Trata de personas: el millonario negocio de la esclavitud moderna

pies de esclavo

En el sistema capitalista la fuerza del trabajo es la única propiedad de las personas,  su intercambio constante por dinero crea una serie de prestaciones de servicios y bienes que hacen al mundo girar. Ahora bien, ¿qué pasa cuando una persona no accede a este intercambio en conformidad? seguidamente ¿qué sucede si un individuo accede a un intercambio de trabajo por dinero creyendo que deberá desempeñarse en una tarea que en realidad no es más que un engaño? y finalmente, ¿accede a un trato justo quien intercambia su fuerza de trabajo en inferioridad de condiciones y conocimiento o por falta de opciones?. 

La trata de personas se presenta en la modernidad como uno de los negocios ilegales más millonarios del mundo, en la misma  se esconden entramados de complicidad, historias, ilegalidad y marginalidad, pero ¿de qué se habla cuando se habla de trata de personas? 

La comisión nacional de los derechos humanos de México establece que

Hablamos de trata de personas cuando una persona promueve, solicita, ofrece, facilita, consigue, traslada, entrega o recibe, para sí o para un tercero, a una persona, por medio de la violencia física o moral, el engaño o el abuso de poder, para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, servidumbre, o a la extirpación de un órgano, tejido o sus componentes. Si bien esta práctica es mayormente conocida por la comercialización ilegal de mujeres destinadas a la prestación forzosa de trabajo sexual, la trata también comprende a la comercialización de personas con otros propósitos que exploten a individuos privados de su libertad.

Dentro de las prácticas que comprenden a quienes son víctimas de trata de personas, la más común es la que somete a mujeres y niños a la explotación sexual, privándolos de su libertad, intimidad y dignidad. Estas personas son forzadas a realizar prácticas sexuales a cambio de una remuneración económica que será recibida por sus captores. Esta práctica no solo atenta contra los derechos fundamentales de los individuos, sino que despersonifica a las personas que son sometidas a dicha actividad ilícita, nulificando la capacidad de decisión sobre sus cuerpos, eliminando su condición de ser humano y minimiza a los individuos a una extrema cosificación en la que generalmente deben convivir con la marginalidad absoluta reproduciendo condiciones de vida infrahumanas donde sus límites o su dolor físico y emocional no son tenidos en cuenta. 

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La página migrationdataportal.org realiza un seguimiento de casos específicos para crear cifras verdaderas acerca de la trata de personas basándose en la recolección de datos oficiales y entrecruzando diferentes bases de datos oficiales. Dentro de sus estudios pudieron afirmar varias concepciones que se tenían acerca de esta escalofriante práctica. 

Entre los primeros datos que se pueden divisar en la página -y en concordancia con las últimas cifras lanzadas por UNODC-, el seguimiento de casos informa que las principales víctimas de la trata de personas son las mujeres y niñas con el 65 % de las víctimas identificadas. El último censo respecto a estas cifras de la oficina de crimen y drogas de la organización de Naciones Unidas informa que: “La explotación sexual se mantiene como la principal finalidad de explotación en el mundo” (50 % de los casos identificados). 

Esta afirmación refuerza la antigua idea de que la motivación primaria de quienes delinquen en esta área es la de explotar a mujeres en el ámbito sexual. Si bien estas cifras alertan mayormente respecto a lo que sucede con este grupo en el mundo, Migration Data pudo establecer nuevos parámetros que confirman que los hombres también son víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual y que este número aumenta cada año acercándose a las cifras que muestran a las mujeres como las principales víctimas de este delito. 

Seguido a estos grupos, la consultora web afirma también que, en comparación, la trata de adultos y la de niños no tiene grandes diferencias numéricas en cuanto a la cantidad de personas. En cuanto al grupo etario, son personas menores de 30 las que son mayormente capturadas para convertirse en víctimas de trata. La mitad de las víctimas identificadas por los asociados de la Base de Datos Colaborativa tienen menos de 26 años. Casi una cuarta parte de esta son niños. Finalmente, el grupo etario más numeroso en el conjunto de datos es el compuesto por jóvenes de 15 a 17 años de edad. 

“La explotación sexual se mantiene como la principal finalidad de explotación en el mundo” (50 % de los casos identificados)

UNODC

La misma base de datos recaba información ligada a las rutas utilizadas para el desplazamiento de las víctimas de trata y aquí es posible alertar sobre un dato curioso. Las víctimas destinadas a la explotación sexual suelen ser movilizadas e introducidas a otros países a través de rutas no oficiales, de esta forma es posible evitar controles fronterizos comúnmente presentes en aeropuertos o puertos de ingreso o partida en diferentes países. Esto confirma la necesidad de una red logística que debe convivir con los controles fronterizos, ya que si bien los pasos fronterizos oficiales reciben control burocrático, las costas y fronteras internacionales se encuentran también custodiadas por fuerzas de seguridad estatales que deberían negar el ingreso a personas sin la documentación necesaria o intentando realizar ingresos fronterizos por zonas no habilitadas. Es por esto que la complicidad tácita entre el poder de las fuerzas de seguridad y los delincuentes que realizan la movilización de las víctimas de trata para que este delito se lleve a cabo es necesaria. 

El mismo procedimiento es utilizado con los niños, quienes son movilizados de un territorio a otro por pasos fronterizos clandestinos o puntos de ingreso sin controles oficiales. Finalmente, quienes ingresan a un territorio de forma legal generalmente lo hacen coaccionados por un engaño, los delincuentes tientan a personas en situaciones de baja calidad de vida con promesas de falsos trabajos para lograr que migren por su cuenta. De esta forma, las víctimas ingresan al territorio solas, con la seguridad y esperanza de una vida mejor, son estos engaños los que hacen que las víctimas se acerquen a sus captores por motivación propia para ser luego esclavizadas, retenidas y violentadas sin posibilidad de retorno alguno. 

Finalmente, otra motivación para quienes realizan este delito es la explotación de personas con la finalidad de realizar trabajos forzosos. Los sectores en donde mayor ocurrencia de casos de trabajo forzado identificados son el trabajo doméstico, el sector de la construcción, los sectores de economías rurales como la agricultura, economías extractivas como la minería, el sector textil y los trabajos informales.

La trata de personas es tan antigua como el comienzo de las migraciones sociales, la colonización y la creencia de la posesión sobre un otro por injustificadas razones patriarcales. La trata de personas como problema social fue reconocida por primera vez a finales del siglo XIX e inicios del XX denominada en primer lugar como “trata de blancas”. Este concepto hacía únicamente referencia a la movilidad y al comercio de mujeres blancas, europeas y americanas, con objeto de explotarlas principalmente de forma sexual. 

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Esta problemática para entonces ya reconocida registró escalas de crecimiento impensadas, alertando a los especialistas e impulsando la creación de diferentes tratados o mecanismos de visibilización e intentando impedir la preproducción de dicha práctica. Entre los más icónicos acuerdos impulsados sobre la temática se registra uno de los primeros de adhesión mundial en el año 1949 por las Naciones Unidas, El Convenio para la Represión de la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución (1949) es un tratado multilateral al que adhirieron todos los países miembros de las Naciones Unidas y persigue el objetivo de frenar, multar y perseguir a quienes capturen personas o las fuercen a ejercer cualquier práctica contra su voluntad. Adoptado por la Asamblea General en su resolución 317 (IV),  de 2 de diciembre de 1949 y finalmente puesta en vigor el 25 de julio de 1951, el Preámbulo de dicho tratado considera qué: “la prostitución y el mal que la acompaña, la trata de personas para fines de prostitución, son incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana y ponen en peligro el bienestar del individuo, de la familia y de la comunidad” 


En un mundo donde todo parece tener precio, lucrar con la explotación de seres humanos es un delito penado por la ley. Ahora bien, este circuito que facilita y permite no solo el ingreso o tránsito de personas de forma ilegal, sino también la estadía de los mismos en lugares iluminados por la luz del sol, requiere de la convivencia entre el poder político, las fuerzas de seguridad y la delincuencia organizada para poder llevar a cabo un delito que trasciende fronteras. 

¿Será que la voluntad empleada a la hora de romper entramados millonarios que oprimen los derechos fundamentales de personas convirtiéndolas en víctimas de trata no es la misma que se emplea a la hora de firmar tratados internacionales donde los Estados se comprometen a hacerlo? ¿O será simplemente que la ganancia, dividendo y beneficios repartidos entre cada uno de los actores que facilitan el funcionamiento de este entramado es más tentador que la libertad de las personas?. 

Si conoces a alguien que podría ser víctima de trata de personas lo podés denunciar llamando a la Línea 145 – Asistencia y denuncias por trata de personas. Gratuita, anónima y nacional. Disponible las 24 horas durante todo el año.

Escrito por

Analista política. Ciencias sociales y Feminismo. Creadora de contenido en @Molunenas.

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