
Buena jornada, sean todos bienvenidos a una nueva entrega del newsletter. Aquí Esteban Chiacchio, el placer de saludarlos. – What a elección, uh? – Captain, it ‘s not even the PASO. La víspera del cierre de listas y confirmación de precandidaturas conlleva una tensión que más que encender el debate respecto a qué Argentina buscamos, se tornó más bien una ermitaña pelea de posiciones, chicanas y egos.
Tomar este escenario como algo inédito en política sería pecar de ingenuos. Más bien, cabe repasar algunos puntos en donde estos conflictos, que promueven una desconexión cada vez mayor de los representantes del pueblo para con las urgencias de éste, pueden influir determinantemente en paradas claves en el recorrido de la Argentina hacia su futuro.
Seducidos y Abandonados
Una dura acusación pesa sobre el precandidato presidencial Javier Milei: en una audición de radio, un ex aliado lo acusó de haber demorado un meeting de campaña porque no le conseguían una Monster. Aquella anécdota es sólo una de las tantas que disparó Carlos Eguía, ex candidato a gobernador en la provincia de Neuquén por el espacio que a nivel nacional comanda el referente liberal. Tildando a Milei de manguearle cargos en la legislatura neuquina, de traición, de mentiroso de la política, entre otros agravios, Eguía se mostraba furioso por la actitud del economista para con sus representantes en las elecciones provinciales. El aprovechamiento hacia sus afines en diferentes distritos y el posterior desinterés una vez culminados los bajos resultados que se encuentran cosechando en las provincias, sería el modus operandi del diputado liberal, el cual encontró en su ex aliado Eguía un hartazgo y una denuncia pública.
Eguía salió cuarto de las voluntades en Neuquén, con poco más del 8%. Su estadística se suma a la referente en Tierra del Fuego de Milei, Andrea Almirón de Pauli, que alcanzó solo un 9,5%. Compitiendo por la gobernación de Tucumán, Ricardo Bussi, uno de los dirigentes más vitoreado por el propio JM, cosechó 3,9% de los votos. En Misiones, entre quites de apoyo y otras desprolijidades, Ninfa Alvarenga solo cosechó un 0,4%. En Chaco, Alfredo Rodríguez obtuvo el 2,75% por La Libertad Avanza. La renuncia de Milei a un armado serio a nivel federal tiene tufillo más que una administración sabia de reservas para la aventura a nivel país, a verdaderamente una limitación de su propio aparato. Dando vueltas sobre sí mismo, colaboran con esta hipótesis las decisiones de componer fórmula presidencial con su compañera de bancada, Victoria Villarruel, y de requerir que su más sonada incorporación, la diputada Carolina Píparo, otrora socia de José Luís Espert, abandone su campaña para la intendencia de La Plata y comande el ticket para la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, plaza que Milei mantenía vacante tras el fugaz adiós del referente chivilcoyano Guillermo Britos.
Encerrado en los propios y sin indicios de que intente barajar y dar de nuevo su táctica electoral, un Milei reducido a su propia parcela hoy es blanco de rumores como el que deslizó Jorge Asís respecto a una hipotética bajada de su precandidatura. La tentación de aquí ingresar en una espiral donde Milei es eyectado de las elecciones no es solo adelantarse innecesariamente: también es no comprender el fenómeno. Aún con los paupérrimos resultados provinciales a cuestas, subestimar el proceso del 2019 a la fecha de La Libertad Avanza es nocivo para comprender íntegramente qué es lo que está pasando (y qué puede pasar) a estas expresiones políticas. Más aún, podemos hacer el desafío de ver más allá de las urnas del próximo agosto y octubre (y seguramente noviembre) e intentar interpretar qué puede suceder -en diferentes escenarios- con esa frustración colectiva, desencantada con los principales ejes de la vida política argentina, y que canalizó el voto bronca incorporando la visión de Milei. Si éste maladministra a ese conjunto del electorado que vio en él una solución a sus conflictos, ¿acaso esos conflictos desaparecen?
Un colectivo de enfurecidos con la política tradicional que se encuentra acéfalo puede tener, de movida, tres caminos: un Milei reinventado que aprenda de sus falencias para optimizar nuevas campañas, la aparición de un nuevo referente que, viendo los traspiés del diputado, busque un camino más productivo para posibilitar un armado de poder sólido para las próximas elecciones, o, por último, el que este conjunto de desencantados asuma que la política tal como la concebimos es incapaz de dar respuestas a sus necesidades (por la casta, por los poderes ocultos, por desinterés, etcétera) y se desprendan entidades reaccionarias que busquen a la fuerza imponer otras vías de acceso al poder y legitimación. Si bien esto puede sonar extremo, expresiones como Revolución Federal o Los Copitos son prueba viviente de que la frustración llegada al extremo -y bienvenidos sean aquí el intercambio y debate sobre discursos de odio, la necesidad del repudio, la exposición y seguridad que tienen o no los principales líderes políticos locales- puede decantar en escenarios terroríficos. El tratamiento que se le está dando al intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner, más cercano a cómo se aborda una gresca callejera que a un intento de balear en el rostro a la vicepresidenta, da prueba de que poco aprendimos de los eventos del 1ro de septiembre del 2022.
Ante el fracaso de las dos principales coaliciones -Cambiemos/Juntos por el Cambio y Frente de Todos/Unión por la Patria- al momento de solucionar las problemáticas que azotan al país, y ante el arribo de una elección que muchos anticipan como una “de tercios”, los comicios del 2023 marcan un escenario muy diferente a sus antecesores, no sólo por su hipotético resultado, sino por el país en el que amaneceremos el próximo 10 de diciembre. Del 2007 a la fecha, las elecciones se basaron en la cohesión o dispersión de fuerzas preexistentes: danzaron hasta el 2023 peronistas-kirchneristas, peronistas-no kirchneristas, radicales, socialistas, macristas-cambiemitas, entrando y saliendo de coaliciones y conformando o adelgazando las respectivas unidades. La aparición de una fuerza abiertamente liberal y conservadora, sin apoyo del peronismo ni de la Unión Cívica Radical, marca un nuevo aspecto que llegó para quedarse en la convivencia democrática, la cuál es necesaria no petrificar, sino dinamizar, para poder solventar las exigencias de nuestro tiempo. El final aún está abierto.
“Puesto Menor”
La víspera de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias muestran mayores tensiones internas que fuego cruzado a nivel externo.. Cotiza más en alto un comunicado del PJ Bonaerense, con la bendición de CFK y Máximo Kirchner, direccionado al tándem Daniel Scioli-Alberto Fernández, o un dardo que Patricia Bullrich direcciona a la “tibieza” de Horacio Rodríguez Larreta, que el debate por los “modelos de país” que las principales coaliciones en disputa buscan ofrecer a los electores. Nuevamente,: las internas ardientes no es algo que se creó en 2023, pero si están insertadas en un contexto regional que obliga a repensar el rol del presidente: sea quien sea que se consagre como nuevo mandatario, saldrá de una primaria sumamente exigente en dónde no serán pocos los rencores cosechados en el camino hasta la Rosada. Con la casa propia manejando semejante nivel de tensiones, sumado al frente externo y, más aún, el antecedente de la devaluación del capital político de Alberto Fernández, licuado en gran medida por los propios, ¿qué clase de autoridad presidencial se avecina en Argentina?
Lo hemos citado anteriormente: Nicolás Lantos realiza en El Destape un interesante análisis de esto: “América del Sur, el continente que durante muchas décadas fue caracterizado por la ciencia política y la cultura popular como una zona de caudillos, presidencialismos fuertes, autócratas con mano de hierro y poco respeto por las instituciones, se ha convertido, con el correr de la última década, en tierra de democracias frágiles y ejecutivos débiles”. Guillermo Lasso, Pedro Castillo, Gabriel Boric, Gustavo Petro e incluso dificultades que debe atravesar Lula Da Silva dan muestra de esto.
El liderazgo presidencial se encuentra abierto a cuestionamientos cada vez más exigentes y con chances de trastabillar su plan de gobierno, situaciones que el nuevo presidente que dé a luz una elección de tercios puede llegar a padecer como auténticas piedras en su zapato. En su editorial del lunes, Carlos Pagni hizo mención a un posible “consenso problemático” y al desfasaje presente entre el nivel de respaldo que poseen los referentes políticos con respecto a las complejas tareas que deberán llevar a cabo una vez en el gobierno, y el poder requerido para ejecutar estas. Un Larreta, un De Pedro, una Bullrich e incluso un Milei que deba tantear y negociar apoyos e inclinar para un lado u otro su discurso en una elección que promete ser reñida, descubrirá que el verdadero desafío comenzará una vez le sea colocada la banda presidencial. La pregunta es, ¿cómo va a afectar esto a las políticas a corto y largo plazo de nuestro país?
El largo plazo
Como cierre, cabe repasar diferentes instancias en donde la Argentina necesita de manera imprescindible políticas estables, previsibles, que contemplen la integración de diferentes sectores del quehacer económico y productivo y que, por sobre todas las cosas, ayuden al país a dar el salto definitivo en materias que traerán mejoras sustanciales a nivel colectivo. Revisarlos en su totalidad bien podría requerir varias entregas, pero podemos convocar a algunos puntos clave: por ejemplo, el rol de la Argentina en la dicotomía respecto a recursos energéticos que China, por un lado, y Europa, por el otro, se encuentran tejiendo. La colega Valentina Borghi Ponti analiza la cuestión en este interesante artículo. La perspectiva argentina necesita estar a la altura para no desperdiciar una chance sólida en materia de recursos energéticos. El consenso transversal para el diseño y mantenimiento de estas políticas es una cuenta pendiente.
Al momento de escribir estas líneas, se está iniciando la carga del gasoducto Presidente Néstor Kirchner. El poder prescindir de las importaciones del recurso y el horizonte exportador del mismo (dólares cof cof) son temas esenciales en los capítulos venideros de esta obra importantísima. Juan José Carbajales, voz autorizada en la materia, realiza un repaso imprescindible del cómo, el por qué y el qué vendrá del GPNK. Recomiendo seguirlo para estar al tanto de uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos.
Así en la tierra como en el cielo, y más allá también: Nicolás Sidicaro realiza en Cenital un análisis histórico y a futuro de la industria espacial argentina. Viendo los elementos con los que contamos para el desarrollo de esta área, el hecho de que Alf pueda volver a su planeta en una nave argentina no está tan lejos (?). Volvemos al principio: cohesión, perspectiva a largo plazo, inversión sostenida y consciente, puntos clave para poder solidificar el horizonte nacional en un escenario que incluya puestos de trabajo, avance tecnológico y optimizaciones en el desarrollo científico de la Argentina.
También podemos marcar la diferencia nosotros. Exijamos. Y para ello, informémonos. Nuestro país tiene un enorme potencial. Necesitamos que quienes tomen decisiones estén a la altura. La chicana se evapora en un par de tweets, las conquistas quedan para siempre.
Un placer encontrarnos nuevamente por aquí. Hasta la próxima, los quiero mucho.





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