En los últimos días mucho se habló sobre la composición del Consejo de la Magistratura y sobre las movidas políticas de los distintos partidos. Esta nota invita a conocer un poco más sobre el Consejo y acercar su importancia a la vida cotidiana de los ciudadanos. También se deja el espacio abierto a la reflexión sobre la puja de poderes en este organismo y la importancia de que se sepa por qué se pone tanto en juego en estas decisiones.
¿Qué es el Consejo de la Magistratura?
Es un órgano permanente que, de acuerdo con la Constitución Nacional, posee tres funciones claves:
– selección (mediante concursos públicos) y nombramiento de jueces federales y nacionales
– la remoción de dichos magistrados y
– la administración de los recursos del Poder Judicial de la Nación.
Fue establecido mediante la reforma constitucional de 1994 y de acuerdo con la ley sancionada en 1997 el mismo se conformaba de 19 miembros más un presidente, siendo este último el mismo que desempeñara la presidencia de la Corte Suprema de Justicia.
En 2006 se modificó parcialmente esta ley pasando de 19 miembros a 13 y prescindiendo de la figura de un presidente. Sobre este dictamen se retomó el cuestionamiento en los últimos meses.
Entonces… ¿Por qué es tan importante el Consejo de la Magistratura?
La clave para entender este punto radica en su facultad de nombramiento de jueces tanto federales como nacionales. ¿Qué significa esto? Que la influencia de este Consejo no se acaba solamente en seleccionar a aquellos jueces encargados de investigar a los grandes poderes del país, sino que también posee el poder de designar quienes se van a encargar de juzgar y condenar los delitos “cotidianos” de la ciudadanía.
¿Cuál era la composición esperada?
Desde 2006 hasta 2021 hubo tensiones alrededor de la composición del Consejo. En diciembre de 2021 la Corte falló declarando inconstitucional la ley promulgada en 2006 y estableció la reanudación provisional de la ley de 1997, quedando conformado otra vez por 20 miembros y retomando la figura del presidente de la Corte Suprema. Como se mencionó, dicha medida fue provisional ya que el Congreso de la Nación fue llamado a sancionar una nueva ley en materia de composición del Consejo antes del 16 de abril del corriente año.
Como hasta esa fecha no se logró la requerida sanción, la conformación del Consejo debía responder, entonces, a lo establecido por la ley de 1997. Para llegar a completar las vacantes restantes, entre académicos y magistrados nombraron a sus nuevos representantes y sólo restaban de hacerlo los miembros del Congreso en nombre de los cuales se requerían un senador y un diputado, ambos correspondientes a la segunda minoría como lo establece la ley.
La silla vacante en nombre del Senado, en un principio, iba a ser ocupada por Jorge Luis Juez (PRO) como representante de la segunda minoría en la Cámara Alta, teniendo por delante al Frente de Todos como mayoría y a la UCR como primera minoría. En representación de la Cámara de Diputados la segunda minoría responde al bloque Radical y en nombre de este asumirá Roxana Reyes.
¿Qué pasó en los últimos días?
El pasado martes 19 de abril el foco fue puesto en la Cámara Alta, donde bloque mayoritario
El Frente de Todos comunicó su ruptura, dividiéndose en dos bloques: Frente Nacional y Popular (21 senadores) y Unidad Ciudadana (14 senadores). La presencia de estos dos nuevos bloques desplaza a la segunda minoría del PRO que cuenta con 9 senadores y posiciona así a Unidad Ciudadana en su lugar.
Esta medida produjo la designación de Martin Doñate como consejero por la Cámara Alta, reemplazando así a Jorge Luis Juez y sumándose a otros 2 consejeros oficialistas en el organismo de la Magistratura.
De esta forma, el oficialismo cuenta con 3 de 4 miembros en el Consejo de la Magistratura en nombre del Senado, consolidando un contrapeso interesante frente a la representación de la Cámara de Diputados en donde sólo cuenta con una consejera en nombre del oficialismo en contraste a la oposición que se ve representada por tres.
¿Qué se puede esperar?
Más allá de las polémicas repercusiones que tuvo la táctica del Frente de Todos, y sabiendo lo que implica el control mayoritario de este organismo, lo que resta evaluar ahora es el funcionamiento del Consejo de la Magistratura. Como bien se expuso, quedó compuesto por una cantidad de representantes que no benefician excesivamente al oficialismo pero sin dudas los aventajó frente a las expectativas iniciales de la oposición.
Lo cierto es que ambas partes demostraron su estratégico interés por el control del Poder Judicial, sin embargo de momento tendrán que abogar por el funcionamiento efectivo del organismo evitando las paralizaciones que repercuten directamente en la ciudadanía.