Líder en una sociedad patriarcal: Xiomara Castro

El 28 de noviembre de 2021 Honduras celebró elecciones presidenciales y, por primera vez en la historia de dicho país, una mujer fue elegida para el cargo de presidenta. Fue Xiomara Castro quien asumió el cargo el 27 de enero de 2022 en un contexto sumamente complejo. A más de un año de dicho suceso, el máximo desafío de la presidenta sigue siendo el mismo: la violencia, la cual ha marcado la historia de Honduras. Esto también teniendo en cuenta que su gobierno recibió un país en crisis económico-social signada por condiciones de pobreza, narcotráfico y corrupción, situación que empuja a miles de hondureños a emigrar cada día. 

¿Cuál fue el camino que llevó a Xiomara Castro a ocupar un rol que suele estar reservado para los hombres? ¿Qué significa esto para la democracia y los derechos de las mujeres en Honduras?

Xiomara Castro nació el 30 de septiembre de 1959 en Tegucigalpa y es licenciada en Administración de Empresas. Se casó en 1976 con Manuel Zelaya, quien asumió la presidencia de Honduras en 2006. Castro comenzó su carrera política trabajando en campañas para su esposo y en el movimiento femenino del Partido Liberal, donde también militaba Zelaya. Sin embargo, la historia tomó un rumbo más complejo cuando Zelaya fue derrocado el 28 de junio de 2009 y enviado al exilio. 

Apenas ocurrido el derrocamiento, Castro comenzó un camino como líder en manifestaciones y su figura fue creciendo dentro del nuevo Partido Libertad y Refundación (Libre), que ésta ayudó a fundar en 2011, comenzando así el recorrido que la llevaría de ser la Primera Dama a la primera Presidenta mujer.

La misma se presentó a elecciones presidenciales en 2013 y 2021, logrando en esta última ser electa para el cargo. El triunfo de la izquierda hondureña abrió una nueva etapa de expectativa y a su vez le puso un freno al deterioro de la construcción de un Estado democrático. Esto, tras 12 años consecutivos del Partido Nacional, de 2010 a 2022, que asumió el poder político después del golpe de Estado de 2009. Ocho años de los cuales correspondieron a la gestión de Juan Orlando Hernández, de 2014 a 2022, denunciado por corrupción y narcotráfico, y actualmente detenido en Estados Unidos.

Teniendo en cuenta el recorrido de Castro, es importante ahora compatibilizarlo con la situación de las mujeres en Honduras, un país donde el registro de violencia hacia las mismas es muy alto, y donde ciertos derechos reproductivos no están garantizados y algunos tampoco legalizados. 

Basándonos en los datos otorgados por el Observatorio de la Violencia de la UNAH entre 2022 y lo que va de 2023, se registraron 384 femicidios y se presume que el 95% de esos crímenes están impunes, muchos por falta de investigación. Esto refleja un alto nivel de violencia machista, tanto social como institucional, el cual mantiene a Honduras como uno de los países más violentos con la tasa de femicidios más alta de la región. 

A su vez, teniendo en cuenta este contexto, Xiomara Castro durante su campaña le dio gran relevancia al rol de las mujeres: se manifestó contra la violencia de género y el acoso sexual, y ya a más de un año de comenzado su mandato se pueden observar ciertas acciones encaradas por ella para ampliar los derechos de las mujeres. Castro, el pasado 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), firmó un decreto ejecutivo que levantaba la prohibición impuesta en 2009 sobre la pastilla anticonceptiva de emergencia , cumpliendo así una de sus promesas electorales. La relevancia de esto recae sobre todo en el hecho de que Honduras tiene una de las tasas más altas de embarazo adolescente entre los países latinoamericanos y también una elevada tasa de violencia sexual. Aun así, el aborto sigue siendo un crimen castigado con hasta 6 años de prisión, incluso en casos de violación o de incesto.

Es relevante mencionar que la decisión tomada por la presidenta encontró oposición en ciertos sectores de la sociedad,  fundamentalmente en aquellos vinculados con el catolicismo ortodoxo. A su vez, ciertos sectores feministas reclamaron que se garantice la distribución y la accesibilidad de dichos medicamentos, esto debido a que si bien durante la prohibición se vendían en algunas farmacias, los mismos no eran accesibles para mujeres con pocos recursos económicos. Tal situación evidencia que, aunque hubo algunos avances en materia de derechos de las mujeres, queda aún mucho trabajo que hacer en pos de conquistar las libertades, derechos y garantías que hoy se presentan como necesidades para las mujeres hondureñas.

Entendiendo el contexto y un poco del recorrido de Xiomara Castro, se puede asimismo intentar analizar qué significa esto para la democracia y los derechos de las mujeres en Honduras, donde, como fue mencionado, la sociedad es marcadamente patriarcal.

Es indudable que el hecho de que una mujer ocupe el cargo presidencial es un avance en términos de igualdad, lo que conlleva también una ampliación y estabilización de la democracia. Sin embargo, en diversas presidencias de mujeres en América Latina se puede ver un patrón donde subyace la estructura patriarcal: el rol masculino en el ascenso de mujeres a la política sigue siendo fundamental. De donde se resalta que para la región resulta ser una constante que una de las principales vías de acceso a la carrera política sean los lazos conyugales, familiares y de apadrinamiento. Según lo mencionan Hernández y Camarena (2005), en Latinoamérica se ignora el trabajo político realizado por las mujeres, a quienes se les restan méritos por haber sido esposas de un presidente. 

Esto sin duda no implica que estas mujeres políticas no estén preparadas o no deban ocupar esos cargos. Empero, lo que se puede dilucidar es una sociedad que encuentra dificultades en dar credibilidad y poder a una mujer por sí misma y que necesita un poder patriarcal habilitante para votar a mujeres para cargos políticos. Bajo este lente, se puede ver la presidencia de Xiomara Castro como un avance democrático para la sociedad hondureña, pero también, teniendo en cuenta el rol de Manuel Zelaya, como una muestra de que la sociedad sigue reproduciendo patrones patriarcales donde la idea de poder validante sigue recayendo en un masculino, que “abre” un camino hacia la vida política.

Bibliografía 

  • Acosta, L. E. R., Vesga, S. V. L., & Mayorga, D. A. C. (2019). Influencias en el liderazgo para llegar al poder: El análisis de las presidentas en América Latina. Cuadernos Latinoamericanos de Administración, 15 (29).
  • Freidenberg, F. (2019). La representación política de las mujeres en Honduras: resistencias partidistas y propuestas de reformas inclusivas en perspectiva comparada. Centro Carter: Programa para América Latina y el Caribe. Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM.
  • Salomón, L. (2022). Los desafíos de Xiomara Castro en Honduras. Nueva Sociedad, (299), 134-144.
  • Vásquez, D. (2021). La victoria de Xiomara Castro en la Honduras de la “democracia oligárquica”. Nueva Sociedad.

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