Una vez que empezó a sonar la música, el sujeto empezó a moverse de izquierda a derecha, jugueteando con su micrófono y marcando cierto ritmo con sus piernas. La danza no es demasiado creativa pero no por eso luce desganada. Su barba canosa, anteojos negros y sombrero de pana le dan cierto atuendo de seriedad, o incluso de misterio, que contrasta con lo cómico de su número. Casi a la altura de su pecho lleva pegada una boleta de Guillermo Moreno, haciendo que, si clavamos los ojos en su tórax, pareciera que el dirigente peronista nos sigue con la mirada de aquí a allá. Él baila solo. Vos pensalo, Moreno diputado. La cámara hace un zoom lateral y vemos cómo hace la mímica de lo que reza la letra del spot que se está grabando. Que la gente pueda comer asado. Un rollo de cocina, arrojado desde alguna humanidad detrás de cámara, desenvuelve sus hojas a un costado suyo antes de caer a poca distancia de sus zapatos. No hay sentido alguno para ello, simplemente pasó. Diputado. Moreno diputado.
El spot del ex secretario de comercio, una reversión de la mítica publicidad de El Cóndor del eterno Norbert Degoas, no es una parodia de un corte publicitario original del propio dirigente ni tampoco es un trabajo independiente a su plataforma de algún simpatizante. Se trata de una difusión de la campaña vitoreada por el propio precandidato. “Nos divertimos, nos salen estas cosas porque generamos alegría” arrojó Moreno en un reportaje en Somos Radio, explicando que, provisto de un presupuesto escaso, la campaña optó por caminar un camino alternativo.
Hace unos años, vi un trabajo en YouTube que me partió la cabeza y reformateó algunas formas que tenía de entender los eventos en campaña electoral que parecen destinados a proveernos de materia prima para memes más que a persuadirnos de optar por determinada boleta una vez en el cuarto oscuro. MEME Theory: How Donald Trump used Memes to Become President (Teoría MEME: Cómo Donald Trump usó memes para convertirse en presidente) postula cómo el líder republicano cocinó su performance electoral al ritmo de cadenas de mensajes, conspiraciones, bufonadas y verdaderas milicias virtuales que crearon una propia subjetividad (y una propia mística) made in Trump en las superficialidades y profundidades de la red. Los documentales Q: Into the stormyFeels Good Man profundizan en ello desde sus ángulos de análisis y, si bien son teorías y lecturas en un contexto espacio-temporal diferente al nuestro, bien puede servir de hojas de ruta para transitar un camino que, aún compuesto por agentes que conviven entre sí desde hace décadas, todavía nos arrojan interacciones sumamente volátiles: las campañas electorales y el internet. Y siendo más terrenales, en qué puntos se tocan un aspirante al congreso y un sujeto con banda ancha en la computadora de su pieza.
Victoria Tolosa Paz, quién encabeza la lista de precandidatos del Frente de Todos en la Provincia de Buenos Aires, dijo en el plató de Saliendo que es eléctrica -un late show emitido por internet encabezado por Pedro Rosemblat y Martín Rechimuzzi- la expresión “en el peronismo siempre se garchó”. Si se permite una simplificación algo burda, su apreciación se daba en el marco de una pregunta orientada al público joven en tiempos de pandemia: ¿cuándo se iba a poder regresar a la vida sexual tan afectada por la cuarentena, primero y la pandemia en general, que perdura hasta nuestros días? Eso claro si había una vida sexual a la cual regresar (?). Con ambos conductores en una línea de confianza con la precandidata, dicha incógnita mutó a algo más directo y simple: “¿Cuándo se va a volver a coger? ¡No coge nadie en este país!”, pié suficiente para que la precandidata estableciera su conclusión sobre adherentes a Juan Domingo y la fogosidad recurrente.
Lo que a mí me interesaba rescatar es cómo detrás de los memes y reacciones que generaron el comentario de la precandidata, la cuestión de fondo es totalmente válida de abordar, más allá de estar o no en campaña: no solo lo concebido socialmente como sexo, sino el propio hecho de abrazar, besar o compartir un mate eran actividades cotidianas vinculadas al placer que el brutal arribo del coronavirus suspendió en el aire por tiempo indefinido. Y aún comprendiendo que ello sucedió por la circulación de un virus sumamente contagioso y potencialmente mortal, no significa que la ausencia de aquellos encuentros no nos afectase al ver cercenada indefinidamente una vía de contención esencial para nuestra rutina.
Es cierto, claro, que al momento de la frase de Tolosa Paz la cosa parece estar más controlada y la vida social retorna lenta pero continuamente a un estado cada vez más parecido a la normalidad que conocimos. Dicho sea de paso, la consigna de la campaña de la cual la precandidata forma parte va por ese lado, “la vida que queremos”. Si bien la forma manejada es algo a lo que no estamos habituados, no por eso hay que regatear la raíz: ¿está mal hablar de la ausencia de placer en estos jodidos tiempos que corren? ¿Por qué? ¿Es erróneo traerlo a esta altura de la campaña, aún si fuera de forma accidental? Quienes dicen que Tolosa Paz subestimó a los jóvenes, ¿no está subestimando un problema válido de plantear, más allá si se simpatiza o no con la ideología de la dirigente del FDT?
Una de las respuestas en torno a esto que más sorprendió al respecto fue la de la precandidata porteña por Juntos, María Eugenia Vidal. “El Gobierno subestima a los jóvenes, dejemos que ellos se ocupen de su sexualidad, nosotros tenemos que encargarnos de que tengan trabajo y educación” persiguiendo, en mi humilde lectura, una rápida respuesta a su contraparte bonaerense más que recoger el guante del asunto que destapó la frase -de nuevo, accidental más que estratégicamente planteada- de Tolosa Paz (cosa que Vidal no tenía obligación de hacer, desde ya).
¿Qué significa “que ellos se ocupen de su sexualidad”? ¿Evitar un futuro en dónde Alberto Fernández ataja parejas en el garage de un hotel alojamiento, o minimizar un rol del Estado en, por ejemplo, la difusión equitativa de métodos anticonceptivos y en el desarrollo vías de contención para abordar las múltiples dudas que pueden aparecer a lo largo de nuestra vida íntima? Dicho esto, insisto desde ya con que, a fin de cuentas, la expresión de Vidal sobre la frase de Tolosa Paz debe ser analizada en el marco de una réplica fugaz cocida al calor de los ritmos de la campaña.
Cerrando este aspecto, ciertas respuestas de arcos políticos más conservadores ante este asunto me retrotrajeron a los hipnóticos encuentros en Peter Capusotto y sus Videos entre el músico new wave Fabían Crema y el vicealmirante del COMER, Jorge Sorona.
Me cuesta mucho colocarme en algún punto sobre los spots de Florencio Randazzo. Específicamente en los dos más viralizados, Cristina gritándole a Randazzo y la mamá de Randazzo gritándole a Randazzo. Creo que posicionarse en la vereda de la crítica es algo muy sencillo: para empezar, el precandidato de Vamos Con Vos ni siquiera es el protagonista de sus propios spots. Podemos arrojar alguna reflexión sobre que no es tiempos de protagonismos, metamensaje y alguna otra falopeada así (?) y factores de ese corte, pero creo que conviene transitar por otra parte, un poco más interesante para lo que venimos hablando: no es necesariamente la performance lo que me genera dudas, sino la falta de frescura. La artesanía del meme tiene una pieza vital en lo ingenioso y lo simple. Al momento de rodar los spots, el equipo de campaña de Randazzo optó por sketchs a fin de, a través del humor, esparcir en el visualizador las características que hacen fuerte a su candidato. Nada más, y nada menos. Las frases acartonadas, las ambiguas moralejas que deslizan los spots y lo complicado que es dar con protagonistas y antagonistas en el relato de los videos de Randazzo, hacen que el destino de esta experiencia sea incierta. Un dato que vale la pena agregar es que la visión de los precandidatos de la lista de Floro y las ideas que ponen sus publicistas en pantalla parecen convivir en mundos paralelos si se los observa por separado. En lo personal, me resulta mucho más interesante escuchar a los primeros.
Se repitió hasta el hartazgo que esta era una elección berreta, incluso la de peor calidad que se recuerde. Los precandidatos, aparentemente, han renunciado a las propuestas y optaron por convertirse en algo así como actores de Todo x 2 pesos. Y bien puede ser cierto, ¿quién sabe? Lo que efectivamente creo que es válido traer a colación es qué aspectos de la comunicación en campaña están cambiando radicalmente. Y para no caer en frases técnicas pero vacías por dentro, identifico algunos puntos que pueden ser interesantes de deshilachar a lo largo de los meses de campaña que aún le quedan a este 2021 rumbo a las legislativas de noviembre.
En primer término, aún predomina el lugar común de hablar sobre lo que un precandidato de la vereda opuesta dijo del electorado, o más aún, hablarle al electorado sobre lo que un precandidato de la vereda opuesta dijo del electorado. Y eso creo que es una práctica que excede a esta elección, pero que cuya flaqueza argumental queda desnudada más fugazmente en los tiempos del consumo instantáneo y el apilamiento de contenido viralizado.
Es algo muy particular que en tiempos en donde constantemente se multiplican las vías de comunicación para con los precandidatos, a estos los sentimos (o una parte significativa los siente) más lejanos. Hay una cuestión lógica: si más tenemos acceso, más larga será la fila para contarle al aspirante al congreso qué nos preocupa. Sin tener yo una solución a ello, solo se me ocurre deslizar que una amplia presencia en todas las redes, y un talento para desenvolverse en ellas, no necesariamente va de la mano de mayor proximidad con el votante.
Por último, ¿qué nos toca a nosotros como electorado? Sería un error limitar nuestra actitud política al simple hecho de votar. Este año, casos como el reclamo por la soberanía de la vía navegable Paraná-Paraguay (también llamada hidrovía) revitalizaron el creer que un activismo ciudadano en las temáticas que nos preocupan pueden empujar un tópico desde la opinión pública hacia la agenda política, obligando a los principales actores sociales a tomar posición. Una linda forma de cerrar el último newsletter antes de los comicios del domingo es concluyendo que la mejor forma de encarar estas PASO es mediante no subestimarnos a nosotros mismos.
¡Buen domingo de elecciones! Los saluda Esteban.
BONUS TRACK:
Cinco Esquinas, de Mario Vargas Llosa. Una novela que cuenta la caída del fujimorismo desde la ópitca de la clase alta, la prensa amarillista y los desplazados de Lima. Se consigue en Parque Rivadavia. Excelente.
¿Por qué el Genesis de Phil Collins es más grande que el de Peter Gabriel? Porque puede hacer esto y esto.
Momento chivo: Facundo Pérez, Ignacio Orta y un servidor lanzamos ¿Quién es ese candidato? un podcast para contarte quién es quién en las próximas PASO. Hay mucha data, y también hay cosas francamente asombrosas. Aquí se puede escuchar.