La Iglesia ha elegido al cardenal estadounidense y nacionalizado peruano Robert Prevost, de 69 años, como Papa n.º 267 de la Iglesia Católica y será reconocido como “León XIV”. Nacido el 14 de noviembre de 1955 en Chicago, Illinois, Estados Unidos.

Pero, ¿quién fue Robert Prevost? Fue un sacerdote, obispo y posterior cardenal perteneciente a la orden de los Agustinos (OSA) desde 1977, comenzando su vida como sacerdote en 1981. Fue filósofo, teólogo y doctor en Derecho Canónico.

Luego de finalizar sus estudios fue a Perú, donde siguió con su misión agustina en 1985, siendo canciller de la Prelatura territorial de Chulucanas hasta 1986. En 1987 estuvo realizando misiones agustinas en Illinois.

En 2014, fue nombrado por el Papa Francisco como administrador de la diócesis de Chicalayo, Perú, elevándolo como obispo de dicha diócesis hasta su ordenación episcopal, el 12 de diciembre de ese mismo año (Fiesta de la Virgen de Guadalupe). En 2018 fue nombrado vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, hasta que en 2023 se dirige a Roma cuando Francisco le asignó un puesto en el dicasterio antes mencionado y también fue nombrado presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Esto fue una presentación acerca de León XIV. En el artículo se va a presentar los desafíos que debe afrontar desde la geopolítica en el escenario mundial en el que nos encontramos, ver cómo será la relación con los mandatarios más poderosos del planeta, especialmente Donald Trump, con quien no tiene el mismo punto de vista en diversos asuntos, especialmente los globales, y cómo va a hacer para seguir con el legado del Papa Francisco.

La Santa Sede tiene un rol muy importante en el sistema internacional, luego de la firma de los Tratados de Letrán con Italia en 1929, lo que le permitió contar con una personalidad jurídica internacional, quedando como la única religión que goza de dicho privilegio. Por lo tanto, el Papa pasa a ser un individuo destacado en la sociedad internacional.

Hoy la Iglesia recibió con alegría y gozo a León XIV. Cuenta con un perfil moderado, posee una capacidad pastoral que diplomática, en donde tiene una tarea de generar un equilibrio entre potencias hostiles a la libertad religiosa y otras, bajo la secularización que buscan reducir la voz de la Iglesia a un susurro cultural.

En este contexto, León XIV ha sido empujado al corazón de un tablero geopolítico convulsionado, debido a que el orden internacional atraviesa un momento en donde la fragmentación es superior a la cooperación e igualdad. Es lo que ocurre en la guerra en Ucrania, la expansión de China, el auge del nacionalismo occidental y la crisis ecológica, en donde el Papa debe intervenir sin poder material y no limitarse a la voz de un solo púlpito.

León XIV cuenta con un desafío muy complejo a la hora de establecer relaciones con China. Se sabe el tipo de gobierno e ideología que cuenta este país, por lo que la Santa Sede durante el papado de Francisco ha determinado aplicar una estrategia de “no confrontación” directa al gobierno de Xi Jinping ni tampoco legitimarlo abiertamente, pero también intenta mantener una ventana abierta de diálogo con esta nación porque se sabe que un conflicto que se podría desarrollar puede afectar tanto a la población católica china como al sector episcopal chino.

En el conflicto entre Rusia y Ucrania, el Papa Francisco había adoptado un papel de mediador, pero con declaraciones ambiguas, generando malestar en Kiev (Ucrania) debido a otra estrategia implementada con un enfoque constructivista de mantener una neutralidad activa sin mantener una alineación con las partes en conflicto.

León XIV debe elegir cómo debe actuar frente a este conflicto. Debe actuar entre la prudencia diplomática y el testimonio profético, cuya tensión puede definir una gran parte de su pontificado.

En Medio Oriente, el Papa debe navegar entre el apoyo de las minorías perseguidas y la necesidad de no ser instrumentalizado por agendas geopolíticas. Por lo tanto, a León XIV se le va a exigir hechos más que declaraciones en lo que ocurre con las comunidades cristianas en Iraq, Siria, Líbano, como en el conflicto entre Palestina e Israel.

Este será un tema muy delicado para abordarlo y seguir contribuyendo al llamado de la paz justa, denunciando todos los hechos de violencias que se realizan. La diplomacia del Papa León XIV puede jugar un rol importante porque puede llamar al diálogo interreligioso y al cuidado de las pequeñas comunidades cristianas que están presentes en esa zona.

En África afronta diversos problemas como la persecución religiosa, la pobreza extrema, las migraciones masivas y el cambio climático. La voz de León XIV no solo debe ser pastoral, sino también un poco política, siguiendo el sendero de su predecesor, que significaban gestos fuertes con una continuidad institucional.

Hereda una Iglesia joven en este continente, pero que enfrenta desafíos estructurales. León XIV debe denunciar todo tipo de violencias sin fomentar confrontaciones y proteger a las comunidades locales como en el Congo, Sudán del Sur, Nigeria, Burkina Faso o Mozambique.

El Vaticano tiene la oportunidad de liderar una diplomacia ética que proponga soluciones humanitarias, diálogo interreligioso y justicia ecológica, respuestas similares a las que daría en Medio Oriente.

En el resto de Asia y en América Latina, León XIV combina un desafío geopolítico, pastoral como eclesial, dependiendo las situaciones de cada país o región. Como ser el caso del sudeste asiático, en donde el Sumo Pontífice debe continuar con una diplomacia paciente, firme, que fomente la libertad religiosa.

En Asia Central, el Papa podría impulsar una pastoral de presencia discreta, apoyando a la feligresía católica sin buscar protagonismo, ya que debe afrontar desafíos culturales con una evangelización respetuosa, entrando en diálogo con el budismo y otros credos cercanos.

En cambio, con América Latina tiene el reto de revitalizar una Iglesia herida, dividida y un poco desorientada, sin perder las esperanzas de lo que viven los pueblos. A pesar de que León XIV expresa un profundo cariño hacia su segunda nación (Perú), el desafío que debe afrontar es posible por medio de la reconexión de los pueblos latinoamericanos.

No solo desde lo doctrinal, sino desde el acompañamiento real a los males que afronta América Latina, como la violencia, pobreza y la misma crisis migratoria que afrontan los latinos en la frontera sur en Estados Unidos.

¿Cómo responderá León XIV a las duras medidas que Trump está tomando desde comienzo de año? Él, como Papa, tiene una plataforma para liderar una voz profética y regional para que pueda ser lo que la Iglesia latinoamericana debe ser: defensora de los migrantes y refugiados, manteniendo una línea pastoral que supere la grieta, anunciando la verdad del evangelio sin ideología alguna.

El papado de León XIV se inaugura con un llamado claro y resonante: “La paz esté con cada uno de ustedes”, que no solo marca el inicio de una era de pontificado, sino que también inicia una nueva ruta de una Iglesia que quiere ser un puente en un mundo “fragmentado”.

Desde las Relaciones Internacionales, la Santa Sede continúa ejerciendo un rol significativo mediante la diplomacia moral y la autoridad simbólica. León XIV, con su experiencia como misionero en Perú y su formación agustina, combina la visión de tradición y apertura que hacen posible formar una Iglesia sinodal y cercana para los más necesitados, siguiendo en el clima del presente año jubilar, que une a toda una Iglesia en la esperanza.

Personalmente, me resuena lo que también dijo en el día de hoy, en el llamado de ser constructores de puentes y avanzar sin miedo, unidos, dando las manos a Dios y dándonosla entre nosotros. La veo como una invitación espiritual, como una estrategia geopolítica.

En tiempos de guerra y polarización, el nuevo Papa León XIV se lo ve como un faro de unidad y esperanza, tal como Jesús lo declara en el evangelio: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella” (Mateo 16:18).

El rumbo de su pontificado dependerá de su capacidad de transformar los desafíos que tiene en acciones concretas dentro de la Iglesia y del escenario internacional. Personalmente, confío en que, como Sucesor de Pedro, será guiado por la luz del Espíritu Santo, en donde predique a toda la comunidad internacional mensajes de amor y unidad que tendrán como finalidad tocar el corazón de muchos fieles.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Tendencias