Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia

Desde el año 2015, cada 11 de Febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña, con el objetivo de “promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la capacitación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia, eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, incluso en las esferas de la educación y el empleo” (Resolucion 70/212, aprobada por la Asamblea General de la ONU el 22 de diciembre de 2015).

Ahora bien, el problema de la falta de reconocimiento y oportunidades de las mujeres en la Ciencia no es una novedad. Sino que desde su origen la Ciencia se ha construido sobre la base de  valores patriarcales y androcéntricos, que tendieron a borrar de la historia el rol de las mujeres.

En la década del ‘60, la socióloga Alice Rossi planteaba una pregunta disparadora – ¿por qué tan pocas?– que abriría un nuevo campo de estudio en la ciencia que pretendía poner en valor el trabajo realizado por las científicas;incluir perspectiva de género y las voces de las mujeres; y cambiar las prácticas sexistas de la comunidad científica.

A partir de entonces, desde las distintas organizaciones internacionales; centros de investigación; universidades; organizaciones dedicadas a la CyT, redes científicas; etc,  comenzaron a elaborarse estudios e informes incorporando tanto datos cuantitativos como cualitativos sobre la situación de las mujeres en la Ciencia

Desde sus comienzos  e incluso en la actualidad  las barreras de género siguen estando presentes en el ambiente de la CyT. Entre ellas podemos destacar obstáculos que impiden el ascenso de las mujeres en sus trayectorias profesionales –techo de cristal- y la falta de reconocimiento del labor femenino – Efecto Matilde –

A ellas se le suman otras barreras que tienen relación con la reproducción de los estereotipos de género; la falta de modelos a seguir; la feminización/masculinización de ciertas disciplinas; la falta de financiamiento para proyectos científicos; la carga del trabajo doméstico de las científicas;  las brechas salariales de género por iguales tareas; la falta de representación en los órganos de toma de decisiones

Por más que desde organismos internacionales se han llevado adelante declaraciones, recomendaciones y desde los distintos gobiernos se han implementado líneas de acción, la situación a nivel mundial dista mucho de mejorar. Según datos de la ONU, menos del 30% de los/as investigadores/as científicos/as en el mundo son mujeres. Mientras que en América Latina y el Caribe, si bien la cifra es más alentadora – las científicas representan el 45,8% según datos del  datos del Instituto de Estadística de la UNESCO– las desigualdades de género siguen vigentes.

Por esto y para concluir, ya se ha demostrado que las mujeres y las niñas son agente de cambio. Por lo cual, la lucha por la plena inclusión de las mujeres en la CyT continua. La #CienciaConTodas. 

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