Feminismo ruso ¿Un terremoto necesario?

Disclaimer: Los eventos y personajes seleccionados son a modo ejemplificativo y no abarcan ni agotan los procesos ni bloques históricos que buscan interpretarse.

Los feminismos, universos en sí mismos, pueden amalgamarse bajo el paraguas de la crítica: todos y cada uno son una respuesta no conciliatoria para con el orden vigente y sus parámetros establecidos en clave de género.

Para estudiarlos es necesario situarlos espacio-temporalmente, pero sobre todo, evaluar sus condiciones de posibilidad realizando preguntas en las que el movimiento sea la respuesta. Las de este artículo serán:

¿Qué forma adquiere el orden patriarcal actual en este país?¿Qué lugar ocupa el feminismo en la Rusia de hoy?¿Es necesario?

No obstante, hay que tener siempre presente que el caso ruso escapa a  los marcos analíticos tradicionales, siendo tan agotador como vano intentar asimilarlo al feminismo propio de la Europa Occidental y Estados Unidos.

Si a este se lo representa como una marea que avanza y retrocede para crear nuevas olas, hay que pensar al feminismo ruso como un terremoto que sacudió las bases de un Imperio, y cuyo fantasma amenaza con atacar de nuevo en el momento menos pensado.

Un breve recorrido histórico

Para contestar las preguntas es necesario tener una base (aunque escueta) sobre el lugar que ocupó el movimiento a lo largo de la historia de Rusia.

Sus inicios no estuvieron marcados por la exigencia de derechos políticos (como sí para el sufragismo) sino por la lucha por la universalización de la educación superior y el acercamiento a las teorías marxistas (1).

Iniciado el siglo XX, las mujeres -que ya eran parte de la masa trabajadora- fueron vanguardia y cuerpo de las Revoluciones de 1905 y 1917, gritando a voces llenas que la desigualdad de género es indisociable de la lucha de clase.

Obreras y campesinas consiguieron el derechos a poseer y administrar bienes, a la educación mixta, al divorcio, al aborto, a igual salario por igual trabajo que los varones, la protección a las mujeres embarazadas con beneficios sociales y la creación de un departamento para la protección de las madres y niños. La Unión Soviética se transformó en el primer país de la historia en tener una mujer ministra y una mujer embajadora (Coni en Kollontay, 2014).

Pero tras la enfermedad de Lenin y el ascenso de Stalin el feminismo se transformó en una amenaza y debió sobrevivir en la clandestinidad. Durante los 70’s, activistas y militantes publicaban ilegalmente almanaques que daban cuenta de la situación de explotación de la mujer en la Rusia Soviética como forma de resistencia.

Llegados los 90′ y con la disolución de la URSS, se levantaron las proscripciones legales y nuevos debates comenzaron a surgir en el seno del feminismo ruso. Algunas son las expuestas aquí.

¿Qué forma adquiere el orden patriarcal actual en este país?

El patriarcado es polimorfo: se desarrolla de maneras muy diversas en el plano diacrónico y se presenta cual caleidoscopio en el escenario sincrónico. A continuación, un extracto de la Rusia contemporánea.

Trabajo doméstico

El Centro Ruso de Estudio de la Opinión Pública publicó en 2017 un estudio sobre las preferencias de hombres y mujeres a la hora de escoger pareja: El 27% de los varones ponderan la belleza y casi un 10% que su potencial esposa sepa llevar adelante las tareas hogareñas. En adición, un informe de 2013 reflejó que solo el 38% de hombres y mujeres apoyó el ‘igualitarismo abstracto’ en la vida doméstica (tareas como cocinar, la limpieza, el cuidado de los niños, etc. se etiquetaron como exclusivamente femeninas, y la única que se adjudicó en exclusiva a los hombres fue la guerra).

No obstante, una encuesta del año 2016 revela que el 52% de les ruses ven más atractivo un tipo de relación en el que los dos miembros tienen los mismos derechos y obligaciones y toman las decisiones de forma conjunta; mostrando una amplia diferencia respecto del trabajo anterior.

Violencia de género

Según las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior de Rusia, en 2015 hubo 50.780 víctimas de violencia doméstica; y especialistas afirman que un 90% de las víctimas no denuncian los crímenes. Se estima que muere una mujer cada 40 minutos en este país.

Aún así, La Duma -el parlamento ruso- aprobó en 2017 un proyecto de ley presentado por el partido de Vladimir Putin “Rusia Unida” que despenaliza la violencia doméstica siempre que la agresión no “cause daños a la salud de la víctima” y “no se reitere”.

Representación política

Una encuesta del centro Levada mostró que al 54 % de les ciudadanes no le gustaría ver a una mujer como presidenta y solo un 33% lo considera posible.
Según Karina Pipia, socióloga del centro, existe una importante diferenciación de edad: las rusas jóvenes muestran una opinión más favorable sobre la imagen de la mujer en la política; pero también advierte que en los años 90, la imagen de la mujer en la opinión pública rusa era más democrática que ahora debido a un auge de los valores conservadores que comenzó con la asunción de Putin al poder.

De cualquier modo los números son contundentes: en el parlamento las mujeres ocupan solo el 15,8% de las bancas; y dentro de los ministerios menos del 10% de los puestos (datos de 2014).

Mundo del Trabajo

Según el Índice de la Brecha de Género de 2017 el 61,3% de las mujeres tiene puestos profesionales y técnicos (frente al 36,8% de los hombres). Sin embargo, Rusia es uno de los países del mundo con la mayor cantidad de profesiones prohibidas a las mujeres: 465 en total.

Por otro lado, las madres rusas trabajadoras cuentan con una de las licencias por maternidad de más duración: pueden ausentarse hasta 3 años para criar a sus hijes sin perder su puesto. A su vez, a petición de la mujer, las vacaciones para cuidar al niñe pueden ser usadas también por el padre, por la abuela o el abuelo del niño.

¿Qué lugar ocupa el feminismo en la Rusia de hoy?

En el apartado anterior se presentaron las condiciones de posibilidad del movimiento. Frente una Rusia actual atravesada por estos fenómenos, surgen varias formas de conformidad, revisión y resistencia.

Buscando simplificar el análisis, se presentarán 2 perspectivas: la que clama que Rusia es un país pos-feminista que ya no necesita del movimiento (expuesta por Anna Fedorova, en el video bajo este párrafo) y la que por el contrario afirma que es necesario un feminismo fuerte en el país.

Dlana Brunk, columnista y editora de Russia Beyond presenta una postura diferente. En un artículo de 2014 expresó en un artículo de 2014 que en la sociedad rusa existe un:

“‘sexismo sin sexo’ en el que ‘por un lado, las diferencias de género han sido teóricamente ignoradas y políticamente menospreciadas’ pero, ‘por otro lado, tanto la opinión pública como las prácticas sociales han sido extremadamente sexistas, tomando todas las diferencias sexuales empíricas como naturales’. Esto significa, en la práctica y en líneas generales, que los rusos se adhieren a roles de género relativamente estrictos: se espera que las mujeres cuiden inmaculadamente de su vestuario e higiene, deseen tener muchos hijos, actúen como epicentro de la familia y sean muy ‘femeninas’; mientras que, de los hombres, se espera que cumplan con las responsabilidades financieras, protejan a sus mujeres hasta la muerte y caminen con cierto aire de machote arrogante”.

Yulia Shamporova, analista y escritora para Russia Beyond, presenta una postura muy diferente. En sus palabras:

La victoria del feminismo en Rusia es falsa, aunque durante décadas se les vendió esta idea a los hombres y mujeres de la URSS. A pesar del activo movimiento feminista que hubo en el Imperio ruso a principios del siglo XX, y del hecho de que las mujeres obtuvieran el derecho al voto en 1917 (antes que en la mayoría de los países), en Rusia no hay igualdad de género

Y recalca que “Si hablas de feminismo, lo más probable es que te avergüencen públicamente, que se mofen de ti o te critiquen de manera agresiva. Las feministas en Rusia tienen que tener un carácter fuerte”.

¿Es necesario?

Marina Bolotnikova, colaboradora del Harvard Political Review, decidió presentarles el título de este apartado a las mujeres rusas en 2011 y escribir un artículo con sus contestaciones. Concluyó su columna diciendo:

“if women are insisting that they are not being oppressed or coerced, perhaps it would not be unreasonable to believe them/Si las mujeres insisten en que no están siendo oprimidas o coercionadas, tal vez no sería irracional creerles” (traducción propia).

Yulia le preguntó a sus lectorxs en una de sus publicaciones, y la cerró diciendo:

“Y todavía te preguntas si Rusia necesita el feminismo? Realmente es una cuestión de vida o muerte”.

Aunque disonantes, no se deben subestimar ninguna de las dos proposiciones: las rusas deben ser tomadas como sujetos activos de su realidad política, capaces de analizarla y estructurarla de forma que sean protagonistas; a la vez que necesitan de todo el apoyo político posible para lograr construir el futuro que quieren para sí.

Empero no agotan el análisis, puesto que dan lugar a nuevas preguntas:

¿Acaso el terremoto ya sacudió al patriarcado y Rusia enfrenta los desafíos de una sociedad pos-feminista?¿O es necesario un nuevo temblor que quiebre definitivamente las bases del patriarcado?

Este artículo no busca cerrar el debate, sino invitar a estar atentes al terremoto ruso.

Notas al pie:
(1) Hasta la creación de la Duma luego de la Revolución de 1905 ningún súbdito del Zar Imperial poseía derechos políticos independientemente de su género.

Bibliografía:
Kollontay, A (2014) Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado 1921: mujer, economía y sociedad. Ituzaingó, Argentina: Editorial Cienflores.

Escrito por

Lic. en Relaciones Internacionales. Lic en Ciencia Política. Todo lo que escribo es a título personal a menos que se explaye lo contrario.

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