Luego de tres semanas de juicio, el jurado de doce miembros debatió sobre lo sucedido y llegó a un acuerdo tras no muchas horas, declarando culpable a Chauvin del asesinato de Floyd. Actualmente, el juez dispone de ocho semanas para determinar la condena.
Floyd, un afroamericano nacido en 1973, fue víctima fatal del expolicía Chauvin, tras haber sido detenido por pagar en un supermercado con dinero falso el 25 de mayo del 2020 en Minneapolis. Este hecho quedó registrado y rápidamente se viralizó a nivel mundial el video donde se ve a Chauvin arrodillado sobre el cuello de Floyd, y este último pidiendo ayuda porque no podía respirar. El material audiovisual se instaló en la esfera pública como disparador a sucesivas protestas en contra del racismo, el abuso policial, hostigamiento y violencias que sufre la comunidad afroamericana.
El movimiento Black Lives Matter creado en 2013 venía denunciando asesinatos y hechos de desigualdad, pero cobró especial énfasis después de lo ocurrido con Floyd de tal manera que dicha consigna fue replicada en muchos países y en muchas redes sociales.
El racismo y el abuso policial no son únicamente problemas domésticos y particularmente localizados en Estados Unidos, sino que traspasan fronteras y están presentes en muchas naciones, incluso implícito en discursos cotidianos. Joe Biden, manifestó que el país está ante un momento de cambio significativo y también mencionó que “el racismo sistémico es una mancha en el alma de la nación”.
Floyd se convirtió en bandera de la lucha antirracista y su caso visibilizó otros similares. La declaración de culpabilidad a Chauvin es un gran paso esperanzador para pensar en un devenir más justo.