Jimena Coronel y Josefina Vigo
En estas dos semanas Argentina siguió siendo una miniserie en loop entre lo distópico, lo insólito y lo tragicómico. Sentate que te cuento, porque pasó de todo y todo es parte del guion nacional. La Argentina sigue siendo un país donde los jubilados marchan, el Presidente sueña con la libertad mientras firma decretos, y hasta los nazis aparecen en cajas olvidadas. En fin, una quincena más en el país donde todo es posible y nada sorprende del todo.
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En las últimas dos semanas, los miércoles porteños adquirieron una nueva postal: cientos de jubilados copando la Plaza del Congreso. No por un recital ni por una feria de emprendedores, sino por algo bastante más básico: poder llegar a fin de mes. El gobierno nacional recortó programas esenciales, limitó la entrega gratuita de medicamentos y congeló las jubilaciones mientras la inflación sigue de gira internacional. Pero los adultos mayores decidieron no resignarse y están encabezando una resistencia tan inesperada como incómoda para la narrativa oficial. No es la CGT, no son los sindicatos, no son los partidos opositores: son los jubilados, con sus pancartas, sus bastones y su memoria activa. Milei, que suele hablar de “castas”, se encontró con una que no le teme a la calle.
Que entren los verdes (pero sin preguntar de dónde vienen)
Mientras tanto, en las altas esferas del gobierno y los mercados, se festeja un rebote financiero. La combinación de un contexto internacional levemente más favorable y la expectativa de una nueva ley de blanqueo de capitales genera sonrisas en la city porteña. En criollo: si tenías dólares escondidos y nunca los declaraste, ahora el Estado te dice que no hay rencores, que podés traerlos y usarlos sin demasiadas preguntas. El Presidente defiende esta medida como una estrategia de “liberalización total” del capital, aunque algunos analistas advierten que sin una política productiva de fondo, el capital entra, gira y se va. En cualquier caso, Milei festeja cada micro mejora como si fuese el Mundial, mientras el resto del país sigue esperando que ese crecimiento derrame algo más que promesas.
Corte Suprema presenta: “Nazi files, la miniserie que nadie pidió”
En otro capítulo tragicómico de nuestra historia institucional, esta semana se descubrieron 83 cajas con material nazi en los archivos de la Corte Suprema. Sí, material nazi. Original. Sellado. Guardado prolijamente desde 1941, como si se tratara de un souvenir de tiempos oscuros. Lo encontraron empleados judiciales mientras reordenaban el archivo. Lo curioso no es solo el contenido —propaganda, panfletos, documentación oficial del Tercer Reich— sino el hecho de que nadie lo hubiese detectado antes. En cualquier país del mundo esto generaría un escándalo de proporciones, pero en Argentina apenas provocó algunos memes y un par de notas en los portales. El negacionismo, parece, también puede ser institucional y silencioso.
La soja, el barro y el mal humor
Pero si de silencios hablamos, nada más elocuente que la parálisis del campo. Las lluvias torrenciales que azotaron el Litoral y el norte bonaerense complicaron severamente la cosecha de soja, nuestro commodity estrella. A la inestabilidad climática se le suman factores de inseguridad rural y demoras logísticas. El resultado: una de las campañas más lentas de la última década. Y como siempre, cuando al campo le va mal, la economía nacional lo siente. Los dólares de la soja no entran, la presión cambiaria se intensifica y el Gobierno entra en modo “control de daños”. La épica libertaria, por ahora, no se lleva muy bien con las inclemencias del tiempo.
CABA vota: otra elección que no entusiasma
Y como si todo esto no fuera suficiente, Buenos Aires se prepara para unas elecciones legislativas que —salvo por los afiches— casi pasan desapercibidas. Este 18 de mayo, la Legislatura porteña renueva 30 bancas. Entre los candidatos suenan nombres conocidos: Silvia Lospennato, Leandro Santoro, Manuel Adorni. La campaña es austera, con pocas propuestas concretas y muchas referencias abstractas a “la libertad”, “la república” y “los valores”. Un déjà vu electoral en loop eterno. La apatía es tal que ni siquiera los trolls de redes parecen interesados en levantar la temperatura. Habrá que ver qué decide la Ciudad, pero todo indica que el voto se moverá más por lealtades pasadas que por entusiasmo presente.
La Argentina de estas semanas nos deja una postal compleja: movilización social espontánea, reacciones económicas de corto plazo, hallazgos históricos inquietantes, problemas estructurales irresueltos y una política que sigue en piloto automático. Todo con una banda sonora de cadenas nacionales, editoriales enfurecidos y programas de panelistas que discuten con el mismo énfasis si cae el PBI o si Tinelli vuelve a la tele.
Nos reencontramos en 15 días. O antes, si Milei saca una cadena nacional, si aparece una nueva caja en Tribunales o si los jubilados deciden marchar hasta Olivos. Hasta entonces, no te desconectes del todo: alguien tiene que contar esto.





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