El pasado domingo 8 de junio se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia. Por un margen muy reducido, el candidato ultra Karol Nawrocki, representante del partido de extrema derecha Ley y Justicia, se convirtió en presidente al superar apenas el umbral de los 50 puntos porcentuales.

La cercanía de este país con Ucrania —que lo convierte en un blanco preferencial para el aparato de propaganda ruso—, así como su condición de pivote geopolítico fundamental para la formulación de la estrategia de política exterior de la Unión Europea, hicieron que todos los ojos de la opinión pública europea, desde Kiev hasta Madrid, se posaran la semana pasada en Varsovia.

Extrema derecha, teorías conspirativas e influencias del exterior

Desde que llegó al poder en 2015, el partido Ley y Justicia (cuyo acrónimo en polaco es PiS) se propuso llevar a cabo una reforma estructural del Estado polaco. Desde la caída del Muro de Berlín y el consecuente retorno de la democracia al país, Polonia había intentado convertirse en una democracia liberal, respetuosa de las instituciones y los derechos humanos. Sin embargo, las crisis económicas y la inestabilidad política generaron un escenario propicio para el ascenso de Ley y Justicia al poder.

Durante su primer mandato, PiS tomó rápidamente el control de los medios públicos, que se llenaron de comunicadores ultras dedicados a esparcir noticias falsas sobre políticos opositores. Uno de los casos más notables fue cuando la televisión pública polaca afirmó que Lech Wałęsa, emblema de la transición democrática, habría colaborado con el gobierno comunista para delatar a sus compañeros.

El punto de inflexión se produjo en 2010, cuando en un accidente de avión falleció el entonces presidente de Polonia, Lech Kaczyński. Los peritos que investigaron el siniestro confirmaron que se trató de un error del piloto. No obstante, los medios oficiales aseguraron —sin presentar ningún tipo de pruebas— que Rusia habría causado el accidente.

La politóloga estadounidense Anne Applebaum, quien reside parte del año en Polonia, publicó hace algunos años el libro El ocaso de la democracia. Al inicio del texto, Applebaum recuerda una cena de fin de año que compartió con diversos políticos e intelectuales polacos, casi todos ellos liberales y de centroderecha. Tras la llegada al poder de Ley y Justicia, muchos de ellos se radicalizaron por completo. Personas que parecían razonables comenzaron a adherir a teorías conspirativas burdas: un fenómeno que evidencia el proceso de radicalización que puede generarse en una sociedad erosionada por la ultraderecha.

Pero, sin lugar a dudas, la gota que rebalsó el vaso se produjo en 2018, cuando en Polonia se aprobó una ley que penalizaba cualquier declaración que hiciera referencia al rol del pueblo polaco durante el Holocausto. Si bien existieron ciudadanos valientes como Irena Sendler y Aleksandra Bystroń-Kołodziejczyk, que arriesgaron su vida para salvar a judíos polacos, es innegable que también hubo colaboracionismo por parte de sectores polacos con el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Esta normativa atentaba fuertemente contra la cultura de la memoria y el recuerdo que Europa busca promover para que los crímenes ocurridos entre 1939 y 1945 no se repitan.

Octubre de 2023: la victoria de Tusk y la esperanza polaca

Luego de ocho años de gobierno, el partido de extrema derecha llegaba muy desgastado a las elecciones generales de 2023. Como Polonia es una república semipresidencialista, en dichos comicios se eligió al jefe de gobierno.

A sabiendas de que el partido gobernante tenía muchas chances de perder las elecciones, Ley y Justicia implementó una serie de medidas que dificultaban severamente el desarrollo de los comicios. No obstante, las predicciones se confirmaron y la coalición liberal de centro, liderada por Donald Tusk, consiguió la victoria. Unos meses después, representantes de la sociedad civil en Polonia se congregaron en uno de los primeros cines de Varsovia para presenciar la caída del gobierno ultra.

La asunción de Tusk significó un parteaguas en un contexto de auge y crecimiento de propuestas autoritarias. La coalición liberal que le permitió ganar las elecciones se convirtió en un ejemplo de lo que se puede lograr cuando representantes de diversos partidos dejan sus diferencias de lado para construir un frente amplio en defensa de la democracia.

Los resultados de las últimas elecciones presidenciales constituyen un retroceso en ese sentido. La vocación autoritaria de Nawrocki podría acelerar el deterioro democrático que Polonia ya ha experimentado en los últimos años. Es probable que el enorme apoyo brindado por Varsovia a Kiev al comienzo de la guerra comience a debilitarse con el tiempo. También es posible que Polonia se aleje de la Unión Europea y se acerque más a Hungría.

El rol de las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y la opinión pública será fundamental para evitar la muerte de la democracia polaca.

Una respuesta a “Elecciones en Polonia: la extrema derecha avanza”

  1. Avatar de fercastellanos2510
    fercastellanos2510

    Señores, son analistas o Main Stream Media? Usar categorías de «bajada de línea» no aporta a la seriedad de una página como ésta. Nadie llama «extrema izquierda» a los experimentos mengelianos con menores ni a la desindustrialización programada bajo políticas climáticas o la demonización de prácticas inherentes a la vida en la tierra, como la agricultura y la ganadería. La gente quiere retomar el control de la política, el cual perdió circa 2008, luego de más de 30 años de demolición programada de las clases medias. Analicen, no repitan clichés. Saludos.

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