En los últimos años, la crisis política de Oriente representó una expulsión masiva de capital humano hacia el viejo continente. Europa y sus sistemas de seguridad son desafiados a diario tanto por los integrantes que arriban de forma legal, como los que lo hacen por vías ilegales. Si a la vida diaria se refiere, los flujos migratorios podrían ser la representación de una crisis que se traduce en cuestiones de seguridad, alimenticias, burocráticas y de salud pública, entre otras. Tal es la crisis que ocupa al viejo continente que el sistema de seguridad Schengen empleado por la Unión Europea hace 24 años fue modificado en reiteradas oportunidades desde el 2016.
El Sistema de Seguridad Schengen implicó que varios países de Europa suprimieran los controles de fronteras interiores y trasladaron esos controles a las fronteras exteriores. Dicho acuerdo establece un espacio común (denominado espacio de Schengen) por el que puede circular libremente toda persona que haya entrado regularmente por una frontera externa o resida en uno de los países que aplican el Convenio.
Ahora bien, como se nombró anteriormente, durante el año 2016 el consejo de la unión Europea aprobó una serie de medidas que buscan mejorar el Sistema de Información de Schengen. Las modificaciones al sistema de seguridad trabajan en torno a dos cuestiones fundamentales: el cuidado de las fronteras externas de la Unión Europea y la nueva disposición del control interno de las fronteras entre países Europeos.
La primera cuestión es un tema trabajado desde hace ya mucho tiempo, la urgencia en emplear un nuevo cuidado de fronteras externas nace fundamentalmente del ingreso de personas en calidad de refugiados o migrantes provenientes de zonas en conflicto que son recibidos en el continente, en numerosas oportunidades, de forma ilegal. Solo en 2016 , emigraron a la UE 2 millones de ciudadanos de terceros países. En el mismo año los Estados miembros de la UE concedieron la nacionalidad a casi 1 millón de personas.
En segundo lugar, lo que resulta más novedoso, es que el comunicado emitido por el consejo de la Unión Europea menciona en un punto aparte el cuidado de fronteras internas. Teniendo en cuenta que la Unión Europea es la primera mancomunidad de naciones de total integración es curioso pensar que, por primera vez en mucho tiempo, se dedique un punto apartado a dichas fronteras.
La soberanía para la Unión Europea, tanto como para el resto de los Estados del mundo, representa un punto de vital importancia. Desde la integración total de gran parte del continente se renuncia a la idea Westfaliana de soberanía para crear un nuevo concepto de esta que introduce una total integración en materia de seguridad y cuidado de fronteras internas de la cual nace el sistema Schengen. Persiguiendo esta nueva idea de soberanía y en búsqueda de que los ciudadanos de Estados europeos sean simplemente ciudadanos europeos, las barreras limítrofes internas fueron lentamente desapareciendo hasta volverse completamente inexistentes en la mayoría de los casos.
Ahora bien, la necesidad de volver a tratar este tema refleja en algún punto la falla parcial o completa de viejas implementaciones del viejo continente en materia de seguridad interna y, de alguna forma, la Unión Europea parecería estar volviendo a tomar algunas características del viejo orden soberano de Westfalia.
¿Significa esto el fracaso completo de la integración en materia de seguridad de la Europea? La Unión Europea conforma en la actualidad el bloque económico más exitoso y duradero del mundo. La integración a nivel económico de la Unión Europea es tremendamente provechosa para los Estados parte. La resolución de conflictos entre los miembros también es un logro no menor dentro del bloque y esto a su vez representa una victoria en materia de seguridad interna.
No es posible hablar de un fracaso respecto a la Unión Europea. Es apropiado tener en cuenta que las necesidades surgen del contexto, es por esto que la Unión Europea debe adecuarse a las problemáticas que sufre en la actualidad. Tampoco es posible hablar de un fracaso en materia de seguridad en el sistema Schengen, ya que la problemática actual que ocupa a la UE no cuenta con el tiempo necesario de estudio como para ser abordada.
La definición de nuevas amenazas sugiere que no existen protocolos anteriores para proceder en la materia, lo que significa que la implementación de nuevas políticas por parte de la Unión Europea son realizadas a ciegas, a una suerte de prueba y error.
Las problemáticas internacionales cambian constantemente la arena política internacional y, con más dudas que certezas, se deberá esperar a que transcurra un tiempo considerable entre la toma de decisiones, la implementación de nuevas políticas y el resultado de estas para estudiar el caso en profundidad.
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