#ElEleccionario Nº14 – Último antes de Qatar

¿Cómo les va? Bienvenidos a otro El Eleccionario, un sitio en donde hace tiempo dejamos de hablar de elecciones para emprender una búsqueda incierta por el mapa inexplorado de la política. Soy Esteban Chiacchio, un servidor. Pónganse cómodos en el último tren que sale de la terminal de newsletters de Politólogos Al Whisky.

¿Por qué…?

En una entrevista a El Destape, el diputado nacional Máximo Kirchner, cada día un poco más enemistado con el presidente Alberto Fernández, deslizó que le parecía sumamente particular que el mandatario afronte una Primaria Abierta, Simultánea y Obligatoria para dirimir sus chances de apostar a la reelección con el peronismo unido secundando. El deseo de competir electoralmente en ese formato fue expresado en diversas oportunidades por el propio AF.

Macri fue a las PASO en 2015, no en 2019” ejemplificó. Y sumó: “Para un oficialismo, que su presidente vaya a PASO con otros competidores es por lo menos extraño”. “Hace mucho que no tengo idea en qué andan” remató el referente del kirchnerismo al concluir sus visiones en torno a la suerte del presidente.

Más allá de descartar una candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner (¿candidata al Senado por la Provincia de Buenos Aires?) y desconocer que hará Sergio Massa (¿aguardará al 2027?), la intervención de MK permite convocar un antecedente: ¿qué tanto puede afectar a un presidente en funciones competir de igual a igual con un aspirante, de su propia fuerza, a sucederlo?

Noviembre de 1979. En los Estados Unidos, el presidente Jimmy Carter llevaba meses intentando elevar unos paupérrimos números respecto a su aprobación. Para junio de aquel año habían decaído a un lúgubre 28%. Para comparar, aún en sus horas más críticas en la presidencia, entre denuncias impostadas de fraude y el asalto al Capitolio, el propio Donald Trump supo mantenerse seis puntos por encima a los números del referente demócrata en cuestión.

Menuda expresión (?) habrá tenido el buen Jimmy cuando le comunicaron que en el medio de este bardo, un apellido ligado a los pesos pesados de la política del país del norte tenía en mente desafiarlo en las primarias venideras. Que un presidente participe en dicha instancia es algo acostumbrado, más tiende a ser algo protocolar cuando un mandatario busca la reelección: sin ir más lejos, George W. Bush ganó las primarias republicanas en 2004 con el 98,1%, Barack Obama hizo lo propio en las demócratas del 2012 con 88,9% y el mencionado Trump concluyó las internas del 2020 con casi un 94% adentro. Todos ellos aplastaron a contrincantes que rotaban entre marginales de la política, congresistas de poca monta y activistas enflaquecidos de logística alguna. Un trámite, ¿no? No para Carter en 1980, ya que debería enfrentar a un Kennedy. Upa.

Ted Kennedy anunció para noviembre del 79’ que competiría en las primarias del Partido Demócrata. El senador por Massachusetts buscaba capitalizar su influencia, el mal pasar de Carter en la Casa Blanca y una prominente campaña para rápidamente ser una auténtica piedra en el zapato para su rival. Con todo esto en el escenario, lo particular de este caso es un episodio sucedido en el génesis de la campaña de TK. Un hecho tan particular y exquisitamente ridículo que se convirtió en una parada obligada de los aspirantes al Despacho Oval para no olvidar que entre mega maquinarias electorales y rallys donde se recaudan millones y se endulzan los oídos desde a obreros hasta a magnates, no hay que olvidar los pequeños detalles de la vida que pueden dejarnos en orsai.

¿Por qué querés ser presidente?

El periodista Roger Mudd le hizo esa pregunta a Kennedy durante un reportaje. No era una chicana. No tiene por qué serlo. De hecho, en entrevistas posteriores, el comunicador explicó que se trató simplemente de una pregunta disparadora. El senador pudo haber utilizado el cuestionamiento como un trampolín para hablar de un país nuevo en el horizonte, reencontrar la grandeza extraviada, ser más duro con los soviéticos, algo de la familia, no sé, esas giladas que los yankees aman (?) pero en lugar de eso se enredó con sus propios pies de manera bufonesca.

Fueron diez segundos los que tardó Kennedy en comenzar una frase. Tragó saliva, pensó sin suerte, balbuceó lo que salió. “Estoy por anunciar que voy a competir…las razones son… que creo mucho en este país”. Y arrancó una debacle: “Tenemos más recursos naturales que cualquier otra nación en el mundo”. Elogió el panorama educativo, la capacidad tecnológica y el sistema político de los Estados Unidos. Probablemente dándose cuenta al momento de que, si todo eso estaba bien, no se entendía mucho qué era lo que quería cambiar, continuó: “Veo que muchas naciones del mundo nos están superando en productividad”. Y continuó con un rap de lugares comunes, reivindicaciones difusas y ambigüedades tan incómodas de escuchar cómo transcribir. Mudd lo sintetizó muy bien: “Parecía una parodia a la respuesta de un político”.

Kennedy hizo una campaña sumamente destacable. De hecho, su participación en las primarias demócratas de 1980 es considerada la última ocasión en donde un presidente estuvo en serias chances de caer en la interna de su propio partido. Es más, el senador llegó aún en pie a la convención y recién ahí se vitoreó el nombre de Carter como el candidato a la presidencia para los comicios de aquel año. El mandatario logró un escaso 51% de votos en aquella instancia, mientras que Kennedy logró poco más del 37%. En las presidenciales, Carter caería ante el republicano Ronald Reagan. Si bien algunos le achacan a TK el desgaste de la imagen del one-term president, lo más recordado de su aventura por arribar a la Casa Blanca es lo que el Boston Globe categorizó como “La pregunta que sorprendió a la campaña de Ted Kennedy”.

Les confieso que fantaseo con un Revolución Popular que estuviese presente en aquella contienda para regalarnos un delicioso: “PERIODISTA DEJA PEDALEANDO EN EL AIRE Y LE LLENA LA CARA DE DEDOS A FUNCIONARIO DEMÓCRATA”.

Como lo indica el título de este newsletter, cuando nos reencontremos en un mes será en otro mundo. La Copa del Mundo de Qatar 2022 ya habrá empezado y estaremos empezando a conocer la suerte de la Selección en la más importante de las competiciones. Para empezar, ¿el martes 22 se sigue de largo y se llega a las 7AM en modo all nighter para ver el debut contra Arabia Saudita? ¿se compran facturas el día anterior o en el entretiempo? ¿quién va a poder dormir esa noche?

Hasta aquí llegamos en esta entrega. Nos vemos del otro lado.

Escrito por

De Zona Sur. Estudiante de Ciencia Política en la UBA, conductor de Contra Todo Pronóstico y bebedor de café negro.

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