América Latina en la Asamblea General de la ONU: principales exposiciones, pedidos y denuncias

Este lunes 27 de septiembre, se dio por concluido el debate general del 76° período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Bajo la consigna “crear resiliencia a través de la esperanza”, los 193 miembros del organismo comparecieron ante la comunidad internacional. Y los países de América Latina no fueron la excepción.

Con la mirada puesta en la justa distribución de las vacunas contra el coronavirus, la injerencia de Estados Unidos en asuntos internos de las naciones, acusaciones de violación a los derechos humanos y pedidos de libertad; los países latinoamericanos se hicieron escuchar ante el mundo.

El pedido por una equitativa distribución de las vacunas

Ante la irrupción de la pandemia, las naciones de la región debieron salir al mercado internacional a adquirir -de forma individual- un bien escaso: las vacunas para proteger a sus respectivas poblaciones. Y lo cierto es que muchos Estados con complicaciones económicas y poca capacidad de negociación se vieron en problemas para comprar grandes cantidades de dosis. Por eso, ante la oportunidad de ser escuchados por un foro del alcance de la Asamblea General de la ONU, muchos mandatarios latinoamericanos hicieron foco en una reorganización de la repartición de los inoculantes.

“Necesitamos acuerdos que aseguren la equidad en el acceso a las vacunas y su aplicación. La cooperación multilateral es aún el gran ausente en la lucha contra la Covid-19. La iniciativa de una nueva agenda global debería comprender vigorosas y urgentes acciones multilaterales para combatir la pandemia y permitir el acceso de todos los países, especialmente los más pobres, a las vacunas y a las coberturas sanitarias complementarias”, expresó Pedro Castillo, flamante presidente de Perú, quien viajó a Nueva York para estar presente en el debate.

Pedro Castillo, presidente de Perú.

A pesar de encontrarse ideológicamente en la vereda de en frente que el peruano y de haber sido uno de los países del continente que más rápido inoculó a su población, quien reiteró el pedido de una distribución más justa fue Sebastián Piñera, presidente de Chile. El jefe de Estado destacó que el veloz desarrollo de “una batería de vacunas seguras y eficaces” para combatir el coronavirus significó “un logro sin precedentes en la historia de la humanidad”. Sin embargo, hizo referencia a un “fracaso de la política” para administrar las dosis.

“Mientras algunos países cuentan con dosis para vacunar varias veces a su población, hay países que no cuentan con las vacunas ni equipamientos para dar una protección mínima a su población”, exclamó desde Santiago de Chile. Y añadió: “Triunfó la ciencia, es verdad, pero también es verdad que fracasó la política”.

Sebastián Piñera, presidente de Chile.

En la misma línea, y asociando la vacunación como un mecanismo para “recuperar la libertad” (un concepto que hizo mella durante todo su discurso), Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, enfatizó en el suministro “deficitario” y “no equitativo” de las vacunas.

“Hubo una carrera contra el tiempo para desarrollar las vacunas, se hizo a una velocidad récord, y ojo que no quiero hablar hoy aquí de las patentes y de las fórmulas, quiero hablar del acceso a las mismas. Ha habido un suministro deficitario de las vacunas. Deficitario y no equitativo. Los países tuvimos que salir a comprar cada uno por su lado. ¿Y por qué creo importante hace hincapié en esto? Porque el proceso de vacunación todos sabemos que es vital para recuperar la libertad en nuestros países”, sentenció desde el estrado de la Asamblea General.

Cuestionamientos a las sanciones de Estados Unidos

En cuanto a las críticas contra la política exterior de Washington, Cuba y Venezuela reiteraron -como en cada intervención ante la comunidad internacional- sus pedidos para que la Casa Blanca levante las sanciones económicas. Sin embargo, esta vez contaron con un importante apoyo adicional: el de México.

“Señor Presidente, durante más de sesenta años, el Gobierno de Estados Unidos no ha cesado ni un minutos en sus ataques contra Cuba. Pero en este momento crucial y desafiante para todas las naciones, su agresividad supera los límites”, comenzó diciendo Miguel Mario Díaz-Canel, presidente de Cuba, mediante un mensaje grabado.

Y añadió: “El más cruel y prolongado bloqueo económico, comercial y financiero (…) se ha recrudecido de modo oportunista y criminal en medio de la pandemia. Y la actual administración demócrata mantiene vigente sin cambios las 243 medidas de coerción adoptadas por el gobierno de Donald Trump, incluyendo la incorporación de Cuba a la espuria e inmoral lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo”.

Miguel Mario Díaz-Canel, presidente de Cuba.

En la misma línea, Nicolás Maduro Moros, jefe de Estado de Venezuela, se adhirió al reclamo: “Ratificamos nuestro pedido, nuestra exigencia, a que se levanten ¡todas! las sanciones criminales contra la economía venezolana, contra la sociedad venezolana, por parte de los Estados Unidos de Norteamérica y por parte de los gobiernos de la Unión Europea. Lo decimos con la razón y la moral que nos asiste. Y lo decimos a nombre de 30 millones de venezolanos y venezolanas”, expresó el mandatario a través de un mensaje efusivo y subido de tono.

Si bien los reclamos cubanos y venezolanos son moneda corriente en este tipo de debates, esta vez también contaron con el respaldo mexicano: Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores del país norteamericano, quien asistió a la Asamblea General en reemplazo del presidente Andrés Manuel López Obrador, pidió por el fin del embargo estadounidense y una solución pacífica de los conflictos.

“México expresa su beneplácito por el inicio del proceso de negociación y diálogo entre el Gobierno y la plataforma unitaria de Venezuela, facilitado por Noruega y cuyas reuniones se llevaron a cabo en nuestro país. Consideramos que es a través del diálogo y la negociación que se encontrará una solución por los venezolanos sobre el futuro de Venezuela”, comenzó declarando.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México.

Y agregó: “En ese tenor, y ante la severa crisis económica y sanitaria a nivel global, resulta impostergable poner fin al bloqueo económico contra Cuba. En lugar de medidas unilaterales debemos poner en marcha medidas de solidaridad y apoyo mutuo para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo”.

Violación a los derechos humanos y el “virus del populismo”

Durante sus discursos, Lacalle Pou y Piñera, además de coincidir en el reclamo por una distribución más equitativa de las vacunas, también coincidieron a la hora de apuntar contra ciertos gobiernos de la región que consideran “autoritarios” y que “maniobran para eternizarse en el poder”.

“En América Latina, además de razones endémicas, como el bajo crecimiento, la persistencia de las desigualdades y la corrupción, la ineficiencia del Estado y la pobreza extendida; se suma la pandemia del coronavirus y otras enfermedades igual de tóxicas y letales para las sociedades democráticas y amantes de la libertad, como el virus del populismo, el cáncer de la polarización y la peste de la fragmentación política”, aseveró el chileno sin dar nombres concretos.

Y añadió: “Hoy la principal amenaza proviene de gobiernos electos democráticamente, es decir, con legitimidad de origen, que maniobran para eternizarse en el poder, avasallan la independencia de los otros poderes del Estado, cooptan los órganos encargados de supervigilar los procesos electorales y muchas veces aplastan a los opositores”.

El uruguayo, aunque menos efusivo, siguió en la misma línea e hizo referencia a los líderes “autoritarios que le temen a sus pueblos y le temen a la libertad”. En ese sentido, apuntó: “No podemos pasar por este foro sin hablar de la violación de los derechos humanos. Violación de derechos humanos por parte de gobiernos que integran esta organización. Queda claro que somos respetuosos del principio de no intervención, pero entenderán que no podemos ser omisos en denunciar estas violaciones. La utilización defectuosa del poder va en detrimento de las libertades”.

Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay.

Asuntos internos y perspectiva electoral

Las intervenciones de Argentina y Bolivia tuvieron un denominador común a la hora de enfatizar en medidas tomadas por organismos y organizaciones internacionales que perjudicaron a sus países. Por caso, Alberto Fernández hizo hincapié en el préstamo aprobado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el gobierno de Mauricio Macri; mientras que Luis Arce, mandatario boliviano, responsabilizó a la Organización de los Estados Americanos (OEA) de colaborar con el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019.

“Menciono este tema de la deuda externa con particular dolor. Desde Argentina, un país que ha sido sometido a un endeudamiento tóxico e irresponsable con el Fondo Monetario Internacional. Para que el mundo tenga una idea de la magnitud de este deudicidio, quiero mencionar una cifra: los recursos aprobados por el Fondo Monetario Internacional para la Argentina, en esta deuda insostenible, fueron de 57 mil millones de dólares, el equivalente a todo lo que el organismo desembolsó en los años de la pandemia con destino a 85 países”, enfatizó el argentino, a través de un mensaje grabado.

Por su lado, el jefe de Estado de Bolivia, que sí viajó a Nueva York para estar presente en la Asamblea General, cuestionó de forma directa al secretario general de la OEA, a la gestión de Macri en Argentina y otras organizaciones internacionales.

“La ruptura del orden constitucional en mí país tuvo la participación de actores nacionales, políticos que en las urnas no cuentan con el respaldo del pueblo, más los efectivos de la Policía y las Fuerzas Armadas, comités cívicos, la jerarquía católica y medios de comunicación hegemónicos. Pero también contó con la participación de la OEA, a través de su secretario general, Luis Almagro; de otros gobiernos como el del anterior de la Argentina, que enviaron armas y municiones a los golpistas; de propios representantes de la Unión Europea; y de otras organizaciones no gubernamentales de origen internacional”, declaró.

Para terminar, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, quien tuvo el honor de ser el primer orador del debate general, utilizó buena parte de su intervención para recalcar los avances de su gestión y preparar lo que será la contienda electoral de 2022, que posiblemente lo enfrente con Luiz Inácio Lula da Silva.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

“Vengo aquí a mostrar un Brasil diferente a lo publicado en los diarios y visto en televisión. El Brasil cambió, y mucho, desde que asumimos el gobierno, en enero de 2019. Estamos hace dos años y ocho meses sin ningún caso concreto de corrupción. El Brasil tiene un presidente que cree en Dios, respeta la constitución, valoriza la familia, y muestra lealtad a su pueblo. Eso es mucho. Es una base sólida si tenemos en cuenta que estábamos a las puertas del socialismo”, concluyó.

De este modo, y como bien se viene evidenciando durante los últimos años, América Latina expresó ante el mundo una agenda de temas diversos. Lejos de mostrarse compacta frente a la comunidad internacional y llevar a cabo reclamos conjuntos que puedan impactar con más fuerza en un sistema global en el que reina la polarización y la incertidumbre, los mandatarios se ocuparon de recalcar pedidos individuales. ¿Hasta cuándo continuará la falta de unidad en la región?

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