Buenos días, tardes, noches. Yo estoy escribiendo a contrarreloj como nunca. Para que me conozcan más, suelo (solía) tener todo hecho con mucha anticipación. Pero ahora mi vida es una carrera donde los Checkpoints (puntos de control) están siempre en el abismo. Este news, para serles franco, está siendo escrito un poco a las apuradas. Del otro lado de mi mente, espero que todo lo de ustedes vaya bien. Y si no, como siempre… Todo pasa.
Por eso voy a hablar del tiempo. Desde que empezó la pandemia me he obsesionado mucho con el tiempo, soy extremadamente puntual y mi círculo cercano sabe que no me gusta esperar. En este punto del encierro por la pandemia y la percepción de cómo pasé el tiempo, hice un ejercicio: creo que el Call Of Duty Warzone se lleva el podio de mi actividad pandémica. En términos reales, pasé del año pasado hasta la semana pasada 669 horas y 15 minutos jugando. No se si es mucho o poco, pero la noción es que estuve casi un mes jugando a algo. Y muchos dirán: “perdiste el tiempo”. Pero no, tampoco es que había mucho que hacer. El Warzone y la play era la forma que tenía de conectarme con los míos (de paso, un saludo para el Team Cebollita).
Ustedes pensarán, qué tienen que ver el tiempo, el Call of Duty y la pandemia en una página de politólogos. Quédense tranquilos que algo tiene que ver la política, como en todo en esta vida. Así que empecemos como siempre definiendo cosas. En primer lugar, hablemos del tiempo, definido por la RAE como: “Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.”
Me quedo con algunas cosas de esta definición. El tiempo, como medición, se establece de forma universal. En este punto es fundamental comprender que es algo que rige a todo el mundo, pero ¿siempre fue así? Hace 5000 años los sumerios comenzaron a dividir su día en 12. ¿Por qué? Porque era la forma más fácil de contar 12 con los dedos y se explica así: para llegar a 12, empezaban por las 3 falanges y después los 4 dedos. Como una mano tiene 5 dedos, esto les daba para contar hasta 60 (12×5). Da la casualidad de que este sistema es también muy apropiado para realizar un calendario, ya que existen aproximadamente 12 ciclos lunares (de unos 30 días, una fracción sencilla de 60) en uno solar, que dura poco más de 360 días (6 veces 60).
Los egipcios nos permitieron tener 24 horas, ya que estos dividían 12 horas de luz y 12 horas de noche. Con el paso del tiempo, se empezaron a desarrollar los primeros relojes y se tenía de referencia al sol (de la tradición egipcia). Estos relojes de sol eran los primeros en su especie hasta que, por el siglo XII, se diseñó el primer reloj mecánico, que permitió controlar el tiempo con un movimiento rotatorio continuo y regular mecánicamente.
Los datos anteriores los pueden usar en algun chat para hacerse los interesantes. Volviendo un poco, lo que me interesa a mí destacar es esto de unidad de medición. El establecimiento de un sistema universal que rige y que cuantifica nuestros movimientos, nuestros procesos y nuestro tiempo implica un conocimiento de que el tiempo vale. Y no digo ese tiempo que nos hacemos los boludos para no laburar, sino que todo se puede calcular por la variante tiempo. Las ciencias de la física, con Newton y Einstein a la cabeza, hablan de eso pero no me voy a meter porque sino me excedo con esta entrega.
En lo social, que es la parte que acá nos interesa, aparecen grandes reflexiones de cómo el tiempo configura, modifica y altera a las estructuras sociales y, en especial, la conformación de políticas. De acuerdo con Schwartz, sería óptimo tratar al tiempo como un recurso y como principio de organización social. Pensemos en la cantidad de veces que escuchamos a políticos decir “me faltó tiempo” o a muchos criticar “esto es cortoplacista, no se piensa en algo que sea duradero en el tiempo”. ¿Cuánto infiere el segundero en la conformación o modificación de un aspecto social?
Me encontré con una buena nota de Alicia Garcia Ruiz en el cual reflexiona sobre la interpretación de Maquiavelo frente a este tema. Cito: “Maquiavelo combina una reflexión sobre la virtud y el tiempo de la política. Por un lado, afirmando la política como técnica, desvela la careta hipócrita de una política de la virtud. Por otro, teoriza un insólito tipo de virtuoso que opera sobre la temporalidad: aquel que encuentra el momento oportuno o kairós para actuar políticamente a través de una combinación de fuerza y rectitud.”
Este tiempo oportuno que tiene el decisor es importante, porque radica en la conjugación de condiciones que le permitan el éxito. De aquí empezamos a pensar qué pasaría si en vez de decir/hacer A, tal candidato decía/hacía B o C y las cosas cambiaban. Pero como bien aprendimos en Loki, hay una sola sagrada línea del tiempo, así que no hay espacio para la especulación. Retomando a Maquiavelo, se expone que el tiempo justo es aquel en el que una nueva república, surgida de las cenizas de la corrupción y el miedo, se enfrenta al problema de renovarse y consolidar institucionalmente sus principios. Al tiempo se le agrega un condicionante, el de ciclos, en el cual la caída o transformación de algo implica el “tiempo justo” en el cual el príncipe debe posicionarse.
Por eso en lo discursivo se habla mucho del tiempo: “No volvamos al pasado”, “Mirar hacia el futuro”, “Es aquí y ahora” son parte de los spots que nos inundan en los medios de comunicación. Aquí me apoyo en el trabajo de Mariana Cané en el cual, sirviéndose de una definición de tiempo de Benveniste, se expone que “ la noción de temporalidad y el tiempo mismo (esto es, la forma en que aprehendemos la noción del tiempo) no son un marco innato del pensamiento humano, porque son “producidos (…) en la enunciación y por ella”.
Cané explica que entonces uno, como todo creo, sabe lo que le contaron de eso. En palabras más acertadas, la autora dice “la definición anterior permite concebir la constitución del tiempo en un marco discursivo. El tiempo no está, entonces, dado a priori, sino que se constituye en y por el discurso. Sin embargo, el modo en que este lingüista concibe la enunciación, nos reenvía hacia una concepción de un sujeto autoconsciente y con alta capacidad de control sobre dicho proceso enunciativo, puesto que las formas temporales, (…) se determinan por relación con el ego, centro de la enunciación”.
En resumen, “el tiempo surge en la superficie de la enunciación presente de un/os sujeto/s atravesados constitutivamente por un/os otro/s, situados en el pasado, en el presente contemporáneo pero también en el futuro por venir”. Es por eso que el tiempo, y más en el discurso político, depende mucho de quién venga. Parece una obviedad pero no lo es.
En este punto es importante situarnos en la cuestión de la formulación de política, pasemos del dicho al hecho, Mucho se habla de la imposibilidad que tienen los gobiernos de hacer planes a largo plazo por las elecciones, la falta de tiempo y el vaivén entre distintas visiones de una misma cosa. Muchas veces el tiempo fue justificado para apoderarse del poder y decir “necesito más tiempo” y romper con instituciones democráticas.
La perpetuidad, al contrario de la fluctuación y los cambios en la política, son variables, aunque no se analice, del tiempo. Por eso es importante tener noción del transcurso del minutero y, por ende, de cómo transcurre el tiempo. Más en el campo político que pareciera que es escaso y, usando una referencia futbolera, siempre viviéramos en tiempo de descuento.
Hasta acá llegué, espero que les haya gustado. Los invito a que reflexionemos juntos de este tema y si alguno tiene algún comentario, sugerencia o crítica que me la haga llegar por este mail o por las redes de PAW.
Como siempre, muchas gracias. Y si les sobra un mango ayuden para que nosotros podamos seguir haciendo lo que nos gusta.
Me voy no sin antes recomendarles un par de cosas:
- Vean esta película, viste cuando todo el mundo no la ve y estas personas sí, bueno eso paso en el 2008
- Estoy leyendo sobre inteligencia artificial desde la mirada del Sur, me compre la última entrega de NUSO y lo pispeo cuando voy en el subte
- El último artículo de Vicky Musto, sumado a la enorme cantidad de cosas que produzco y produce Politólogos es increíble, así que mi última recomendación es que lean a PAW.