcanzar con cuatro horas de sueño encima. Si buscabas una señal para bajar un cambio, acabás de encontrarla: no hay nada de gracioso en desmayarse, mucho menos en contar la historia de cómo te hiciste ese ojo morado que portás.

Por suerte estoy recuperadísimo, cero kilómetros y con muchas ganas de retomar nuestros intercambios en este rincón de tu correo electrónico.

Para arribar al núcleo de estas líneas (ay, que poético, aguantá), es necesario partir del epicentro político de la última semana: las movilizaciones que tomaron lugar en el barrio porteño de Recoleta a partir de, por un lado, primero, una vigilia en reivindicación de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sobre la cual recayó un pedido desde la fiscalía de 12 años de prisión e inhabilitación permanente para acceder a cargos públicos, en el marco del llamado Caso Vialidad. Durante el último fin de semana, la concentración se engrosó en rechazo al vallado que encorsetó en la zona el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Lo que iba a ser una movida en Parque Lezama se mudó a Juncal y Uruguay, una esquina que cada vez hace más méritos para pelearle el puesto de rincón icónico a Segurola y Habana.

Propongo ir un poquito más allá de los eventos acontecidos en los últimos días en los pagos de CFK. No porque no sean relevantes o no aporten al panorama político, todo lo contrario: en mi humilde recorte de la realidad, son un pilar fundacional de la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner rumbo a las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de dentro de menos (si, menos) de un año. Si bien los acontecimientos de los últimos días demostraron una cohesión en el Frente de Todos que unió bajo el mismo poncho desde talibanes cristinistas a alfiles del albertismo, los debates que circulan en simultáneo a la cruzada del kirchnerismo contra la persecución judicial para con CFK son materia prima imprescindible para la suerte política de la VP de cara a las próximas presidenciales. Y el escenario es tan particular como alarmante para la fuerza que representa: la presencia y multiplicación del asalariado pobre. Peor aún: la del asalariado pobre bajo el ala de un gobierno peronista.

La revitalización del oficialismo tuvo efectos colaterales en sus socios mayoritarios: si Cristina ganó relevancia, Sergio Massa, el superministro que hasta hace un puñado de días aspiraba a ser el Fernando Henrique Cardoso local, ha pasado tentativamente a un segundo plano, lo cual explica el peso enflaquecido de las repercusiones de algunas de las decisiones en materia económica que ha diagramado su equipo. El presidente de la nación, Alberto Fernández, aún busca sitio para su misión política en un escenario cada vez más estrecho para él: si CFK administra la mística y movilización del movimiento, y Massa se encarga de los quehaceres en la repartición de la torta, ¿qué papel le queda a Fernández? Con el tigrense ya aplicando visión económica propia desde su asunción con un ojo en el 2023, y los proyectos reeleccionistas del presidente clausurados hasta nuevo aviso, las prioridades que maneje Cristina Fernández de Kirchner respecto a la adversa materia socioeconómica anteriormente descrita, bien va ayudarnos a entender en qué se diferencia en lo visto hasta ahora en la gestión del Frente de Todos y, más allá del kirchnerismo duro, cómo convencerá a los ajenos al peronismo -porción del electorado imprescindible para arribar al poder ejecutivo- de que podrá revertir esta realidad descrita por José Natanson como poseedora de un “símbolo del declive (que) es sin dudas el trabajador pobre”.

El Peso Fluido

Homero está cansado, come y se quiere acostar
Vuelve a amanecer y entre diario y mates se pregunta
¿Cuánto más?

La última frase es extraída de una de las publicaciones que mejor explica cómo la caída del salario y la extensión de la precarización laboral se ha ido profundizando en nuestro país: el Le Monde Diplomatique de este mes de agosto dedica sus principales notas, junto a su editorial, a dicha problemática. En ésta última, el mencionado Natanson hace énfasis en datos demoledores: una estimación de una caída del 20% del salario en una franja de cuatro años y un presente dónde, según los datos compilados vía el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales y levantados en este interesante artículo de ElDiarioAr, 17,5% es el estimado de empleados “en blanco” pobres. Las changas, las horas extras y los estiramientos laborales para engrosar el salario aparecen en personas en la labor formal. Y junto con ello, los males silenciosos que ya no discriminan entre condiciones laborales: el mal dormir, la alimentación de baja calidad, los chequeos médicos postergados y el desdibujamiento de la rutina: la jornada laboral empieza al poner los pies en el piso fuera de la cama y culmina al caer dormidos en algún punto de la madrugada.

Lo curioso es que la editorial de Natanson se titula “Shopping llenos, heladeras vacías”. ¿Error de impresión? Para nada: repasa un fenómeno que ya fue analizado, y mucho más, parodiado, en medios de comunicación y plataformas: centros comerciales atiborrados, cafeterías por doquier en dónde la espera trepa a la hora u hora y media y la expresión “bull market” para describir filas largas y cuentas extensas en diferentes comercios. Vuelan las figuritas de la Copa del Mundo al punto que los kioscos deben racionalizar su venta (¡justo cuando nos viene a dejar Mijaíl Gorbachov!) y los memes del Fondo Monetario Internacional pidiendo explicaciones a los argentinos por agotar hasta los ensayos de Coldplay chocan con los datos que repasamos anteriormente. Instagram se pobló de fotos del artista del momento en el escenario en vivo, meriendas abundantes en sitios pintorescos y fotos de paisajes con calidad iPhone. ¿Dónde inicia el recorte subjetivo de nuestra realidad? ¿Es la pregunta a dónde está la Argentina de la marginalización? O mejor dicho, ¿dónde no está?

Natanson le da una vuelta de tuerca interesante: no se trata de mala planificación económica, se trata de que el ritmo económico tiene una fluidez que ha devaluado el guardado de dinero y empuja a ejecutar a fin de ganarle a la inflación y robarle algún placer permitido al vaivén financiero. Todo esto empujado por el posteriori a la cara más álgida de la pandemia. “Se equivocan quienes critican la escasa propensión al ahorro de las nuevas generaciones: no se trata de que los jóvenes no se compran una casa porque se patinan el sueldo en zapatillas, sino que gastan en zapatillas porque no les alcanza para mudarse” explica Natanson en la editorial en cuestión de El Dipló.

El Peso Frustrado

Poco disfruta sus días pensando en cómo hará
Si en ese empleo no pagan y cada vez le piden más

En la plataforma de TikTok diferentes creadores de contenido nos ayudan a comprender un poquito más este fenómeno. Por ejemplo, en la exhibición de rutinas en dónde el usuario en cuestión muestra como su día comienza anochecido, en las entrañas de la madrugada, y no culmina hasta que pone pie en su hogar pasada la hora de la cena. Viandas y combinaciones de transporte completan el panorama. En este último ítem, un dato asombroso que muestra la carencia en el abordaje político actual en situaciones que nos afectan a diario y que precozmente hemos casi que naturalizado: “Hace 10 días que no hay transporte público nocturno en la zona más poblada del país (y gobernada por JxC y FdT) pero estamos discutiendo si «mueve la dama» o «halcones y palomas». Alienación masiva.
Incluso este tuit está condenado a la indiferencia o la ignominia.” tuiteó anoche Bruno Bauer, desnudando el desinterés de la agenda política y mediática en dicha temática. De alguna manera en el país de la espera de una hora en la hamburguesería camina con total tranquilidad y silencio el cese del transporte por las noches en CABA y Provincia.

Un estudiante universitario, el cual vive por ejemplo en el barrio de Lanús, y culmina su día en la Facultad de Derecho pasadas las 22 horas, deberá vérselas con alguna comba logística particular que le asegure el regreso a su hogar, para al otro día empezar temprano de nuevo. Es desconocida la estadística de cuántos jefes tendrán en cuenta esto al momento de comprender a sus empleados, y tiendo a creer que es una minoría la cantidad de trabajadores que deben circular de forma nocturna por sus estudios o trabajos y tienen la suma en el bolsillo para abonar el costo de un Uber de CABA a Provincia o viceversa, muy probablemente arriba de la luca, hasta que se destrabe el conflicto en transporte.

La propia planificación de la vida a futuro se ve afectada por el ritmo financiero y las capacidades adquisitivas pulverizadas. Los millennials repetimos que no correremos con la suerte de (algunos) de nuestros padres en esto de ser propietarios de nuestros hogares: lo cierto es que el hecho de ser inquilino lejos está de ser sencillo. A la fecha, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz exhibe en su último informe que la media de un monoambiente en la Ciudad de Buenos Aires es de 55.000 pesos: casi un 90% del salario mínimo, vital y móvil, sin contar expensas, las cuales devoran un 15% del costo de un alquiler. Ah, y esto sin tener en cuenta los requisitos para ingresar, comenzando por ingresos comprobables que en muchos casos trepan a la exigencia de al menos tres veces el costo del alquiler. ¿Se trata entonces de sortear inmobiliarias? No necesariamente, las exigencias de salarios peso pesados y las actualizaciones del alquiler que bien pueden tornarse inabordables se hacen presentes en algunas (no todas, por suerte) de las tratativas con dueños directos.

Estamos teniendo en cuenta, con todo esto, solo una ínfima porción de los episodios socioeconómicos a abordar en un contexto con la consistencia de un flan: el precio de los preservativos, mantener en estado utilizable computadora y otros equipos imprescindibles para el trabajo, arreglo domésticos urgentes e impredecibles y más, son parte del itinerario de la economía del tanteo: no se sabe para que alcanzará, se parchea dónde se puede y sobra mes al fin del salario.

El Peso de No Tenerlo en Cuenta

Y es así, la vida de un obrero es así
La vida en el barrio es así
Y pocos son los que van a zafar

Concluyendo, y sin intención de alargarla innecesariamente, regresamos a Cristina, la esquina de Recoleta y los deseos de la VP para 2023: la denuncia contra una justicia colonizada por el círculo rojo, incluso con argumentos válidos e imprescindibles para el necesario debate por una democratización del poder judicial, pueden reinsertar a los propios en la dinámica política necesaria para repoblar calles y recuperar la confianza en el peronismo. No alcanza para un proyecto electoral si se prescinde del debate económico y social, si no se atiende a los actores y fenómenos postergados por, valga la contradicción, el propio gobierno que CFK integra y si no se logra, de primera movida, notificar a los afectados que su problemática ha sido identificada y que existen respuestas para ello, superiores a las ofertadas por la oposición.

El pasado lunes, a 15:28, pleno día hábil, y a un puñado de horas de un nuevo cese del transporte público, Cristina invitaba a escuchar quince minutos de exposición del ministro de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta, explicando las falencias en el planteo de la fiscalía en el caos Vialidad. Nadie recomienda prescindir de esa visión para armarse de data respecto a qué está pasando en dicho caso y por qué el peronismo denuncia una persecución judicial: es difícil, dicho esto, encontrar energía para sumarse a dichos debates en plena jornada de otro lunes  incrustado en los tiempos de la profundización de los trabajadores formales pobres, el consumo urgente, la previsibilidad extraviada, los alquileres en alza, los bolsillos frágiles y los bondis que se desvanecen para los del turno noche.

Llegar a la cita con ojeras, pendientes y corriendo no parece un buen panorama. A veces ni siquiera existe esa opción.  Homero está cansado, come y se quiere acostar.


Gracias por haber leído, espero pronto seguir intercambiando en este espacio. Un abrazo bien grande de mi parte.

Escrito por

De Zona Sur. Estudiante de Ciencia Política en la UBA, conductor de Contra Todo Pronóstico y bebedor de café negro.

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