Como se esperaba, el primer ministro británico renunció a su cargo en el día de hoy luego de que renunciaran alrededor de 60 funcionarios en menos de 24 horas producto del escándalo alrededor de su ex Jefe Adjunto de gobierno, Chris Pincher, denunciado por abuso sexual. El problema inició cuando Johnson declarara su desconocimiento de estos cargos al momento de designar a Pincher en su cargo en febrero de este año, cuando al parecer si estaba al tanto de la situación.
Johnson venía de enfrentar una moción de censura en su contra debido a las fiestas que llevó a cabo en Downing Street durante el confinamiento decretado por su propio gobierno.
Esta situación llevó a que su posición dentro del partido conservador se deteriorara junto con el apoyo de la opinión pública, quienes ya no veían en él a un líder capaz de dirigir el gobierno en un contexto en donde la prestación de servicios públicos es cada vez más criticada, el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) está al borde del colapso, hay una escasez de mano de obra, numerosas huelgas y un aumento de la inflación.
La inflación aumentó de manera considerable en 2022, llegando a un 9,1%. Independientemente de las políticas implementadas desde la administración de Johnson, el contexto internacional no le fue favorable: la invasión rusa a Ucrania llevó a aumentos en los precios del petróleo y alimentos. Además, hubo un aumento de los impuestos para intentar mejorar el estado de los servicios públicos y la atención médica y social, las cuales están cerca del colapso.
El lunes habían renunciado dos de los ministros más importantes de su gabinete, el de Finanzas, Rishi Sunak, y Salud, Sajid Javid. A sus dimisiones le siguieron las de aproximadamente otros 60 funcionarios del gobierno, entre las que se destacaron la de los Secretarios de Estado del Tesoro, Helen Whately; de Seguridad, Damian Hinds; de Ciencia, George Freeman; de Pensiones, Guy Opperman; de Tecnología, Chris Philp; y de Tribunales, James Cartlidge.
Ante esta situación, la posición de Johnson como primer ministro y líder del partido conservador se debilitó ampliamente, obligándolo a renunciar a su cargo.
Es importante recordar que Johnson obtuvo la gran mayoría que le permitió acceder al cargo de premier británico gracias a una política extremadamente específica: “get brexit done”. Mientras que a nivel electoral este slogan lo terminó llevando a lo alto de la política británica, una vez cumplido su propósito terminó por descubrir a un primer ministro sin un plan ni ideas claras.
Incluso no pudo capitalizar una victoria en el marco de la pandemia de COVID-19. Mientras que impulsaba la campaña de vacunación, destacando las capacidades del Servicio Nacional de Salud, uno de los pilares en la campaña a favor del Brexit, la respuesta tardía del gobierno para implementar medidas para prevenir el contagio del virus llevaron a Johnson a figurar en un principio como un “non believer”. Las fiestas en Downing Street en medio del confinamiento dinamitaron cualquier resto de credibilidad y rédito que podía quedarle a Johnson.
En un primer momento, Johnson buscaba solicitarle a la reina Isabel II una disolución del parlamento y convocar a unas nuevas elecciones generales que le permitieran un respiro en medio del caos. Sin embargo, su situación dentro del partido y la masiva cantidad de renuncias dentro del gabinete lo llevaron a desistir de esta opción.
Teniendo en cuenta el contexto, puede resultar llamativo que el partido no decidiera solicitar una nueva moción de censura en contra del ahora ex primer ministro. Para entender la razón por la cual esta no se llevó a cabo hay que hablar del que se conoce como Comité 1922. Este Comité está conformado por 18 integrantes del partido conservador dentro de la Cámara de los Comunes o cámara baja, y es quien decide impulsar las mociones de censura dentro del partido. Según sus reglas, la moción se activa cuando el 15% de los legisladores del partido Gobernante (54 legisladores conservadores) escriben al presidente del Comité, Graham Brady, para solicitarlo.
A pesar de que en este marco la mayoría necesaria para activar el voto de confianza existía, según las reglas del partido conservador, debe pasar como mínimo un año entre una moción y la siguiente. Para lograr impulsar una nueva moción, el Comité, quien tiene el poder para hacerlo, debía modificar las reglas internas del partido.
Sin embargo, Boris no dio tiempo a pensar alternativas y presentó su renuncia. Se mantendría en el cargo hasta que se defina un sucesor, aunque hay debates dentro del partido entre quienes están de acuerdo con que se mantenga en el cargo hasta que se defina quién lo reemplazará y entre quienes quieren que renuncie de manera inmediata y sea reemplazado por el viceprimer ministro, Dominic Raab. La próxima conferencia del partido está dispuesta recién para octubre.
El proceso de elección para el nuevo líder del partido dependerá del Comité 1922 quién establecerá las reglas y el cronograma para la contienda por el liderazgo. Entre los posibles sucesores se habla de: los ex ministros Sunak y Javid, o la canciller Liz Truss, como también de Nadhim Zahawi, nuevo ministro de Finanzas designado por Johnson, la parlamentaria Penny Mordaunt y el ministro de Defensa Ben Wallace. También se espera que se presenten algunos críticos del gobierno actual, como el presidente del comité de asuntos exteriores, Tom Tugendhat, y el exsecretario de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt.
Tanto los parlamentarios conservadores como los miembros ordinarios del partido tendrán un rol importante en el desarrollo de este proceso. Los parlamentarios reducirán las alternativas a sólo dos candidatos a través de una votación de varias etapas antes de que los miembros del partido voten sobre una lista corta de solo dos candidatos. Quien gane recibirá el beneplácito de la Reina para convertirse en Primer Ministro dándole la autoridad de conformar un nuevo gobierno.
Resta esperar para ver cómo se resuelve la cuestión de la transición, si Boris accede a renunciar de manera inmediata y dejar a Dominic Raab, su vice, como primer ministro, o se mantiene en su cargo hasta que el partido conservador finalice el proceso formal y designe a un nuevo líder de partido que tendrá la responsabilidad de formar un gobierno. Quien asuma tendrá numerosos desafíos por delante, en especial recuperar la confianza de la ciudadanía junto con la credibilidad hacia su cargo y el gobierno en general.