Evangelion: El fin de la historia

Los 90’ fueron una época de grandes cambios globales: la desintegración de la Unión Soviética, un debilitamiento del Estado-Centrismo a causa de la legitimación de actores no-estatales, el auge de la globalización, un boom de las telecomunicaciones, la internacionalización de las producciones culturales y la re-interpretación de autores clásicos de la filosofía política. Y fueron también, cuna de 2 grandes obras que no abandonan protagonismo hasta la actualidad. 

En 1989, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín, el politólogo estadounidense de origen japonés Francis Fukuyama escribió para The National Interest,  un artículo que provocaría un revuelvo que trascendería el ámbito académico. ¿El fin de la historia? declaraba asertivamente:

“Lo que podríamos estar presenciando no es el fin de la guerra fría, o la culminación de un período específico de la historia de la posguerra, sino el fin de la historia como tal: esto es, el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia occidental como la forma final de gobierno humano. Lo cual no significa que ya no habrá acontecimientos […] porque el liberalismo ha triunfado fundamentalmente en la esfera de las ideas y de la conciencia, y su victoria es todavía incompleta en el mundo real o material. Pero hay importantes razones para creer que éste es el ideal que ‘a la larga’ se impondrá en el mundo material”

“El fin de la historia” no implica el fin del ciclo natural de nacimiento, vida y muerte, o que no ocurran más eventos con los que llenar los periódicos, sino que no habrá nuevos progresos en el desarrollo de principios e instituciones porque los problemas cruciales han sido resueltos. Fukuyama propiciaba en su paper -y posteriormente en su libro de 1992 “El fin de la Historia y el último hombre”- un destino común para todos los Estados, sociedades y sujetos: un sistema inter-estatal de democracias liberales movidas por un nivel de ideas unificado y unívoco sobre religión, cultura y valores morales.

5 años más tarde, en octubre de 1995, Studio Gainax inauguraba su segunda era de producción de animación original con  Neon Genesis Evangelion, bajo la dirección de Hideaki Anno. Sus 26 episodios fueron un éxito, a pesar (o gracias a) los problemas de producción.

El proyecto había comenzado como una secuela de una película del estudio, pero problemas presupuestarios y la depresión clínica de Anno llevaron a su abandono. Una vez recuperado, el director tomó el concepto básico “no huir” del film frustrado y lo re-pensó en función de una batalla entre humanos y dioses.

La serie comenzó a desarrollarse con sólo una parte del guión aprobado, y a partir del capítulo 16 tuvo un giro crítico. Inspirado por libros de psicología, el director decidió que la serie sólo iba a guiarse por “su propio sistema de valores”.

¿Pero de qué trata Evangelion? En el año 2000 un meteorito se estrelló en la Antártida y mató a la mitad de la humanidad elevando las temperaturas y el nivel oceánico. Los sobrevivientes lo llamaron “Segundo Impacto”, siendo el primero el que extinguió a los dinosaurios.

15 años más tarde, los autores del Segundo Impacto retornan a la Tierra. Gran parte de la población ha quedado concentrada en Tokyo-3, una fortaleza mecanizada construida para defensa de la humanidad. En ella se encuentra la sede de NERV, una organización secreta regida por la ONU que ha diseñado robots para vencer a los atacantes, en vista de que las armas ordinarias (incluso las nucleares) no pueden cumplir su propósito.

Los robots llamados “unidades EVA” son piloteados por jóvenes de 14 años. El protagonista, Shinji, un adolescente perturbado e introvertido se resiste, pero no tiene más opción que luchar.

La serie se centra en los pensamientos y relaciones de y entre los personajes, en medio de un mundo pos-apocalíptico al borde del arrase.

El estudio de animación Studio Ghibli (donde Anno se había forjado un nombre en la industria) había abierto las puertas a Occidente para el anime japonés, facilitando su distribución para mercados angloparlantes -y posteriormente los hispanohablantes-. Evangelion llegó a Estados Unidos y Europa en 1997, transformándose en un fenómeno popular que alcanzaría dimensiones globales.

Es así que Estados Unidos y Japón debatieron sus visiones de mundo una vez más. Las obras de Fukuyama y Anno discuten temáticas que consternaron (y consternan) a los sujetos y discursos: La idea de estatalidad, los entreveros de la psiquis humana, la ciencia natural moderna, la homogeneización cultural, la interpretación de la dialéctica hegeliana, y sobre todo, una preocupación por el futuro de la humanidad.

Este 2019 ambas producciones vuelven a estar en el centro del ojo público, una por cumplirse 20 años de la caída del Muro de Berlín y otra por la adquisición por parte de Netflix de sus derechos de transmisión.

La propuesta de esta serie de artículos es poner a dialogar la tesis de Fukuyama y la (¿involuntaria?) antítesis de Anno en clave hegeliana, considerando al “mundo de las ideas” como combustible y motor del mundo material.

El objetivo se concentrará en contestar ciertos interrogantes, o como mínimo, esbozar respuesta para ellos:

  • ¿Qué ideas comparten y en qué difieren un politólogo estadounidense y un director de animación japonés?
  • ¿Cómo es que este compendio de ideas nipón-norteamericano pudo globalizarse y ganar un lugar preponderante en culturas disímiles alrededor del globo?
  • ¿Qué tienen  que decir estas creaciones sobre los tiempos en las que fueron creadas?
  • ¿Qué imágenes comparten y cuáles contestan una a la otra?¿Cómo aportaron a configurar el mundo en el que vivimos hoy?
  • ¿Qué lograron prever y qué aspectos de la contemporaneidad no pudieron predecir?

¿Estamos  efectivamente en el fin de la historia?

Escrito por

Lic. en Relaciones Internacionales. Lic en Ciencia Política. Todo lo que escribo es a título personal a menos que se explaye lo contrario.

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