Finalmente y contra todo pronóstico se logró llegar a un acuerdo previo a la fecha límite del 31 de diciembre del 2020, evitando así el temido “hard-Brexit”. Ante sí, el Reino Unido y la Unión Europea tienen por delante la aprobación del texto en sus respectivos Parlamentos, aunque el acuerdo ya haya empezado a regir de manera provisoria para evitar un caos en las fronteras y aduanas luego del fin del período de transición.
Sin embargo, la concreción de este acuerdo no disminuye las incertidumbres a su alrededor. ¿Hay ganadores y perdedores? ¿Cómo serán las relaciones a partir de ahora? ¿Irlanda del Norte? ¿Escocia? Para intentar responder -aunque sin certezas totales- estos interrogantes, se dividirá el acuerdo en las siguientes partes.
TARIFAS
No se aplicarán aranceles en el comercio entre las partes. Tampoco habrá límites en la cantidad de bienes para el intercambio, sobre todo aquellos bienes que cumplan con ciertos estándares mínimos en materia medioambiental, legislación laboral y fiscal para evitar cualquier tipo de competencia desleal.
La exención de aranceles permitirá mantener sin grandes cambios los intercambios entre las partes. En 2019, las exportaciones de la UE al mercado británico rozaron los 300.000 millones de euros, y en sentido inverso superaron los 190.000 millones de euros. Sin embargo, es inevitable la incorporación de controles aduaneros y declaraciones fiscales. El gobierno de Johnson aplicará estos controles de manera progresiva para prevenir cambios abruptos.
Los productos no serán considerados británicos cuando más del 40% de su valor preacabado no fuera de origen británico o de un país no perteneciente a la UE. En caso de que los materiales para su elaboración como su procesamiento fueran de la UE, se contarán como insumos británicos al ser exportados al mercado europeo.
AYUDA ESTATAL
El Reino Unido establecerá un régimen de subvenciones propio que debe respetar los principios clave establecidos en el tratado.
Habrá estándares en aspectos como las reglas de competencia que deberán seguir las empresas británicas para garantizar que no reciben ayudas estatales que minen la competitividad de las firmas radicadas en la UE.
PESCA
Este fue uno de los puntos más controvertidos del acuerdo, debido a la importancia del comercio ictícola entre las partes. Mientras que las flotas de ocho países de la UE capturan el 40% del pescado en la Zona Económica Exclusiva del Reino Unido, el bloque europeo absorbe casi el 70% de las exportaciones pesqueras británicas.
Finalmente se decidió que la UE debe recortar de manera gradual un 25% del valor de las capturas de su flota en aguas británicas durante un período de transición de cinco años y medio. Una vez finalizado este, las cuotas se negociarán anualmente. Los barcos europeos podrán continuar pescando en aguas británicas durante la transición, el acceso de estas flotas también se negociará una vez acabado el período. En caso de cerrar el acceso, debe notificarse con tres meses de anticipación.
TRANSPORTE
Se garantizó la continuidad de las conexiones aéreas, terrestres, ferroviarias y marítimas. Los transportistas podrán continuar conduciendo entre los territorios sin permisos especiales que suelen entregarse a países que están fuera de la UE.
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Se estableció un mecanismo de vigilancia y represalias en caso de que alguna de las partes se sienta perjudicada por las acciones de la otra (ya sea a nivel de ayudas públicas, políticas sociales, laborales o medioambientales). Este mecanismo consiste en un sistema de arbitraje y un panel de expertos los cuales intervendrán de manera separada dependiendo de la disputa. Una victoria británica en este ámbito fue la no intervención del Tribunal de Justicia europeo. En caso de que la intervención de este mecanismo no fuese eficaz, la parte agraviada podría tomar medidas compensatorias.
CIENCIAS Y EDUCACIÓN
El Reino Unido seguirá participando del Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE (2021-2027), conocido como “Horizonte Europa” como miembro asociado de pago durante siete años. También continuará en el Programa de Observación de la Tierra de la UE (Copérnico) y en la EURATOM.
El país se retiró de Erasmus, el programa de intercambio universitario, por resistirse a cumplir con un plan de pagos por siete años. Como reemplazo, los británicos están preparando su propio programa de intercambio: el Plan Turing.
CIUDADANOS
Respecto a aquellos ciudadanos europeos residentes en el Reino Unido y aquellos británicos residentes en la UE, el acuerdo no afecta sus derechos garantizados con el “Acuerdo de Salida de la UE”, en vigor desde febrero del 2020. Estos podrán mantener de por vida los derechos adquiridos a residir, trabajar y demás en el suelo en el que viven actualmente.
Sin embargo, aquellos europeos que viajen ahora hacia el Reino Unido podrán extender su estancia un máximo de tres meses, sin poder trabajar o estudiar, para lo cual deberán solicitar una visa. A partir de octubre del 2021, el documento de identidad ya no servirá para cruzar la frontera y se requerirá el pasaporte.
A su vez, no se reconocerán de manera automática a médicos, enfermeras, farmacéuticos, ingenieros, entre otras profesiones. En caso de buscar ejercer en algún país de la UE, deberán buscar el reconocimiento en el Estado particular.
Desde el 1 de enero del 2021, los ciudadanos británicos (salvo aquellos residentes de Irlanda del Norte) ya no cuentan con la libertad de trabajar, estudiar, o vivir en la UE, y deberán solicitar visas para permanecer en territorio europeo por más de tres meses.
ESCOCIA
Si antes la independencia escocesa era posible, después del Brexit es muy probable. El liderazgo del Partido Nacional Escocés (SNP por sus siglas en inglés) se mantiene vigente y frente a las elecciones parlamentarias del 6 de mayo es el gran favorito. En estas condiciones, la líder del partido, Nicola Sturgeon podría impulsar un nuevo referéndum sobre la independencia escocesa. Hubo uno anterior en 2014, en donde ganó la negativa a retirarse del Reino Unido. Sin embargo, muchas cosas han cambiado desde ese momento. ¿La más importante? En 2016, al momento del referéndum para la salida del Reino Unido de la UE, mientras que Inglaterra y Gales votaban mayoritariamente la retirada, Escocia e Irlanda del Norte votaron la permanencia. Hoy los cuatro se retiran de la UE, pero con una particularidad: Irlanda del Norte, como se verá más abajo, recibirá un trato preferencial en numerosas cuestiones (comercio, movimiento, educación, etc.), Escocia no.
Sturgeon se expresó por Twitter de manera contundente el día en que anunció el acuerdo comercial, destacando que el Brexit “llega contra la voluntad del pueblo de Escocia” y que “ningún acuerdo podrá nunca compensarnos lo que el Brexit nos quita”, por lo que “llegó el momento de trazar nuestro propio futuro como nación europea independiente”.
Siguiendo el informe del Monitor Político Escocés de Ipsos MORI de Noviembre del 2020, se puede destacar: (1) el SNP es el favorito de las próximas elecciones parlamentarias con una intención de voto superior al 50% y con una diferencia del 20% para con el segundo puesto; (2) un 53% de los encuestados votarían a favor de la independencia en caso de realizarse un nuevo referéndum, frente a un 41% que votaría en contra; (3) un 50% de los encuestados es pesimista respecto al impacto del Brexit.
El voto pro-permanencia en 2016 dejó las cosas claras: más del 60% de los escoceses no querían irse de la UE. Luego de los resultados y la inminente salida, el voto pro-independencia se fortaleció ya que una Escocia independiente es la única forma de volver a pertenecer a Europa. Sin embargo, el camino a seguir no es fácil, en especial teniendo en cuenta que la validez del nuevo referéndum depende de que el gobierno británico le brinde su aval, el cual no tiene.
IRLANDA DEL NORTE
Es seguro decir que Irlanda del Norte ha sido el gran ganador de esta larga y tediosa “contienda”. Al compartir frontera con la República de Irlanda (parte de la UE) y teniendo en cuenta el historial de conflictos violentos alrededor de esta, hay algunas disposiciones del acuerdo que no aplicarán en este territorio.
En principio, es importante destacar que los nacidos en Irlanda del Norte tienen derecho tanto a la nacionalidad británica como a la irlandesa. Es decir que aquellos que cuenten con la doble ciudadanía siguen reteniendo la ciudadanía europea, a diferencia del resto de los ciudadanos del Reino Unido. Así, aquellos con nacionalidad irlandés podrán seguir disfrutando de la libertad de movimiento en la UE, como también podrán vivir, trabajar y estudiar en cualquier país miembro del bloque sin visas ni límites de estancia.
Respecto a las tarifas y pese al libre comercio establecido en el acuerdo, es importante destacar que para evitar una “frontera dura” en la isla, Irlanda del Norte permanecerá en el mercado único europeo de bienes. Es decir, la frontera física aduanera se establece en el mar irlandés imponiendo barreras comerciales no arancelarias dentro del Reino Unido en cuanto a que cuando los productos británicos ingresen a Irlanda del Norte será como si ingresaran a territorio de la UE. Los controles serán los mismos que si ingresaran, por ejemplo, a un puerto español.
Asimismo, los estudiantes de Irlanda del Norte podrán seguir accediendo al programa de intercambio Erasmus. El gobierno de la República de Irlanda se comprometió a garantizar el acceso de los ciudadanos del norte al programa educativo, a partir de su asistencia financiera y administrativa. Este beneficio no será sólo para aquellos que cuenten con el pasaporte irlandés, sino que es para todos los residentes del Norte, incluso aquellos que sólo cuentan con el pasaporte europeo. Además, el gobierno irlandés también se comprometió a financiar un plan de salud para los conciudadanos del Norte que les permita reemplazar la tarjeta sanitaria europea (TSE).
¿Podrá esto significar un acercamiento entre Norte y Sur? ¿Se viene una gran isla de Irlanda? Es poco probable, pero imaginarlo es gratis.
ISLAS MALVINAS
Las Islas Malvinas, junto con el resto de los territorios de ultramar del Reino Unido quedaron fuera del acuerdo comercial post Brexit. Es decir que, desde la salida del Reino Unido, en las relaciones comerciales entre el archipiélago y la UE deberán implementarse aranceles, los cuales, se estiman entre un 6 y 18%. Esto implica un gran golpe a la economía de las islas, las cuales exportan un 90% de su pesca al bloque europeo, representando un 40% del PIB y cerca del 60% de los ingresos del tesoro. La exclusión de las Islas puede considerarse una gran victoria argentina, la cual gestionó la no introducción de las Malvinas por ser un “territorio bajo disputa”.
¿QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE?
¿El acuerdo es mejor al hard-Brexit? Si ¿es ideal? Definitivamente no. El acuerdo brinda previsibilidad y reduce la incertidumbre en las relaciones comerciales entre las partes como también en relación a Irlanda del Norte y la cuestión fronteriza. Sin embargo, deja algunos cabos sueltos: Escocia, sector servicios y Malvinas.
Respecto a Escocia, en su mayoría pro-Europa, queda esperar. En especial las elecciones parlamentarias de mayo, en donde se espera una cómoda victoria del partido de Sturgeon, lo cual le otorgará a la líder escocesa mayor fortaleza política para impulsar un nuevo referéndum de independencia. ¿Sobre el aval del gobierno británico? Poco probable. Luego de la victoria política que significó el acuerdo para el gobierno de Johnson, es dudoso que este se exponga a avalar un referéndum que tiene amplias chances de terminar con la salida de Escocia del Reino Unido.
Como explica Andrés Schipani, mientras que la columna vertebral del acuerdo es el comercio de bienes, no hace referencia al sector servicios. Para el Reino Unido, cuyo PBI está formado casi en un 80% de servicios, esto es un problema. Un 48% de sus exportaciones son servicios y más del 80% de estas exportaciones va hacia la UE. Los británicos son superavitarios en este sector, mientras que la UE lo es respecto a los bienes. A partir de este acuerdo, los bienes europeos podrán venderse sin aranceles mientras que los servicios británicos estarán sujetos a impuestos.
Además, los bienes británicos deberán seguir cumpliendo los estándares de la UE y las aduanas implicarán costos: (1) costos financieros en trámites y controles; (2) ralentización del comercio producto de estos mismos trámites y controles.
Encuestas remarcan que incluso los ciudadanos no están del todo convencidos con el acuerdo. Según YouGov, sólo un 17% piensa que el acuerdo es bueno, un 21% cree que es malo, mientras que un 31% piensa que no es ni bueno ni malo y otro 31% no está seguro. Desde 2017 las tendencias han cambiado. Mientras que antes, la mayoría de las personas consideraba que retirarse de la UE era la decisión correcta, una encuesta del 22 de diciembre del 2020, destaca que una mayor proporción de británicos cree que abandonar la UE fue una decisión equivocada (51%).
Por lo tanto, la pregunta que algunos se hacen es ¿el pueblo británico se ha arrepentido de aquel referéndum en 2017? Sin importar la respuesta, el Brexit ya es una realidad. Ahora queda lidiar con las consecuencias del mismo.
Un comentario en “Habemus brexit: ¿Y ahora qué?”