Este domingo, en Ramallah, Cisjordania, se produjo un significativo encuentro que puede marcar las relaciones entre israelíes y palestinos de cara al corto y mediano plazo: Benny Gantz, ministro de Defensa de Israel, se reunió con Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, para fomentar la confianza entre ambas partes y discutir políticas de seguridad, económicas y civiles.
Se trató del primer acercamiento entre funcionarios israelíes y palestinos de alto nivel en más de una década. El último antecedente de este tipo fue la reunión que mantuvieron en 2010 Benjamín Netanyahu (por aquel entonces primer ministro) y Abbas, antes de que se detuvieran las conversaciones de paz en 2014.
Entre otras medidas consensuadas, se determinó la regularización de la situación legal de unos 3.000 palestinos indocumentados y el permiso para que otros 15.000 puedan ingresar a Israel a trabajar. Además, se autorizó la construcción de nuevas viviendas en Cisjordania y se aprobó un préstamo de unos 155 millones de dólares (que Ramallah comenzará a devolver a partir de mediados de 2022).
“Vine a la reunión para generar lazos de confianza, proteger los intereses del Estado de Israel y cuidar el vínculo que tenemos con la Autoridad Palestina, que creo deberían fortalecerse”, declaró Gantz tras la reunión. Y añadió: “Cuanto más fuerte sea la Autoridad Palestina, más débil será Hamás, habrá mayor seguridad y nuestro ejército deberá actuar menos”.
A pesar del entusiasta avance, a pocas horas de culminado el encuentro, una fuente cercana al primer ministro Naftali Bennett se encargó de aclarar -para a la agencia de noticias EFE-que no hay planes para un proceso de normalización de relaciones diplomáticas. Sucede que, a pesar de liderar una coalición de gobierno con partidos de todos los sectores del arco político (izquierda, centro y derecha), Bennett siempre ha mantenido una línea dura en cuanto al trato con los palestinos y su reconocimiento.
Lo cierto es que con este tipo de reuniones y medidas, Jerusalem busca empoderar a la Autoridad Palestina para, indirectamente, restarle poder e influencia a Hamás. Luego de los enfrentamientos de mayo, el grupo islamista que gobierna la Franja de Gaza ganó popularidad entre muchos palestinos. A su vez, la inacción de las autoridades de Ramallah provocó el enojo de otros tantos. De este modo, desde Israel entienden que un fortalecimiento de la economía y las condiciones de vida de la población de Cisjordania podrían afianzar nuevamente el liderazgo de Abbas.
