#SakeMundial Nº15 – Mezclar y repartir, versión rojiblanca

Muy buen viernes, gente. ¿Cómo están? Espero que muy bien. Llega un nuevo #SakeMundial escrito mientras palpito la salida de la Scaloneta a la cancha. Una novedad: esta entrega es la última en formato semanal. A partir de la próxima entrega nos encontraremos cada quince días, debido a una serie de compromisos que se incorporaron a mi rutina diaria. De todos modos, estoy más que contento por haber llegado a sus bandejas de entrada, primero para arrancar la semana y ahora para cerrarla. 

Sin más preámbulo, el #SakeMundial de hoy va estar centrado en nuestra querida región latinoamericana, donde no podemos distraernos un día porque caemos en el desconcierto absoluto del devenir de los acontecimientos.

En primer lugar, mencionar el anuncio del Gobierno de Venezuela vinculado a la reapertura de la frontera con Colombia, con el fin de generar un corredor humanitario temporal. Hay que recordar que la misma se encuentra “cerrada” desde el 2015 y que las tensiones entre los gobiernos nacionales y las gobernaciones departamentales no han pasado inadvertidas producto de esta decisión.

En segundo lugar, dos meses después de que Pedro Castillo se convirtiera en el Presidente de Perú, las tensiones inherentes al gobierno yacido en un escenario de suma inestabilidad política dieron lugar a los primeros cambios en el gabinete ministerial. Ello afectó a una de las figuras más polémicas del gabinete, Guido Bellido.  Con ello, se puede interpretar que el recambio tiene de trasfondo la búsqueda de gobernabilidad. 

Por último, me acompañarán a dirigir la mirada hacia Uruguay, donde recientemente se produjo el anuncio sobre el inicio de negociaciones con China para buscar un acuerdo bilateral de Tratado de Libre Comercio. Un suceso que podría ir en detrimento de las aspiraciones de la integración regional y, sobre todo, del Mercosur. De todos modos, las reacciones de los actores del Cono Sur fueron diversas.

Corredor humanitario para disuadir las tensiones

Luego de que autoridades de Colombia y Venezuela hayan mantenido reuniones sobre la situación en su conflictiva frontera, se llegó a la confirmación de la apertura de un corredor humanitario temporal para permitir el paso de estudiantes desde el lado Vinotinto al Cafetero. El corredor, según los reportes, tendrá lugar sobre el Puente Internacional Simón Bolívar, que se levanta sobre el río Táchira y conecta las ciudades colombianas de Cúcuta y Villa del Rosario, (Norte de Santander) con las ciudades venezolanas de San Antonio y San Cristóbal (Estado Táchira). En un escenario con reticencias por el diseño logístico del paso, la finalidad de este tránsito es que el alumnado pueda cumplir con las Pruebas Saber.

Si bien la frontera entre Colombia y Venezuela auspicia conflictos violentos, contrabando e ilegalidad hace algunas décadas, nos vamos a retrotraer al 2015, año en que el presidente Nicolás Maduro cerró la frontera de manera preventiva, quebrando las relaciones diplomáticas con su país vecino. Posteriormente, estableció el estado de excepción en varios departamentos del Estado de Táchira, lo que implicó una progresiva militarización de la zona que pretendía garantizar cierto orden. Por el lado colombiano, en aquel entonces su presidente Santos respondió afirmando “los venezolanos siempre son bienvenidos aquí en Colombia”. 

La tensa situación perduró y en 2019 escaló la virulencia producto de que el presidente venezolano cerró la frontera con Brasil, en un crítico contexto en el que Juan Guaido, autoproclamado presidente, impulsaba el ingreso de cargamentos de ayuda humanitaria desde Cúcuta, bajo el apoyo de Bogotá y Washington. A su vez, la latencia de la migración fronteriza se vio enfrentada a la pandemia del Covid-19, que motivó la decisión de cerrar los siete pasos fronterizos entre los dos países entre marzo del 2020 y junio del 2021. Por lo cual, el motivo de este estrechamiento podría ser un signo de aparente distensión de las tensiones diplomáticas y fomentar mediante esta decisión lograda bajo el manto de la cooperación un horizonte hacia mejorar el futuro de la ciudadanía.

Mezclar y repartir, versión rojiblanca

Pedro Castillo lleva dos meses de gobierno luego de ser elegido como presidente de Perú. Entre las expectativas condensadas en la fragmentación del Congreso y las críticas desatadas por las promesas de campaña del candidato de Perú Libre, difícilmente era previsto una perduración inalterada del funcionariado en los cargos. Lo cierto es que dos facciones conviven en el partido de gobierno. Una cercana a Pedro Castillo, y originada sobre todo en el movimiento magisterial, y otra a Vladimir Cerrón, dedicada a atacar a los ministros cercanos al Jefe de Estado. La semana pasada se produjo el primer recambio contundente en la composición ministerial, comenzando por la salida de su presidente del Consejo de Ministros, el cuestionado Guido Bellido.

Su pertenencia al ala más dura del partido Perú Libre invita a una interpretación de que el actual jefe de estado, ante reiteradas presiones de la oposición, busca lograr mayor gobernabilidad y diálogo en el nuevo gabinete. Además de las críticas recibidas por los miembros del parlamento, así como los cuestionamientos del propio gobierno a raíz de declaraciones que colisionaban con las manifestaciones públicas de Pedro Castillo, su anuncio más polémico se vinculó con la nacionalización del gas, tema que es un punto de fricción entre los partidos políticos y los sectores empresariales.

Con lo cual, bajo estos ánimos de dejar de lado la inaugural confrontación, la figura designada para ocupar el cargo fue Mirtha Vásquez, ex presidenta del Congreso durante el Gobierno de transición de Francisco Sagasti. Vásquez es integrante del partido Frente Amplio y tiene un repertorio positivo en términos de procurar diálogo y conciliación. De todos modos, en el partido oficialista hablaron de “traición” por este cambio. Al respecto, Vladimir Cerrón exigió al presidente deshacerse de sus aliados de otros sectores de izquierda y concentrar todo el poder en Perú Libre. Para más, en un reciente comunicado difundido por Cerrón sentenciaron que no le darán el voto de confianza a su nuevo gabinete por considerar que supone un giro al “centro derechismo”.

En total, fueron cambiados siete ministros y doce ratificados. Además de la jefatura del gabinete, los cambios se dieron en Interior, Educación, Trabajo, Energía y Minas, Producción y Cultura.

Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros

En las últimas semanas trascendió, una vez más, un capítulo más de la consolidación de la potencia asiática en el Cono Sur (por no decir América Latina). Esto se debe a que la intención de concretar un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre China y Uruguay, anunciada hace algunas semanas por el presidente Luis Lacalle, Pou parece tener todas las fichas a su favor, mal que le pese a los constreñimientos que puede generar su pertenencia al desinflado Mercosur. Incluso, se podría decir que las relaciones entre estos países se encuentran en una etapa cuasi-óptima, involucrando las dimensiones de cooperación, tanto política, económica-comercial. ¿Cómo llegó a suceder esto?

Lo cierto es que Uruguay ha venido manteniendo en lo que va del siglo XXI una constante política exterior de vinculación, asociación e intercambio con China. Tal es así que en 2012 la nación asiática se convirtió en su primer socio comercial. A ello se le suma que es el principal destino de las exportaciones uruguayas y, visto y considerando la coyuntura actual, es también un actor clave para la recuperación post pandémica. A la centralidad de la carne vacuna como producto exportado por excelencia se le han sumado sectores alternativos, como el sojero y la celulosa. Estos factores, sumado al logro de una balanza comercial equilibrada desde hace algunos años, posibilitó la consolidación de la cooperación y el acercamiento político.

Junto con la centralidad de la prosperidad del TLC, los temas claves parte de las negociaciones entre Uruguay y Brasil son la Declaración Conjunta de asociación estratégica que tuvo lugar en el año 2016 y la firma del Memorando de Entendimiento sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) en el 2018. A este también se adhirieron otros países como Bolivia, Chile, Ecuador y Perú. Una particularidad: aunque China es el principal socio económico de Brasil y Argentina (las dos economías más desarrolladas de la región), estos países no avanzaron aún en negociaciones para entrar al proyecto de la Franja y la Ruta.

Regresando al tema en cuestión, cabe añadir la determinación de la escalada del vínculo sino uruguayo ha generado más de un dolor de cabeza a parte de los integrantes del Mercosur. En particular a nuestro país, que ya auspició ciertas tensiones en ocasión del encuentro virtual del pasado 26 de marzo, cuando se cumplieron 30 años de la fundación del bloque. En ese sentido, mientras que el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro vio con buenos ojos el avance del gobierno de Lacalle Pou, Chile y Paraguay se acercan cada vez más luego de la visita oficial de Piñera a Asunción. Tras reunirse con su colega paraguayo Mario Abdo Benítez, ambos mandatarios comparecieron en rueda de prensa para explicar los avances logrados durante las conversaciones.

Bueno, hasta acá llegamos por hoy. Recuerden, nos encontramos dentro de quince días con un popurrí de los sucesos de mayor impacto en el escenario político internacional. Muchas gracias por la lectura y que estén muy bien.

  • Recomendación cinéfila: Machuca
  • Recomendación seriéfila: Sex Education
  • Recomendación literaria: Japonismo, de Erin Niimi Longhurst
  • Recomendación musical: On The Road Again, de Willie Nelson

Escrito por

Estudiante de Ciencia Política en la UBA. Vivo en Quilmes, apasionado por el deporte, la música y conocer cada rincón de este mundo. Caminando por la senda del Taekwondo y con la cabeza puesta en la realidad internacional.

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