Navalny preso, protestas masivas y miles de detenidos: ¿Qué está pasando en Rusia?

El domingo 17 de enero el activista anti-corrupción y opositor del gobierno ruso Alexei Navalny regresó a su país desde Alemania y fue detenido al ingresar al aeropuerto. El 23 de enero se desataron grandes protestas a lo largo y ancho de Rusia en respuesta a este hecho, que culminaron con aproximadamente 3000 ciudadanos detenidos. ¿Cómo se llegó a esto?

En agosto de 2020 Alexei Navalny fue internado de urgencia en Omsk, Rusia, tras descompensarse en un vuelo a Moscú. Dos días después fue trasladado a Alemania e ingresado en un coma por aproximadamente dos semanas. Él mismo sostiene que fue envenenado con un agente nervioso Novichok cuando se encontraba en el aeropuerto. Sus dichos fueron respaldados por estudios realizados en laboratorios alemanes, franceses y suecos. Navalny dice haber sido envenenado por el gobierno ruso dado que es un reconocido opositor. Por su parte, el gobierno ruso, respaldado por el gobierno de Bielorrusia y los médicos que lo atendieron en la ciudad de Omsk, sostuvo que no había pruebas para decir que se trataba de un envenenamiento.

Los hechos nunca terminaron de ser esclarecidos. Lo cierto es que Navalny pasó todos estos meses recuperándose en Alemania y decidió volver a la ciudad de Moscú la semana pasada. Al llegar al aeropuerto, fue detenido cuando realizaba el control de pasaportes. Según el gobierno ruso, la causa oficial fue no comparecer a una audiencia de libertad condicional de una sentencia suspendida que recibió hace seis años, por lo que fue detenido inicialmente por 30 días que podrían ser extendidos. Según Navalny, los cargos fueron fabricados para encerrarlo por sus convicciones políticas, principalmente su activismo anti-corrupción y su foco en el presidente Putin.

Durante toda la semana posterior a su arresto, comenzaron a organizarse mediante redes sociales distintas protestas en toda Rusia para el sábado 23 de enero. En Rusia, para realizar una marcha, se debe pedir autorización a las autoridades con 10 días de anticipación, condición que no fue cumplida  por quienes organizaron estas protestas. Por este motivo, el gobierno ruso ya había advertido que cualquier manifestación sería dispersada. Sin embargo, esto no fue suficiente para disuadir a los manifestantes.

Así fue como el sábado 23 de enero se llevaron a cabo protestas en todo el país. Las manifestaciones más grandes tuvieron lugar en Moscú, donde miles de personas se reunieron para marchar desde la Plaza Pushkin hasta el Kremlin y frente a la prisión de alta seguridad donde está detenido Navalny. Otras manifestaciones tuvieron lugar en ciudades como San Petersburgo, Khabarovsk, Vladivostok y Yakutia. También hubo protestas fuera de Rusia que se solidarizaban con Navalny, en países como Estonia, Alemania, Bulgaria y Francia.

Mientras la policía trataba de dispersar las protestas (que se iniciaron y se desenvolvieron de manera pacífica), pudieron verse escenas de gran brutalidad policial, con oficiales golpeando y pateando a los manifestantes y personas heridas siendo dispersadas. El periodista Matthew Luxmoore de la radio Free Europe publicó en su cuenta de Twitter varios videos que demuestran esto. Además, según OVD-Info (organización de medios independientes que monitorea el respeto a los Derechos Humanos y la persecución política en Rusia), 3770 personas fueron detenidas en las manifestaciones en apoyo a Navalny, entre ellas, Yulia Navalnaya (la esposa de Navalny), Lyubov Sobol (abogada y activista anti-corrupción) y Lev Shlosberg (político). De todos modos, ya han sido liberados en su mayoría.

Internacionalmente, el accionar policial y del gobierno ruso fue condenado. Funcionarios de la Unión Europea y Estados Unidos pidieron que se respeten los derechos de  los ciudadanos rusos, especialmente el derecho de reunión que actualmente se encuentra muy coartado en la legislación rusa.

Dentro de la ciudadanía rusa hay visiones contrapuestas con respecto a las protestas que fueron organizadas. La periodista independiente Katya Kazbek explica que, si bien ella es una gran opositora al gobierno de Putin, las protestas en favor de Navalny fueron muy poco organizadas y sin un objetivo claro. Esto terminó generando que muchísimas personas sean detenidas, especialmente jóvenes cuyos historiales quedarán marcados para siempre, lo que les generará dificultades a futuro para, por ejemplo, conseguir empleo. Las protestas no cumplieron su cometido y terminaron siendo perjudiciales para los ciudadanos más vulnerables que fueron detenidos. Según ella, “la mayor parte del apoyo a Navalny son fanáticos nacionalistas que no se centran en los problemas reales como la libertad de reunión en Rusia o la necesidad de una oposición más prominente, sino que cambian el enfoque de lo que realmente es la situación política”.

Durante el fin de semana, una parte de la ciudadanía rusa ha mostrado su voluntad de defender no solamente a Navalny, sino también los derechos y garantías constitucionales para toda la población rusa. Sin embargo, la oposición no está siendo capaz de organizarse en torno a estos ideales y establecer objetivos concretos para beneficiar a la población. ¿Podrán hacerlo en el futuro mediano para ponerle un freno al gobierno y evitar así la represión en futuras protestas pacíficas?

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