Este lunes, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) emitió un comunicado en el que acusó al gobierno de la República Popular China (RPC) de llevar adelante “actividades cibernéticas maliciosas”, atribuyendo responsabilidad a este Estado por los ataques a los servidores de Microsoft Exchange, ocurridos a principio de año. Según la organización, dichas actividades socavan la seguridad, la confianza y la estabilidad en el ciberespacio. Es la primera vez que la alianza transatlántica denuncia los supuestos ciberataques chinos.
Sin embargo, el comunicado debe entenderse como parte una acción colectiva más amplia ya que, al mismo tiempo, la Unión Europea (UE) emitió su comunicado en el que reconocen que los ataques cibernéticos fueron llevados adelante desde territorio chino. Según la UE ello “ha provocado riesgos para la seguridad e importantes pérdidas económicas para nuestras instituciones gubernamentales y empresas privadas, y ha mostrado importantes efectos indirectos y sistémicos para nuestra seguridad, economía y sociedad en general”. Desde Bruselas también reconocen que las actividades cibernéticas han tenido como objetivo a instituciones gubernamentales y organizaciones políticas, así como industrias europeas clave, con el fin de llevar adelante espionaje y robo de propiedad intelectual.
La respuesta coordinada fue impulsada por los Estados Unidos, quien ha sido más contundente en sus declaraciones. Según la Casa Blanca, “el comportamiento irresponsable China en el ciberespacio es incompatible con su objetivo de ser considerada líder responsable en el mundo”. De esta manera, los Estados Unidos se ponen al frente de una respuesta colectiva por parte de las potencias occidentales de tal manera de incrementar la cooperación en el ámbito de la seguridad cibernética.
Desde Washington acusan a China de haber contratado a especialistas en ciberdelitos para llevar a cabo este tipo de operaciones a nivel global. Las autoridades estadounidenses sostienen que la falta de voluntad del gobierno chino para hacer frente a esta actividad delictiva “perjudica a los gobiernos, las empresas y los operadores de infraestructuras críticas por la pérdida de miles de millones de dólares en propiedad intelectual, pagos de rescates y esfuerzos de mitigación”.
Como parte de la respuesta, el gobierno estadounidense informó que compartirá información sobre las técnicas auspiciadas por China para este tipo de delitos, en conjunto con una guía de acción para mitigarlas. Asimismo, también sostuvo que la administración Biden se encuentra trabajando a contrarreloj para modernizar el sistema federal y la ciberseguridad de la nación, incluida la infraestructura crítica.