Este sábado se llevarán a cabo las elecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este organismo se creó en 1959 y es considerado hoy en día como el mayor banco regional del mundo. Su sede se encuentra en Washington y su capital supera los 100.000 millones de dólares, siendo Estados Unidos su principal aportante. Es la principal fuente de financiación de proyectos de desarrollo en Latinoamérica, prestando un promedio de 12.000 millones de dólares anuales.
En el contexto actual de pandemia, en donde Latinoamérica se sitúa como uno de los continentes más afectados, el papel del BID para la recuperación será esencial. Sin embargo, esta no es la única razón por la cual estas elecciones en particular adquirieron relevancia. La postulación de un candidato norteamericano para la presidencia del BID puso en jaque el acuerdo tácito existente desde la creación del organismo por el cual la jefatura del Banco Mundial es para un estadounidense; la dirección del Fondo Monetario Internacional, para un europeo; y el mando del BID, para un latinoamericano.
Estados Unidos anunció meses atrás que, por primera vez en la historia, presentaría un candidato para el organismo: Mauricio Claver-Carone, hoy en día asesor de Donald Trump para América Latina y quien se reivindica como latinoamericano por su padre español y madre cubana. Esta decisión sorprendió a la región, teniendo en cuenta la tradición ya mencionada y el desprecio propio de la administración Trump hacia las instituciones internacionales (como por ejemplo el Acuerdo de París y la Organización Mundial de la Salud). Frente a esto, los países en desacuerdo buscan postergar la elección.
El Presidente es elegido por la Asamblea de Gobernadores, que representa a todos los países miembros, por un período de cinco años. Para llegar a la presidencia del BID es necesario, en primer lugar, el apoyo de una mayoría de países del continente americano (mínimo 15 de los 28 miembros) y, en segundo lugar, el de la mayoría del capital de la organización (el poder de voto en los cuerpos directivos de la entidad es proporcional a su suscripción al capital ordinario, en el cual los países de América Latina y el Caribe tienen poco más de la mitad).
Previo a la candidatura de Claver-Carone, tanto Laura Chinchilla (expresidenta de Costa Rica) como Gustavo Béliz (hoy Secretario de Asuntos Estratégicos de Argentina y ex funcionario del BID) eran los favoritos. A partir de la propuesta del candidato norteamericano, un grupo de países (entre ellos Argentina) busca evitar que se reúna el quorum mínimo del 75% necesario para validar la votación. Para ello se necesitaría que dos grandes países latinoamericanos se abstuvieran y los cuatro grandes países europeos (España, Alemania, Francia e Italia) secundaran la abstención. Para poder votar deben estar presentes al menos 25 Estados miembro, de los cuales al menos 15 deben ser americanos. En caso de no obtener quórum, la votación se pospondría hasta la siguiente asamblea general, en marzo de 2021, ya pasadas las elecciones en Estados Unidos, y quizás ya sin Trump en el gobierno; lo que podría debilitar al candidato norteamericano.
Otros países, teniendo en cuenta el contexto actual, apoyan una postergación de la elección, la cual, no obstante, requeriría de una resolución aprobada por una mayoría y la selección de una nueva fecha. Sin embargo, es difícil que esto ocurra. Claver-Carone no sólo consiguió el apoyo de al menos la mitad de los Gobiernos americanos (entre ellos Colombia y Brasil), sino que, a su vez, posee una ventaja a nivel del capital, teniendo en cuenta que Estados Unidos posee la mayoría del paquete accionario del organismo (aproximadamente un 30% de los derechos de voto).
A menos de dos días de la elección, la decisión está en manos de un grupo pequeño de países indecisos. Las expectativas rondan cerca de Canadá, los países europeos, Perú y Uruguay, quienes no proclamaron públicamente posición alguna. Estos países no solo definirán si se alcanza el quórum, sino también si Estados Unidos consigue reunir los tres cuartos del poder de voto total del banco. Los países que insisten en la postergación cuentan con más del 21% de este poder de voto, y necesitarían del apoyo de algunos de sus pares europeos o Canadá para llegar a obtener el 25,1% necesario para evitar la votación. Sin embargo, nada está definido. El papel de México (con 7,2% de los votos) puede llegar a ser fundamental.
Numerosos líderes y figuras importantes de la región se expresaron a través de una carta a favor de la postergación de las elecciones para 2021, argumentando que las condiciones actuales por las cuales atraviesa el continente no son favorables para el debate que requiere la decisión de elegir un nuevo presidente del BID. Entre estas personalidades figuran: el exjefe del Ejecutivo español Felipe González y los antiguos presidentes Laura Chinchilla (Costa Rica), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Felipe Calderón, Vicente Fox y Ernesto Zedillo (México); Ricardo Lagos (Chile), Carlos Mesa (Bolivia), Julio María Sanguinetti (Uruguay) y Osvaldo Hurtado (Ecuador), así como los ex primeros ministros Carl Bildt (Suecia) y Kim Campbell (Canadá). Mediante la designación de un presidente interino hasta el año siguiente, consideran que este tiempo sería fundamental para lograr “una discusión profunda sobre el rol del Banco Interamericano de Desarrollo, su liderazgo, y la respuesta institucional apropiada a la recuperación de la crisis pandémica”.
Según Benjamin Gedan (subdirector del Programa Latinoamericano del Wilson Center y director del Proyecto Argentina), en caso de ganar el candidato norteamericano, podría desatarse una lucha de liderazgo y una crisis presupuestaria, la cual se vería profundizada producto de la falta de consenso en la región, principalmente entre Argentina y Brasil. A su vez, destaca que la posible llegada de Joe Biden a la Casa Blanca podría afectar la fortaleza de Claver-Carone como Presidente, teniendo en cuenta los dichos de su equipo de campaña los cuales lo definieron “demasiado ideologizado” y “poco calificado” para el cargo.
Pese a que la candidatura norteamericana sería arriesgada en circunstancias normales, Gedan destaca que en el contexto actual “mientras la región sufre el brote de coronavirus más severo del mundo, es una batalla diplomática imprudente e innecesariamente disruptiva”.
Un comentario en “Las tradiciones están para romperse: elecciones en el BID y el futuro de la región”