Ya introducido el análisis básico del desarrollo económico en los países y habiendo visto evidencia empírica de qué es lo que lo potencia o incentiva, como lo hicimos en la edición pasada al analizar el caso de nuestro país vecino Paraguay (quien levantó sus niveles de desarrollo, tecnología, crecimiento y calidad de vida mediante una fuerte modificación de lo institucional), podemos ver otros de los motorcitos que hacen que los países crezcan (o no).
En esta ocasión vamos a estar charlando acerca del famoso “Capital Humano”. Este factor tan importante para el desarrollo de los países, y no hablo solo en mi opinión cuando digo esto, y el aceleramiento del crecimiento sostenido en el largo plazo (que es el que verdaderamente importa, porque los shocks no dejan de ser shocks), es un punto tan delicado como estudiado , que tiene una relevancia mayor cuando nos contextualizamos tanto en la pandemia como en la Argentina.
Pero ¿a qué le decimos capital humano? Es una medida de qué tan educada está una sociedad y cómo es el retorno de esa educación en el lugar (con retorno me refiero a qué tan bien paga está la educación); asociando mayores niveles de educación, medido en años de estudio calificado, a mejor desempeño económico como país. Es decir, cuanto más estudie la gente de una nación, más fácil va a ser crecer en el largo plazo de manera sostenida para el mismo. Si bien los índices pueden variar dependiendo de cuál se utilice, el resultado no va a fluctuar mucho porque se componen básicamente como una función de los años de educación promedio de un país y su retorno.
Es lógico que piensen que es un factor con pocos incentivos a ser modificado por parte de un gobierno, ya que se mantienen en el poder durante períodos de 4 a 8 años y una modificación en la educación se va a hacer evidente en el desempeño del país cuando los mas chicos (que serían los afectados por la política en este caso) lleguen a niveles de estudio superiores y lo utilicen en sus trabajos. Esto es cierto, el tema está en que un país sin educación va a tener muchos problemas a futuro. El trabajo calificado, que impulsa el crecimiento porque genera las ideas de innovación que dan aumentos de productividad a las naciones, va a ser poco y va a estar incentivado a ir a lugares con mejores niveles de retorno, dejando al país en un lugar peor.
Pero no nos metamos tanto en esto, para la edición de hoy quiero que nos concentremos en entender cómo influye la educación (años) en el retorno esperado de la misma o, en otras palabras, cómo incide un año más de educación sobre nuestro salario futuro. Para esto vamos a analizar Estimates of the Economic Return to Schooling from a New Sample of Twins, un trabajo de Orley Ashenfelter y Alan Krueger para The American Economic Review.
Los autores buscan responder a la pregunta: ¿Cuánto más puede aumentar el salario de una persona con un año más de educación? Este tipo de preguntas suelen ser difíciles de contestar porque, primero que nada, es complicado extraer el efecto de la educación sobre los ingresos del efecto que otras variables relacionadas con la educación tienen sobre los retornos. Es decir, variables tales como la habilidad natural de un trabajador, sus antecedentes familiares y su inteligencia innata son todos factores de confusión que deben controlarse para estimar de manera correcta lo que buscamos con precisión. A su vez, también surge un problema con este tipo de estudios, porque cuando se les pregunta a las personas sobre cuánto ganan es sabido que la gente tiene una tendencia a mentir y reportar mayores niveles de salario que los que realmente tienen. Lo mismo pasa cuando se les pregunta sobre la cantidad de años de educación que tienen.
Para evitar estos problemas, Ashenfelter y Krueger tuvieron una idea bastante llamativa, encuestar a gemelos, recopilando información sobre su educación, ingresos y antecedentes familiares. Dado que los gemelos son monocigóticos (acá tuve que meterme en el campo de la medicina para entenderlo, pero básicamente significa que son gemelos de un solo cigoto), son genéticamente idénticos y tienen antecedentes familiares similares, proporcionan un excelente control para variables de confusión. A su vez, para eliminar el problema del sesgo de medición generado por el incentivo a mentir en la encuesta, los autores preguntaron por separado de manera simultánea a cada par de gemelos y les hicieron preguntas acerca del trabajo más reciente y la educación tanto propia como de su hermano/hermana.
El experimento se llevó a cabo en un famoso festival de gemelos en Estados Unidos, mas específicamente en el 16vo festival del día anual de los gemelos en Twinsburg, Ohio. Para ver los resultados empíricos de este estudio vamos a analizar la tabla número 5 del paper:

¿Qué nos dice la tabla? Las columnas indican diferentes mecanismos estadísticos para medir lo mismo, pero quedémonos con la primera columna, (i). Ahora, a la izquierda encontramos la columna de variables, para cada una de las variables, el resultado de la encuesta arroja un determinado valor en la columna (i). Este valor puede ser interpretado como la incidencia que tiene la variable sobre nuestra incógnita de interés, en este caso, el salario esperado.
Si interpretamos la misma, podemos ver que la encuesta nos indica que la propia educación (own education en la tabla) tiene un efecto del 0.105 en el retorno esperado, es decir, un año más de educación aumentaría, según este estudio, un 10% nuestro salario aproximadamente.
La edad (variable age y age squared) tiene un comportamiento diferente, si suponemos que somos jóvenes iniciando nuestra carrera laboral/profesional, a medida que aumentamos nuestra edad sumamos experiencia y productividad, esto tiene un efecto positivo sobre el salario cada año, pero va a llegar un momento en el que la edad se vuelve un problema, porque si miramos una persona que pasó sus 55 años es lógico de pensar que pierde capacidad productiva y, en este punto, un año más en la edad tiene una repercusión negativa en el salario.
Cuando vemos la variable sexo (en la tabla llamada Male, donde mide que efecto tiene ser hombre sobre el salario), podemos notar que el hecho de nacer siendo hombre tiene estadísticamente un 15% más de retorno que nacer siendo mujer.
Algo raro se da en la variable de raza, en la tabla detallada como White, porque estaríamos diciendo que ser blanco hace caer el salario y esto es al revés. Se da porque al festival parece haber asistido poca gente no blanca (digamos, afroamericanos o hispanos) con altos niveles de salario y esto estaría generando ese resultado. Pero no se preocupen, no es relevante.
Después hay variables como la situación sindical (Covered by union), estado civil (Married), la experiencia laboral (Years of tenure) y, por último, la educación de los padres (Father’s education y Mother’s education), donde vemos que no tiene una incidencia significativa, es decir, la educación de nuestros padres poco influye en nuestro salario futuro.
Terminado el análisis estadístico del problema, volvemos al tema principal de este artículo, el capital humano. Vimos recién que la educación tiene un efecto positivo sobre el nivel de ingresos y, si relacionamos esto con la primera edición del Newsletter donde hablamos del PBI per cápita como medida del nivel de vida entre países, podríamos decir que invertir en educación puede llegar a hacer que un país acelere su desarrollo y esté mejor en términos de ingresos que antes. ¿Cuál es el problema de esto? El tiempo que lleva llegar a esos niveles de educación y el costo que conlleva invertir en la misma.
Si miramos en la situación actual de nuestra querida Argentina, me lleva a lamentarme por el hecho de la cantidad de chicos sin acceso a la educación que hay actualmente. Y si sumamos la imposibilidad de acortar esta brecha producto de la pandemia, deja que desear. Ahora ya sabés que estudiar te va a hacer vivir mejor en un futuro. Y no porque te lo dice tu vieja, esta vez hablaron los datos.
Te espero el mes que viene en la próxima edición para que sigamos tratando temitas económicos. Recordá que todo feedback es bienvenido.
¡Cuidate!
BONUS: