¡Muy buenos días! ¿Cómo están? Espero que muy bien. #SakeMundial en sus bandejas de entrada, para cerrar la semana con un cóctel de política internacional. Finde que tuvo elecciones en nuestro país, un evento emocionante y, en un mundo con países tan convulsionados, son dignas de sentir orgullo. Siento que pasó mucho desde la última entrega, pero en realidad pasaron una infinidad de sucesos.
Antes de comenzar con los temas de hoy, quiero dedicarle una mención especial al Día Internacional de la Democracia, que tuvo lugar el 15 de septiembre, pero considero que, todos los días la democracia es tanto un proceso como un objetivo, y solo con la participación y el apoyo plenos de la comunidad internacional, los gobiernos, la sociedad civil y las personas, su ideal puede convertirse en una realidad.
El tema central de la entrega de hoy es la reciente controversia en torno a la plataforma continental sudamericana, que involucra a Chile y la Argentina. En lo que parece ser el renacer de una riña histórica, mientras el gobierno de Sebastián Piñera, que se juega sus últimas fichas, reafirma su posición a partir de su reciente decreto modificando la delimitación de los derechos soberanos chilenos, la posición de nuestro país ratifica con firmeza su discrepancia. Veamos de qué va toda esta maraña.
En segundo lugar, en la semana del comienzo de la 76º Asamblea General de la ONU, me voy a centrar en un pequeño suceso proveniente de Asia. Se trata de la confirmación de la presencia por tercer año consecutivo del grupo surcoreano BTS en la Asamblea, en esta ocasión designados por el presidente Moon Jae In como “enviados presidenciales especiales para futuras generaciones y cultura”.
Por último, vamos a abordar las megaiglesias como fenómeno global y sus implicaciones en cuanto a nuevas comunidades eclesiales. El tema surgió como consecuencia de mi lectura de la obra de Iván Petrella, “Dios en el siglo XXI”, que, por cierto, recomiendo enfáticamente su lectura.
La demarcación en disputa
¿Qué es lo que sucede en torno al reciente decreto que emana del presidente Piñera y por qué despierta un encontronazo que parecía saldado? El territorio en disputa por la plataforma continental volvió a quedar en el centro de la escena a raíz de la aventura soberana chilena, en el decreto que se publicó el 27 de agosto y actualiza la Carta Náutica N.º 8. Henos aquí reiniciando un nuevo conflicto diplomático cuando las relaciones bilaterales parecían prosperar. Se trata como reinicio porque en la historia reciente, en el año 1984 Argentina y Chile firmaron el Tratado de Paz y Amistad. Tratado que fijó límites entre el canal Beagle hasta el pasaje de Drake al sur del cabo de Hornos, lo que puso un punto final al altercado por la determinación de la traza en torno al canal del Beagle. Por cierto, un conflicto que inició en la década del 70’ a partir de un compromiso de arbitraje para zanjar la soberanía de las islas de la zona geográfica.
No obstante, años después, con ambos países subsumidos en regímenes militares, la escalada bélica fue más “dichosa”, a tal punto de estar al borde de convertirse en una guerra que habría sido catastrófica. Tras reclamos de la comunidad internacional ignorados, terminó siendo Juan Pablo II el mediador que puso paños fríos y, tras algunos años, hizo posible la firma del Tratado de Paz y Amistad. Con esta firma, Chile y Argentina liberaron a todo el subcontinente de una fuente de problemas. Según la historiadora chilena Patricia Arancibia, estudiosa del tema, el conflicto local podría haberse regionalizado y ocasionado una situación de suma crítica para el devenir de los países involucrados. Un hecho no menor es que el mismo año de la firma del Tratado, Argentina también firmó la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (COVEMAR), un instrumento internacional de suma importancia que regula los espacios marítimos y las actividades que en ellos se realizan.
Antes de finalizar el siglo pasado, Argentina tomó riendas en el asunto. En 1997, luego de haber ratificado la COVEMAR, creó la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), una comisión interministerial que se encargó de documentar el límite exterior de la plataforma continental argentina. En el 2009 presentó ante el Secretario General de las Naciones Unidas información sobre los límites de la plataforma continental más allá de las 200 millas marinas ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC). En 2016 la CLPC adoptó las Recomendaciones sobre la presentación del límite exterior de la plataforma continental argentina. Dilatado durante la gestión de MM, el año pasado se aprobó por unanimidad en ambas cámaras la Ley Nacional N.º 27.557, dejando establecida la validez de la ONU y sentando como norma interna su disposición.
Por las consideraciones expuestas, surgió la sorpresa desde Cancillería Argentina, descartando las sucesivas instancias previas para poner en común un suceso de semejante magnitud y sin obtener la validación de la Comisión de Límites. En ese sentido, Cancillería Argentina emitió un comunicado al día siguiente de la publicación chilena manifestando que no cumple con los compromisos internacionales, como el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, que se pronunció en gran descontento por el “acto unilateral”. Esto tuvo lugar a la espera de tener como instancia de intercambio la mesa de diálogo propuesta por el Parlasur. En el peor de los escenarios, se podría buscar una referencia mundial para que oficiara de “árbitro” en el conflicto. De todos modos, la repercusión post intercambio trasandino no se hizo esperar. La tensión diplomática parece crecer, a raíz de que la Fragata Libertad no pudo desembarcar en el puerto de Valparaíso, donde tenía planificadas actividades de intercambio cultural, acudiendo a “medidas sanitarias”.
Una salvedad: a principios de mes, la Cancillería de Chile manifestó una queja debido a la nueva Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN) argentina. En Chile dan cuenta de que el decreto mencionaba la “exploración, estudio y control conjunto sobre el Estrecho de Magallanes y el Mar de Hoces (conocido como Pasaje de Drake)”, que Chile reivindica como propios, de acuerdo con los tratados suscritos con la Argentina. ¿Cómo se disipó el asunto? Fue aceptada desde el gobierno argentino.
Ahora bien, ¿Tiene importancia estratégica la disputa de esta zona? Sí, desde ya. Varios académicos coinciden en que reviste importancia no solamente desde su ubicación geoestratégica, sino además desde el punto de vista geológico, económico y científico. Motivo por el cual, desde el lado argentino, aspiran a resolver la situación de una forma diplomática. Empero, desde el lado chileno, la postura del presidente Sebastián Piñera se mantiene intransigente, lo que dificulta los entendimientos.
La respuesta de la cancillería argentina fue tajante: “La medida intentada por Chile pretende apropiarse de una parte de la plataforma continental argentina y de una extensa área de los fondos marinos y oceánicos (…) La citada pretensión chilena no es aceptable para la República Argentina y plantea una situación que corresponderá resolver a través del diálogo en defensa de los derechos argentinos; de acuerdo a la histórica hermandad de nuestros pueblos y el derecho internacional”.
Dicho esto, no deja de llamar la atención la innecesaria confrontación en estos momentos en que ambos países enfrentan procesos electorales y Chile lleva adelante, además, una reforma constitucional. Bien podría dar la impresión de que el altercado se corresponde con un impulso político interno del país trasandino originado en la debilidad del partido oficialista. A ello se le suma que Argentina sufre una invasión británica de sus mares y territorios insulares en el Atlántico Sur, la explotación de sus recursos naturales y la latente la pretensión del Reino Unido de disputarnos millones de km2 de plataforma continental y la Antártida.
Una cosa es cierta: lo que menos necesita la región es este tipo de conflictos.
Actores y actrices que aportan a la Asamblea General de la ONU
Esta semana comienza la 76º Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York. Luego de diseñar una organización adecuada a los protocolos sanitarios, se logró consensuar (no sin objeciones) la cita para dar comienzo el 14 de septiembre a una nueva celebración de la reunión internacional que reúne líderes y autoridades de todo el mundo. En ese sentido, se celebrará de forma presencial después de que el año pasado se celebrase de forma virtual a causa de la pandemia de coronavirus.
Si bien la atención estará concentrada en el momento que se pronuncien líderes como Xi Jinping o Joe Biden, quiero poner la lupa en otros actores implicados. Bien podemos tener presente discursos potentes como el de Emma Watson sobre la igualdad de género (2014), Leo DiCaprio como Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas para el cambio climático (2014), el de Greta Thunberg sobre el Cambio Climático (2019) y el de Millie Bobbie Brown sobre el ciberacoso (2019). Sus pronunciamientos han logrado magnificar la visibilidad y repercusión que ha tenido su tema desarrollado. Tal simbiosis ha generado una retroalimentación que me lleva a traer a quienes están por tercer año consecutivo en la Asamblea General.
Ya se han convertido en un fenómeno mundial, pero hace algunas semanas han adquirido el estatus de “enviados presidenciales especiales para futuras generaciones y cultura” el por presidente surcoreano Moon Jae In. Sí, estoy hablando del grupo BTS. Esta decisión, que encuentra su precedente en el 2020, cuando la banda participó de la Asamblea General por medio de un discurso grabado (aquí lo pueden ver) en el que compartió un mensaje de esperanza frente a la pandemia. En ese sentido, la decisión de formalizar su posición influyente tiene como objetivo principal impulsar la agenda global de las próximas generaciones, así como el crecimiento sostenible y la búsqueda de expandir el poder diplomático de Corea del Sur en la comunidad internacional. Capacidad y horizonte diplomático confluyen en esta estrategia que busca fortalecer la imagen global del país y convertir a la banda.
De este modo, BTS será parte del Momento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el cual estará destinado a reforzar los esfuerzos de la comunidad internacional para resolver los desafíos globales pendientes, tales como la pobreza, el hambre y la crisis climática.
El Supermercado de la Fe
De tanto en tanto nos enteramos de algunos de los festivales multitudinarios de la fe. Gracias a la lectura del libro de Iván Petrella, descubrí un abanico de ellas que suceden con frecuencia y otras que son más singulares. Sin embargo, un devenir globalizado sin tanta cobertura mediática son las llamadas “megaiglesias”. Estas son congregaciones de gran concurrencia al estilo “iglesia auditorio” del siglo XIX que pertenecen, principalmente, a las corrientes del cristianismo evangélico conservador o pentecostal carismático. Ejemplos de ellos fueron el Tabernáculo Metropolitano en Londres o el Angelus Temple en Los Ángeles. Transportadas al siglo en transcurso, se encuentran encasilladas en el “Efecto Walmart”, a partir de su cualidad corporativa que terminó por absorber a las iglesias pequeñas por el megaproyecto religioso.
Históricamente asociadas con América del Norte, ahora también las hay en África, Asia y Latinoamérica. Las nuevas comunidades están lideradas por predicadores carismáticos cuyos ministerios por extensión también afectan a cientos de miles, incluso millones, a través de un despliegue de programas en medios de comunicación y otros recursos como libros y podcasts. Constancia, dinamismo e influencia son los pilares de esta ilustración simbólica exitosa, que tuvo por consecuencia generar un espiritualismo estimulante y, con ello, volverse una opción cada vez más atractiva para la comunidad.
De más está decir que cuentan con sofisticados y abundantes recursos arquitectónicos y tecnológicos, los cuales pretenden engrandecer la relevancia espiritual y del éxito en el evangelismo. Asamblea de Dios, La Iglesia de Dios en Cristo o, con la que estamos más familiarizados, la Iglesia Universal del Reino de Dios, son algunas de las tantas que, con sus cientos de miles de seguidores, combinan la relación entre la promesa del Espíritu Santo y la capacitación para testificar, por un lado, y el crecimiento de la iglesia, por otro. Para cerrar, una cuestión interesante a reflexionar es que, a sabiendas de un mundo postmoderno bajo un declive de la iglesia cristiana y el ascenso de la fe en contextos no occidentales, se suma la aparente erosión de las lealtades tradicionales de la vida religiosa, en clamor de una espiritualidad cristiana con más avivamiento.
Bueno, esto ha sido todo por hoy. Les deseo un muy buen fin de semana. Sean felices, pero tengamos cierto cuidado, porque la pandemia no se terminó.
Recomendación cinéfila: Mi mejor enemigo.
Recomendación seriéfila: Nueve perfectos desconocidos.
Recomendación literaria: “Viajo sola: Y no soy la única” de Frode Sander Øien.
Recomendación musical: “A Change Is Gonna Come”, de Sam Cooke.