Von Clausewitz, la política y la guerra hoy

En el presente artículo se hará un breve recorrido conceptual del pensamiento de Karl von Clausewitz, teórico prusiano de la ciencia militar, en lo referente a los principios de la guerra. Este abordaje se realiza con la intención de argumentar en torno a la vigencia de sus ideas, poniendo el foco en dos cuestiones. En primer lugar, aunque las guerras alojen nuevos actores por fuera de los Estados, los principios fundamentales de los conflictos bélicos aportados por el autor no sufrieron grandes modificaciones, y, en segundo lugar, que el poder de los Estados, a través de la decisión política, sigue siendo vital para mantener su liderazgo como actor principal del sistema internacional, ya que como afirmaba el autor, la guerra es la política por otros medios.

Breve introducción a von Clausewitz

El estratega prusiano demostró todo su realismo cuando advirtió que los que desvirtúan la naturaleza de la guerra con razonamientos humanitarios están destinados a la derrota. Von Clausewitz no preconizó el extremo empleo de la violencia, sino que lo reconoció como una característica intrínseca de la guerra. Ello colocaba la atención   sobre el carácter inevitablemente brutal del fenómeno. Ahora bien, si tuviésemos la posibilidad de preguntarle a von Clausewitz, ¿en qué consiste la guerra? Su respuesta sería que, como primera medida, su esencia es el duelo entre contendientes, donde uno busca imponer su voluntad mediante la fuerza física, para luego doblegarlo de tal manera que no pueda pelear más. En resumidas cuentas, la guerra es un acto de fuerza que se emplea para que el adversario sea subyugado al poder del uno. Ese es el principal objetivo de la acción militar llevada por la política. 

Si bien von Clausewitz reconoce cómo los horrores perpetrados en la guerra son algo natural en la conflagración, porque la guerra es un acto de fuerza y no hay límites para llegar al objetivo, también entiende que las acciones de uno justifican las del otro, al mismo tiempo que lo define. Es a partir de allí que se inicia cierta alienación por parte de los protagonistas de la guerra, en el sentido de que al existir el choque de fuerzas y de intereses donde uno de los contrincantes termina sujeto a las voluntades del otro, se va la vida misma. 

Pero más allá de la interacción entre las partes involucradas, uno de los aportes más complejos e interesantes que ha dejado von Clausewitz en el entendimiento de la guerra tiene que ver con dos dimensiones; lo abstracto y lo real como distintos abordajes sobre la perfección. En términos filosóficos, y casi platónicos, intentó dejar en claro que dentro del mundo abstracto la guerra corre el peligro de estar viciada por el optimismo, mientras que el mundo de la real nos enseña que el hombre está por debajo de toda posibilidad de perfección, por lo que la guerra se maneja en ámbitos más bien reducidos y de imperfección, siempre. A pesar de ello, para von Clausewitz, la razón debería determinar los límites del esfuerzo, que a su vez están supeditados a las probabilidades que el espacio de la realidad material brinda. Para complementar su estudio de la guerra, hizo especial hincapié en el tiempo, comprendiendo que es un elemento constitutivo y vital de la guerra. 

Por otra parte, von Clausewitz le dio especial valor al factor tiempo, tanto para la acción militar como para su eventual suspensión. En ese sentido, cada actor precisa, por su propia naturaleza, un debido tiempo para que sus medios lleguen a buen puerto, por lo que el tiempo está estrechamente vinculado a las causas subjetivas, y estás a su vez a un progreso de las acciones militares como un todo. El tiempo es un factor que de una manera u otra construye y diagrama a toda guerra, puesto que en muchas de ellas la ejecución militar demanda la menor parte del tiempo, mientras que la inactividad ocupa la mayor parte. En otras palabras, la suspensión no representa un corte de la conflagración, es una parte necesaria para la consecución de los objetivos.

La guerra, la política por otros medios

Para von Clausewitz la guerra no es un hecho aislado, es la política llevada a otros ámbitos, porque aun cuando no suceda, la política tarde o temprano se orienta hacia la lucha, siendo la política estatal el seno donde comienza a desarrollarse la guerra. Entonces, la política es la encargada de determinar los lineamientos por los cuales debe -o debería- moverse la guerra. Esta es un instrumento político, como una continuación de la política por medios diferentes. La guerra que no cuenta con un soporte por parte de la política es irracional y carece de razón de ser. En todo choque de voluntades existen fundamentos políticos para la acción, la elección de desacreditar las voluntades del enemigo es en sí misma un acto político que acrecienta la propia justificación para accionar militarmente.

Lo que podemos extraer de la idea de von Clausewitz sobre la guerra como la política por otros medios es su evidencia en los tiempos contemporáneos. Por ejemplo, el caso de la Guerra de Malvinas en el año 1982 nos enseñó que la guerra existe hasta donde la política desea. Gran Bretaña no estaba interesada en aniquilar a la Argentina, ni Argentina a Gran Bretaña, independientemente del poder militar de cada uno. La guerra fue para afirmar soberanía, un objetivo pura y exclusivamente de la política. Los medios militares fueron claramente condicionados por los objetivos de ella.

Por lo cual, aunque se insista en la idea de que el poder de los Estados y de sus órganos tienen cada vez menos injerencia en el articulado del sistema internacional, la política sigue  potenciando su protagonismo. Como aporte práctico, atestiguamos cómo  en Ucrania, Rusia emplea su fuerza militar con recaudos y sin hacer gala de su verdadero poder, gracias a su experiencia militar que le permite una comprensión de la naturaleza de los objetivos y una lectura aguda en cuanto a su disposición de los medios.

Lo que nos deja como corolario esté breve raconto es que en los últimos doscientos años hemos pasado de la guerra entre los Estados Nación a las guerras que involucran a actores que van por fuera del aparato estadual. Las guerras que han caracterizado el marco de la Guerra Fría fueron aquellas donde el equilibrio social fue alterado, o se buscaba alterar. En las guerras terciarizadas por el patrocinio de las superpotencias, donde los grupos guerrilleros o los grupos extremistas se iban reconociendo poco a poco como los nuevos enemigos de los Estados, la política siguió conservando su estado más puro al verse involucrada en el sentir nacionalista. Esto, a fin de cuentas, condujo a que los Estados tengan que moverse en dimensiones que no les era familiar. No identificar las demostraciones actuales de Rusia desde premisas políticas sería ver la guerra como una actividad autónoma. 

El carácter nacionalista, tanto de Rusia, al luchar por sus zonas de influencia -que cada vez se tornan más cercanas a occidente-, como de Ucrania, al defender su autonomía, nos muestra cómo la política en su papel de configurador de los acontecimientos se mantiene por la persistencia de las ideas. La superioridad de la política radica en concebir una causa legítima y luchar por ella hasta la guerra.

Referencias

Von Clausewitz, Karl (2010) “De la guerra”. Recuperado el 10 de marzo de 2023, https://biblioteca.org.ar/libros/153741.pdf

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