¡Hola! Bienvenido a la cuarta entrega de Bitácora Ambiental. Este es nuestro punto de encuentro quincenal para seguir la agenda climática y socioambiental en Argentina, Latinoamérica y el mundo. En cada edición voy a acercarte información clave, análisis y oportunidades para formarte e involucrarte. Hoy te propongo que reflexionemos sobre las narrativas construidas en torno al ambiente, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente. Una fecha que es una oportunidad para mirar lo que está en juego en el contexto de crisis ecológica global y el avance de las ultraderechas, particularmente, en nuestra región. 

En tiempos donde parecería que lo ambiental fue desplazado del centro de la agenda política, es importante retomar los avances realizados desde la academia en el estudio del vínculo entre sociedad y ambiente. Gracias a estos trabajos, hoy podemos afirmar que el ambiente sigue siendo una prioridad para la ciudadanía.

El documento Acción Ambiental del PNUD Argentina (2024) analizó las creencias, expectativas y comportamientos de la sociedad argentina frente a los riesgos ambientales. El índice de Percepción de Impacto del cambio climático en 2022 mostró que el 67% de las personas encuestadas perciben un nivel de impacto alto, y lo reconoce como una consecuencia de las actividades humanas. A su vez, el reciente estudio de la consultora Sentimientos Públicos indica que el 91% de los argentinos considera “importante” o “muy importante” abordar las problemáticas ambientales.

Este aumento sustancial de interés entre 2022 y 2024 es especialmente destacable si consideramos los retrocesos recientes: el vaciamiento de políticas ambientales, la deslegitimación de la militancia ambiental, discusiones vacías de sentido y la proliferación de discursos que niegan o relativizan la crisis ecológica impulsadas desde el oficialismo desde diciembre de 2023. Un escenario donde el negacionismo toma nuevas formas: ya no sólo niega el cambio climático, sino que tiene la capacidad de desarticular su urgencia política. 

Como vengo mencionando desde entregas anteriores, el negacionismo se expresa en la desinversión, el desmantelamiento de organismos públicos, la reducción de lo ambiental a un “lujo ideológico” o en la narrativa que sostiene la existencia de “urgencias más importantes”. En todas sus formas, busca incidir en la jerarquización de los problemas en el debate público y, en consecuencia, desactivar la acción colectiva.

Frente a eso, construir una narrativa sólida, plural y situada es urgente. Aquello que se disputa es el sentido común, y con él, las preguntas estructurales: ¿qué es el desarrollo? ¿Qué es la justicia? ¿Qué tipo de vida vale la pena defender?

La sociedad reclama imaginación política, soluciones que integren el bienestar generalizado y la eficiencia ambiental, reduciendo los daños al mínimo posible. Y para eso, es clave entender cómo las percepciones inciden en la acción. 

El documento del PNUD que les mencionaba anteriormente abordó las implicancias de las percepciones sobre la crisis climática en la acción y participación ciudadana frente a los rasgos ambientales: las acciones individuales y privadas de reducción del daño se realizan con mayor proporción y frecuencia. El Índice de Acción que se propone -calculado a partir de personas que se involucran de forma activa en acciones de lucha por cambio climático- indicó que menos de 2 de cada 10 de las respuestas presentan un nivel alto. 

Esto sugiere un espacio para el incremento de participación en las acciones ambientales, evidenciando la oportunidad de las organizaciones para alcanzar un mayor involucramiento y “construir un espacio de participación que capitalice el muy buen punto de partida que tienen estas organizaciones en términos de confianza” (PNUD Argentina, 2024, p. 67).

Ante esta oportunidad, es necesario destacar que cuando hablamos de crisis climática, no todo es retroceso. Hay infinidad de iniciativas que se reinventan en muchas provincias y municipios del país, desde los márgenes del poder mediático, corporativo y político. Agendas ambientales reconfiguradas por recuperadores urbanos, juventudes, cooperativas, sectores de la economía regenerativa y experiencias pedagógicas que trabajan por el reconocimiento de lo ambiental con los problemas cotidianos. 

Incluso en momentos de emergencia política, la agenda ambiental se transforma, se mueve, se resignifica; y desde este espacio intento, no sólo señalar y discutir aquello que falta, sino también darle un eco a lo que está creciendo Nuevas formas de construir y defender la democracia. 

Si te interesa participar en espacios colectivos de construcción política, te comparto Clima Sur, el Laboratorio de Innovación en Política Ambiental, un programa de formación y acción política ambiental para jóvenes de entre 18 y 30 años de Córdoba y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Fecha límite de inscripción: 10 de junio

Más información acá

Gracias por leerme, nos reencontramos en quince días.

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