Hola, ¿en qué andan? Yo ando con destellos de inspiración y admito que mientras escribo esto estoy pensando en varias otras cosas más. Un poco de eso viene esto, ¿cómo pensamos con la sobreinformación que tenemos día a día? ¿Qué rol juegan las tecnologías? ¿Cómo se aprovechan para la política? (tanto lo bueno como lo malo). Empecemos y, como siempre, todo pasa…
Estas semanas, el plano profesional, académico y personal fueron un caos. El cambio de gabinete y la danza de nombres que se dieron, en especial en redes sociales, me llevaron a pensar en algo que no solo pasa en lo político, sino también en cosas básicas como las marcas de ropa que me gustan, el fútbol, la comida, etc.
Un ejercicio personal del gabinete: Cuando leí una serie de tuits de gente que sigo y no hablaban de un Nombre B, esos caracteres estaban orientados a pensar de forma buena de ese nombre. Al mismo tiempo, veía desde otras cuentas (tanto la Politólogos como la de otro espacio que conformo) la conformación de la imagen del Nombre B de forma negativa. Yo con el Nombre B me identifico, me llegan versiones aprobando este nombre pero, en paralelo, hay una gran barrera para acceder a lo que no me gusta. ¿No les pasa que en sus redes en la sección “Descubrir” o la famosa lupita solo leen, escuchan y ven gente que piensa más o menos parecido a ustedes? Si les pasa, les recomiendo que empiecen a seguir gente que piense completamente diferente a ustedes, tal vez así un poco marean al algoritmo.
¿Pero cómo pasa esto? Un documental que se hizo reconocido el año pasado denuncia y explica estas cuestiones, El dilema de las redes sociales, ilustra de forma muy inteligente cómo funciona esto de que tus datos se recopilan, el servidor entiende y predice lo que te puede gustar y claramente lo que uno no apoya o no lo interesa, te lo oculta. Es como que a mi me pongan cosas de Talleres, claramente voy a ignorarlo, el sistema y las redes saben perfectamente que soy hincha de Belgrano y, por ende, esas cosas no las voy a ver.
En términos conceptuales, toda actividad nuestra se transforma en datos. Cuando se juntan una cantidad grande de datos a una Inteligencia Artificial, le permite predecir la conducta del usuario. Esto lo expliqué mejor en esta y esta entrega. Pero, en resumidas cuentas, como explica Magnani, el big data permite que las redes sean “consideradas como una empresa de publicidad con sondeos y encuestas permanentes que le permiten elaborar mensajes individualizados”.
Definición rápida de Big Data: Conjuntos muy grandes de datos producidos por personas que utilizan Internet y que sólo pueden almacenarse, comprenderse y utilizarse con la ayuda de herramientas y métodos especiales.
En términos operativos, estas cantidades de datos se usan para muchas cosas. A las empresas y en especial al marketing les sirve para orientar campañas y así conseguir mayores ventas y demás. En el campo industrial, la acumulación de datos permite optimizar tiempos de producción, mejorar falencias e identificar errores que un humano no puede percibir. Así con un millón de aplicaciones que por ahora no vienen al caso, pero les dejo este pedazo de un curso y esta nota que lo explican épico.
El gran capítulo 1 del documental Orígenes, si bien tendría que ver más con la vigilancia, explica algo muy loco de cómo funciona Tinder. Tus datos y los de tus aspirantes matches se entrecruzan y, a medida que uno gira para la derecha o izquierda, el sistema mismo te va posicionando del 1 al 10. A medida que más Likes tenés, más cerca del 10 estás, y así en el caso de que seas feo como yo. Pero eso no es todo, sino que el mismo sistema comienza a poner barreras: un 1 ya no va a ver a un 10, sino que seguramente les aparezcan 2,3, tal vez un 5 si tiene suerte. Y así se van generando sesgos con la información y la percepción. Si andás muy exigente en términos de estándares de belleza en Tinder, cuidado.
Como todo lo que hablo acá, nada se le escapa a la política. Imagínense que esos datos que uno regala a estas redes (total nadie acá leyó ni va a leer el famoso Términos y Condiciones de las apps) se utilicen para fomentar algunas posiciones o beneficiar a X candidato. Espero que todos se acuerden de Cambridge Analytica, y si no les dejo el documental y les cuento.
Usaron una base de datos de aproximadamente 50 millones de personas para la campaña presidencial a ¿favor? de Donald Trump, mediante la creación de publicidad seccionada según cada perfil y creando noticias falsas. Si bien no se pudo terminar de determinar la veracidad de las acusaciones con respecto a las acciones de la empresa, el escándalo y la investigación en sí abrieron un gran debate con respecto al uso de la información de los usuarios.
Hay un dicho que dice “cuando el servicio es gratis el producto sos vos”. Con esto pareciera lo mismo, Facebook, Twitter y compañía están siendo investigadas por el uso de los datos que recogen y, claramente, para un simple mortal como vos y yo es imposible saber qué saben o no de vos. Pero ojo, aunque parezco Bart, hay gente grosa hablando de esto.
Hay una muy buena entrevista a Eitan Hersh, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Yale y autor de “Hacking the Electorate: Cómo perciben las campañas a los votantes”, en la cual se habla de la utilización de los datos en la política. Me quedo con un par de ideas y voy cerrando.
“El hack consiste en preguntar -y descubrir- qué datos pueden utilizarse para manipular o movilizar a los votantes. Si tienes suficientes datos, puedes predecir cómo se comportará la gente, cómo votará. Las campañas han desarrollado formas sofisticadas de hacerlo, y la creciente disponibilidad de datos está acelerando ese proceso.”
Acá me paro y retomo una palabra fundamental: “predecir”. Yo que soy un vicioso de los juegos de cartas más que nada (Ernesto prometo volver al Hearthstone), muchas veces por la repetición misma de patrones de comportamientos de mis competidores puedo predecir qué van a hacer o cuál va a ser su próxima jugada. Imagínense ese proceso con todos los datos que nosotros dejamos en internet. No digo que viene Wally y te dice “vota a Fulanito”, pero quien absorba información más o menos va a tener un perfil sobre vos.
Paradójicamente, la gran cantidad de datos termina individualizando muchas estrategias de marketing político. Se sabe mucho acerca del electorado y en este punto permite un trato “más cercano” de algunas cuestiones. Hay fenómenos que se escapan a esta lógica y, claramente, la motivación de un voto se dirime por otras cuestiones. Pero ojo, tal vez lo que ves en internet y en tus feeds de las 4000 redes sociales que todos tenemos, infiere en algo tu percepción acerca de los políticos de turno.
Me voy, espero que les haya gustado y como siempre saben que esto se hace con mucho esfuerzo y ganas. Paso la gorra para quien nos quiera ayudar. Cuídense y aprovechen que ahora se puede andar sin barbijo y hay vestigios de normalidad.
Mi picadito:
- Esta semana nos alteró a todos los que más o menos nos gusta y/o estudiamos la política, por eso les recomiendo la edición especial de Poli con respecto al nuevo gabinete (Cracks Agos, Juli y Esteban) y yo por la foto.
- Sigo leyendo de Inteligencia Artificial y política y la última edición de NUSO (que me la compre en física y qué placer) tiene una muy buena recopilación desde una mirada más nuestra sobre la IA y la política.
- Para un poco sobre tecnología, redes y el peligro de la información personal, vean Clickbait.
- Cuando mi cabeza comienza el proceso de desconexión, últimamente estoy escuchando mucho a Ed Maverick, mi recomendación musical.