Open Arms: rescate convertido en travesía

19 días varados en el mar en condiciones inhumanas. 134 inmigrantes rescatados de las costas de Libia se encuentran rodeados de una gran incertidumbre al no saber qué pasará con ellos. 6 países (España, Alemania, Francia, Portugal, Luxemburgo y Rumanía) que se ofrecen a darles refugio una vez que toquen tierra , un ministro de interiores que se niega a permitir el desembarco de los inmigrantes en puertos italianos y una crisis migratoria inminente.

En los últimos días, la Unión Europea se vio revolucionada por un conflicto entre el barco de la ONG Open Arms y el ministro italiano de Interior Matteo Salvini. Tras navegar a la deriva por 13 días en busca de un puerto seguro para desembarcar, la embarcación recibe su primer buena noticia: una orden judicial les permitía entrar en aguas territoriales de Italia y desembarcar en la Isla de Lampedusa. Horas más tarde, cuando el barco se encontraba a menos de una milla del puerto, Salvini emite un decreto que prohíbe el atraco de barcos con inmigrantes a bordo bajo el pretexto de que él “no colaboraría con la mafia de los traficantes de personas”, alegando a la ONG en cuestión, dejando varado al barco de Open Arms en aguas italianas. 

Los inmigrantes pasan dos días viendo la isla de Lampedusa pero se encuentran imposibilitados de llegar hasta ella. Se comienzan a producir los primeros rescates a “cuentagotas” de casos de urgencia médica. El sábado pasado rescataron a 27 menores de edad sin tutela que residían en el barco. Estos factores, explica el psicólogo de Open Arms a bordo, producen una gran inestabilidad psicológica sobre los habitantes del barcos. La desesperación de estar tan cerca pero tan lejos de dejar atrás los horrores vividos en su tierra natal, la incertidumbre de no saber qué ocurre y el hacinamiento de 107 personas más los 19 tripulantes que deben compartir por turnos la sombra disponible en el barco que cuenta sólo con dos baños vuelve a los rescatados violentos, impulsivos o depresivos. Es justamente por esto que el capitán del Barco estima que la situación dentro del barco es insostenible y que la embarcación puede explotar en cualquier momento. 

 El domingo por la mañana, debido a la desesperación y la desesperanza, 5 personas se lanzaron al mar con el objetivo de llegar a la Isla de Lampedusa a tan solo 800 metros de la embarcación. Los rescatitas de Open Arms lograron llevarlos nuevamente a la embarcación, pero allí los esperaba un tumulto de personas exasperadas por la situación que la tripulación pudo contener a duras penas. Luego de esto la ONG emitió nuevamente una solicitud urgente de desembarco, acompañada por el informe y la firma de Di Benedetto, el psicólogo, que afirma que los migrantes rescatados viven una “extrema vulnerabilidad, tanto física como psicológica, agravada por la condición de incertidumbre y el nivel de estrés que se vive en la nave.” 

Luego de ese episodio, el Presidente español Pedro Sánchez, pone a disposición de la embarcación los puertos de Algecira y Mahón, para que desembarquen allí. El problema de esto es que ambos puertos se encuentran a más de 750 millas náuticas de Lampedusa, lo que implicaría entre 4 y 6 días de viajes que la embarcación no se encuentra en condiciones de realizar debido a la situación crítica que padecen sus tripulantes y el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra la embarcación misma, ya que fue azotada por olas de más de dos metros durante varios días. Es por esto y por la seguridad de los mismos inmigrantes, que Open Arms considera más prudente desembarcar en Lampedusa, a solo 800 metros de donde se encuentra actualmente. 

Toda esta situación a generado fuertes tensiones entre los gobiernos de España e Italia (país que se encuentra sumido en una crisis de gobernabilidad donde su primer ministro Giuseppe Conte presentó su renuncia tras denuncia que dicha crisis fue producida por Matteo Salvini), en donde funcionarios españoles como la vicepresidenta Carmen Calvos o la ministra de Defensa Margarita Robles, tachan a Salvini como “inentendible” y como una “vergüenza para la humanidad”. Llaman a dicho funcionario a que abra el puerto y permita el desembarque provisorio de la tripulación en la isla italiana para que sea posible el reparto de los inmigrantes entre los 6 países que se ofrecieron a recibirlos. 

A su vez, esta crisis deja en evidencia el fracaso de la Unión Europea ante la implementación de una ley migratoria que se ajuste a las necesidades de una frontera externa compartida, que se aggiorne a la realidad con el objetivo de que pueda aplicarse de la manera más eficiente. La obstinación de Salvini, aunque sea incorrecta y jurídicamente cuestionable, responde a la lógica matemática correspondiente a un cálculo electoral que lo ha colocado como el político más popular de Italia actualmente. Pero el ascenso del líder de la Liga del Norte – partido de ultraderecha- se debe a la ineficacia del Reglamento de Dublín. Dicha normativa de la Unión Europea, establece que el país de llegada de un inmigrante irregular debe ser el encargado de atenderle, verificar su derecho o no al asilo y, en caso negativo, devolverle a su país de origen. El fracaso de la norma en momentos de crisis migratoria ha sido evidente y ha provocado que algunos países, como Italia, dejasen pasar a los inmigrantes camino del norte de Europa, o que otros, como Grecia, mantengan a miles de personas hacinadas en condiciones infrahumanas en centros de detención. 

Debido a esto se han propuesto varias reformas del Reglamento de Dublín, pero ninguna a sido más cuerda que la actual. Luego, Alemania y Francia propusieron que el reparto de los inmigrantes que lleguen a Europa se haga entre los países que deseen participar, pero este intento se vio truncado por la negativa de funcionarios como Salvini.

Ante el bloqueo, la Comisión saliente de Jean-Claude Juncker parece haber arrojado la toalla. El equipo de Juncker ni siquiera ha sido capaz de responder a la carta del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, que el pasado 8 de agosto reclamó a Juncker una intervención humanitaria para garantizar el reparto justo de los inmigrantes estancados en la cubierta del Open Arms. Si Bruselas no reacciona, urgía Sassoli, “significará que Europa ha perdido su alma y su corazón”.

La Comisión ni ha reaccionado todavía no ha respondido a Sassoli. Fuentes del organismo justifican la pasividad “por el riesgo de sentar un precedente, que obligaría a la Comisión a tomar la iniciativa cada vez que se produzca un conflicto sobre el desembarco de un barco”. Ante esta realidad, la futura presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen, afirma que ni bien comience a ejercer su puesto buscará “una solución europea para un problema europeo”, refiriéndose a las cuestiones migratorias y de asilo. El problema es que su puesto como presidenta recién entra en vigor el 1 de noviembre, mientras tanto, casos como el de Open Arms seguirán ocurriendo y todas las personas que se encuentran involucradas y que necesitan de la resolución de este tipo de disyuntiva, seguirán dependiendo de funcionarios nacionales como Matteo Salvini, que hace de estas cuestiones su bandera de campaña política, dejando las necesidades humanitarias y la moral bajo la alfombra

Escrito por

Fundadora de Politólogos al Whisky. Argentina, siempre del lado de la justicia social. Analista política y Lic. en Gobierno y Relaciones Internacionales. Chaqueña de nacimiento.

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